Galardonada en dos ocasiones con el premio Daniel Toscan du Plantier, otorgado a los mejores productores del año, la francesa Silvye Pialat llegó a Mar del Plata para participar del Ciclo Retrospectiva que la 32ª edición del Festival Internacional de Cine le dedicará a su marido, el fallecido director Maurice Pialat. Serán nueve largometrajes y un corto -la mayoría inéditos en la Argentina-, e irán acompañados por cinco filmes de su producción.

En su primera visita al país, la directora de la compañía parisina Les Films du Worso, ofreció una entrevista exclusiva a LA CAPITAL.

– Es la primera vez que participás del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, ¿qué expectativas despierta en vos esta convocatoria, teniendo en cuenta que el motivo es una muestra de películas dirigidas por Maurice Pialat y otras realizaciones producidas por tu compañía?

– Bueno, sí, es la primera vez que estoy en Mar del Plata; a decir verdad, es la primera vez que estoy en Argentina. Quien me recomendó mucho este festival fue Thierry Frémaux, director del Festival de Cannes, que es un enamorado de Argentina y de hecho, va a estar aquí el día 22. Nos cruzaremos en el festival, pero más allá de ello, él me habló mucho del país y me recomendó que lo conociera.

– ¿En qué sitio del eslabón de la creación cinematográfica ubicarías a la producción?

– Para mí es sumamente importante la figura del director, aunque por supuesto, yo estoy detrás, trabajando con ellos. De todos modos puede ser que en mi caso, al estar trabajando con mi apellido, Pialat, se crea algo diferente. Pero para mí lo más importante en el cine es la dirección. El hecho de haber compartido la vida veinte años con un director, hace que para mí la figura de ellos sea lo más relevante.

– Aún así, en tu rol de productora, podés elegir en qué proyectos te involucrás. Y eso te coloca en un plano también relevante.

– Sí, en mi caso es cierto que las producciones vienen a mí. Y sí, elijo asociarme con tal o cual director y ese es el motivo por el cual produzco bastantes películas de autores tan distintos. De todos modos yo tengo gran admiración por los directores, pero no tengo la idea de pensar a quién me gustaría producir.

– Desde tu punto de vista, ¿hay en Francia un resurgimiento del cine de autor?

– Yo te diría que en este mismo momento sí. Me parece que ahora hay una generación de autores nuevos y nos estamos alejando un poco de todo lo que es la Nouvelle Vague y sus sucesores. Estamos en un momento de transición, de cambio de la financiación de las películas, de los sistemas de derechos… yo pienso que hay una revolución en curso, y esto está motivando y reactivando maneras nuevas. Y en estas maneras aparecen directores jóvenes que están abordando la cuestión productiva de manera distinta

– El cine francés de el último lustro parece haber innovado en la mixtura, en los multigéneros… ¿estás de acuerdo con esta idea?

– Efectivamente, esa es la revolución en curso que mencioné recién. En esta revolución los cambios son sustanciales. Por ejemplo esto se observa cuando los mismos autores bromean con los géneros preestablecidos, incluso se burlan de los géneros a los que dedican su cine. Cineastas que se dedicaban a realizaciones austeras y serias, ahora se alejan de los viejos códigos, producen una ruptura de las estructuras del cine. A pesar de las dificultades de la producción, los autores se sienten más liberados, menos rígidos, menos encasillados. Es, sin duda, un momento de construcción y de libertad.

– Nuestro cine ha absorbido todas las corrientes cinematográficas provenientes de Europa, ¿qué película argentina has visto en la que puedas identificar el espíritu de la nueva ola francesa?

– Si bien no soy una experta en el cine argentino, he producido “Jauja”, de Lisandro Alonso, y definitivamente esa realización es sumamente original y nada tiene de la nueva ola francesa. Sin embargo sí que pude advertir cierta influencia en “Relatos Salvajes”, aunque más bien relacionada con el cine italiano.

– En Argentina hacer cine fue una empresa extremadamente complicada durante la crisis económica de finales de los ’90, de modo que los realizadores debieron agudizar el ingenio para hacer cine con escasos recursos económicos. ¿Ha comenzado a suceder esto en países como España, por ejemplo?

– Sí, evidentemente. La falta de recursos te obliga a abolir ciertos géneros que son muy caros económicamente. Y sí, eso está ocurriendo. Sin embargo creo que una buena película no necesita especialmente de dinero. La falta de recursos no va a impedir hacer su trabajo a quien verdaderamente es un director. El buen director va a pensar en escribir ajustándose a las posibilidades que tiene.