por Mariano Suárez

BUENOS AIRES.- Una versión potente de la ópera “Don Giovanni”, inmortal creación mozartiana que barrió con las convenciones sociales (y también sonoras) de su tiempo y consagró en la lírica un tema modelado en la literatura, subió a escena en el Teatro Colón y tendrá otras cuatro funciones hoy, mañana, el domingo 10 y el martes 12.
Inaugurada la temporada con “Beatrix Cenci”, una ópera argentina de Alberto Ginastera, a modo de homenaje al centenario del nacimiento del compositor, el programa lírico ofreció un gesto de retorno a los títulos clásicos con “Don Giovanni”, considerada la “ópera de óperas” por su lugar relativo en el universo mozartiano, su arraigo popular y su aporte a la trasformación del formato, que termina de desligarse de su marca de nacimiento como un género cortesano.
Encargada en primer término al fallecido Sergio Renán, la ópera en dos actos, de 1787 y con libreto de Lorenzo Da Ponte, tuvo la dirección escénica de Emilio Sagi, la dirección musical de Marc Piollet y un reparto excelente que exige la presencia de ocho cantantes de primer nivel en escena para sostener la expresividad de una ópera situada, a un mismo tiempo, en el terreno del drama y la comedia.
“Don Giovanni” trabaja sobre el mito de Don Juan y vuelve a poner en escena la fructífera zona de préstamos e intercambios entre la lírica y la literatura. Aquí la piedra de toque es “El burlador de Sevilla y convidado de piedra” (1625), atribuida a Tirso de Molina.
Mozart asume el abordaje del tema en un ciclo en el que la lírica clásica expresa cambios sociopolíticos y pone en escena a personajes con una humanidad y una psicología más verosímil, sostenido por la fuerza melódica propia del compositor austríaco. Como en “L’Incoronazione di Poppea”, de Claudio Monteverdi; o “Falstaff”, de Guiseppe Verdi; aquí la obra se edifica sobre la ambigüedad.
Ambigüedad que no lleva a la inacción, ni en el sentido dramático (los personajes tienen un alto dinamismo) ni en el musical-compositivo, que empuja a Mozart a moverse entre la tradición y la innovación para consolidar una reforma en la concepción del teatro lírico.
Habrá más citas a la temática de Don Juan en el registro histórico de la música. Chopin escribió variaciones para solo piano del aria “La ci darem la mano”, de esta misma ópera, interpretada por los personajes de Zerlina y Don Giovanni; Franz Liszt compuso –también para piano- “Reminiscencias de Don Juan y Fantasía sobre motivos de Fígaro y Don Juan”, inspiradas en esta obra que presenta el Colón. También Héctor Berlioz, Robert Schumann y Niccoló Paganini, entre más, se aventuraron al tema.
Más allá de la ambientación sevillana, el relato sobre la figura del seductor (Don Giovanni es Don Juan en italiano) la estructura de la ópera requiere una inusual fortaleza en el reparto de solistas. Y aquí ese desafío se capitaliza y se explota esa decisión de asignar al personaje de Don Giovanni (Erwin Schrott y Homero Pérez Miranda) una voz grave (en lugar del tenor habitual) para ganar un juego en intercambio más verosímil con la figura de su bufón, Leporello (Simón Orfila, Lucas Debevec Mayer).
El reparto incluye a Paula Almenares y Daniela Tabernig (Donna Anna); María Bayo y Mónica Ferracani (Donna Elvira); Jonathan Boyd y Santiago Burgi (Don Ottavio); Jaquelina Livieri y Marisú Pavón (Zerlina); Mario Salvo y Gustavo Feulien (Masetto) y Lucas Debevec Mayer y Emiliano Bulacios (comendador).
“Don Giovanni” tendrá nuevas funciones mañana y el sábado a las 20; el domingo 10 a las 17 y se despedirá el martes 12 a las 20.
La temporada lírica del Teatro Colón continuará en la misma línea con “Fidelio”, la única ópera con música de Ludwig van Beethoven, con la dirección musical de Francisco Rettig, con cinco funciones el 17, 20, 21, 22 y 24 de mayo.

Télam.