Tatiana Burlak (29) y Marcos Josserme (30) se conocieron en la Universidad Nacional de Mar del Plata, estudiando Diseño Industrial. Su formación en el ámbito de la educación pública los llevó a sentir la necesidad de “devolverle” algo a la sociedad, convicción que fortalecieron a medida que hicieron propias otras realidades que los rodeaban. Así, la idea de elaborar una aplicación que se base en conectar ONGs y organizaciones solidarias con empresas y la comunidad en general comenzó a transformarse en una prioridad.

Bajo el nombre de “Ayudarte“, el proyecto de Tatiana y Marcos inició a fines del año pasado, tomando forma concreta este octubre cuando, luego de competir en un concurso del Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) y la organización mundial Scholas Ocurrentes, fueron premiados con una intensa capacitación en desarrollo de herramientas y aplicaciones móviles.

Ambos jóvenes comenzaron a observar que en el campo de la solidaridad se podían aplicar modernas herramientas capaces de optimizar y potenciar la ayuda social, ya sea ésta en forma de voluntariado o con donaciones.

La iniciativa básicamente intenta convertirse un nexo virtual entre las personas que quieren ayudar y aquellas que necesitan ayuda. De esta manera, informa las necesidades de las organizaciones solidarias, al tiempo que las categoriza para capitalizar mejor la ayuda. Así, por ejemplo, si alguien quiere donar alimentos de panadería podrá dirigirse a la organización o comedor que más lo necesite al momento. La aplicación también dará lugar a una “depósito virtual” donde se podrán colocar todas las donaciones que, por el momento, no tienen un destino urgente para después ser solicitada por la ONG correspondiente.

“La universidad nos prepara para empezar a percibir problemáticas sociales por lo que, sumado a nuestro espíritu altruista y de querer empezar a hacer algo por la ciudad, empezamos a ver lo que podíamos hacer desde nuestra formación y con la ayuda de la tecnología”, indicó Marcos.

Por su parte, Tatiana reconoce que los inicios no fueron fáciles, ya sea por la falta de colaboración en temas que escapaban a su formación como por la falta de información organizada sobre el tema. “Al principio costó un poco porque no conocíamos a nadie en el ámbito de la tecnología. Empezamos entonces a hacer una base de datos de las ONGs, comedores y organizaciones solidarias que había en la ciudad. Nos juntábamos todas las noches y buscábamos establecer un primer contacto con todos esos actores”, relató Tatiana, al tiempo que aseguró que participar de concursos y de la iniciativa Incubadora de Empresas de la UNMdP, donde estudiantes con ideas innovadoras para el desarrollo obtienen asesoramiento, sirvió para comenzar a trazar el plan de trabajo.

Más tarde llegaría la oportunidad de participar en la iniciativa del Enacom, donde terminarían de darle forma a la etapa inicial del proyecto, el prototipo. Ahora se encuentran abocados exclusivamente a la confección de la aplicación, por lo que se contactaron con la Facultad de Ingeniería para formar parte de la prácticas que los estudiantes pueden optar en los últimos años de la carrera.

“Esta no es una iniciativa comercial, mientras más actores de la sociedad se sumen, mejor. Nosotros lo hacemos en nuestro tiempo libre y lo hacemos por la necesidad de querer hacer algo”, explicó Marco, al tiempo que Tatiana agregó: “Lo que más estamos necesitando es un equipo de programadores que nos ayuden a superar la fase del prototipo para empezar a tener la aplicación“.