Un policía usaba computadora en su trabajo para vender drogas
El jefe de Patrulla Rural de Mar Chiquita denunció a un policía de su dependencia. La investigación descubrió aristas increíbles.
Parte de la droga y dinero secuestrado en la casa de las "abastecedoras".
El policía había pedido la baja hacía algún tiempo y tenía pensado irse a España. Por eso le habían sacado el arma y lo habían puesto a hacer un trabajo menor dentro de la sede de la Patrulla Rural de Mar Chiquita. Razones no le faltaban para querer marcharse. Tenía miedo a ser descubierto. Y razones no le faltaban a su jefe para tomar esa decisión: él mismo lo había ya denunciado por vender drogas.
El increíble episodio salió a la superficie de la opinión pública ayer cuando se consumó la captura del policía de 26 años y se comprobó, provisoriamente, que utilizaba una computadora de la dependencia policial para coordinar con sus clientes las transacciones por marihuana y cocaína.
El mismo jefe de la Patrulla Rural, comisario mayor Carlos Daniel Torreano, fue quien posibilitó el inicio de la investigación al denunciar al policía.
El fiscal Rodolfo Moure y su ayudante fiscal Diego Benedetti ordenaron allanar cinco domicilios en Mar del Plata durante los cuales se secuestró cocaína, marihuana y fueron detenidas dos mujeres, acusadas de ser las proveedoras.
En tanto un cómplice del policía en un primer momento se mantuvo prófugo pero fue detenido por la noche de manera insólita: fue a la Delegación de Drogas de Mar del Plata a preguntar datos de “un operativo”.
De acuerdo a la labor investigativa de Moure y Benedetti, el policía vendía el estupefaciente en Mar del Plata y para coordinar las entrega utilizaba el Whatsapp de su teléfono. Sin embargo, cierto día de julio utilizó la versión de computadora de esa red de mensajería en una de las máquinas de la dependencia policial. Y se olvidó de cerrar la sesión.
Los mensajes fueron vistos por un compañero que, en honor a su profesión y cumpliendo los preceptos elementales, lo comunicó con la superioridad. Así, el 18 de julio se formó una causa para investigar a este policía de 26 años y con la ayuda de una intervención telefónica autorizada judicialmente se pudo conocer el modo en que operaba.
Allanamientos
El policía vendía junto a un cómplice la droga que una mujer le proveía de manera semanal. “Movían una importante cantidad en la escala del menudeo”, explicó una fuente a LA CAPITAL.
Por ello es que el juez Juan Tapia se ordenó allanar el domicilio del policía en las Torres del Fonavi (Nasser al 2900), la vivienda de su madre en Líbano al 3100, el negocio de la mujer en Alvarado al 6700 y una vivienda de Castelli al 7065. En esta última casa estaba la principal investigada como abastecedora, la que intentó descartarse de la droga que tenía encima tirándola por el inodoro, aunque pudo recuperarse la cocaína y la marihuana.
En tanto, el efectivo policial fue interceptado en Luro y Champagnat cuando circulaba en el automóvil de otros jóvenes que no fueron aprehendidos.
Finalmente, su cómplice -cuyo departamento próximo al del policía también fue allanado- permaneció algunas horas prófugos hasta que tomó la confusa decisión de ir a preguntar a la policía sobre semejante despliegue. En realidad lo que quería conocer era la suerte de su compañero de “negocios”. Los policías de Drogas Ilícitas lo reconocieron y ahí mismo lo atraparon.
Los cuatro quedaron detenidos a disposición del fiscal Moure por el delito de infracción a la ley de drogas con fines para la comercialización.