La cuestión social y el cambio en el modelo de Estado
Por Cristian Arroyo
En los primeros 100 días, el gobierno nacional ha dejado en claro un cambio copercanicano en la forma de entender y abordar la cuestión social en nuestro país.
Las medidas adoptadas posibilitaron una clara transferencia de ingresos que, lejos de ser una crisis para todos, ha significado mejoras importantes para algunos sectores y un deterioro claro de otros.
Entre los ganadores encontramos a las empresas mineras, agroexportadoras, grandes pesqueras, fondos buitres, distribuidoras de luz y gas, empresas petroleras, entidades financieras, entre otras grandes empresas. Estos sectores han obtenido reducción de retenciones, pago pleno de deuda en default, reducción de impuestos, aumento de tarifas, desregulación de tasas, valorización de sus tenencias en moneda extranjera, etc.
Pero lo que ellos ganaron, inevitablemente repercute negativamente en otros sectores.
Devaluación del salario, aumento de precios del orden del 4% mensual acumulativo (los más altos desde 2002), aumento de tarifas, etc.
Esta transferencia de ingresos supone un aumento de la pobreza.
Es difícil hablar de porcentaje debido a la pérdida de indicadores confiables. Pero hay dos instituciones que han sido reconocidas en su seriedad en las mediciones.
Tomamos en primer término, el indicador que nos brinda la UCA con su Observatorio de la Deuda Social. Este indicador tiene el defecto de que no es comparable con las mediciones del INDEC previos al 2007, porque toma criterios más exigentes que la serie histórica. La oposición al gobierno anterior lo citaba siempre porque daba la falsa impresión de que persistían índices similares a los 90.
Para que quede claro demos un ejemplo, si la línea histórica del INDEC decía que en el año 2002, el 49,4% de la población vivía debajo de la línea de pobreza, la medición de la UCA, que no se hacía en ese momento, hubiera dado una cifra aún más tremenda.
Segùn esta medición, la pobreza en aumentó en cinco puntos hasta llegar al 34,5% en el primer trimestre de 2016, cuando a fines de 2015 era del 29%, aumentando en 1,4 millones antes de la ola de despidos de fines de marzo y los efectos del tarifazo. Desolador.
Por otro lado, encontramos a CIFRA, otra consultora vinculada a CTA que buscó dar continuidad a la línea histórica del INDEC, distorsionada por la alteración de los datos de inflación.
Segùn esta serie, que si puede compararse con las décadas pasadas, la pobreza pasó de 19,4% a fines del año 2015 al 22,1% en marzo, midiendo solo el efecto de la devaluación 1,1 millones de personas cayeron en la pobreza.
En ambos casos el dato es alarmante y nos tienen que llamar a la reflexión, esta tendencia es muy peligrosa para el tejido social y preanuncia conflictos importantes.
Ante esto la respuesta en materia de política social por parte del nuevo gobierno es también alarmante.
Solo tomaremos tres propuestas de intervención social que están circulando en este momento y que son las únicas novedades en materia social del gobierno de Cambiemos.
Reforma del sistema jubilatorio
En el plano de la seguridad social se está proponiendo el reemplazo de la Ley de Inclusión Jubilatoria por una Pensión universal a la vejez,
El cambio de paradigma es claro, en 2003 solo el 66,1% de los adultos mayores tenían cobertura previsional. Hoy se ha universalizado la cobertura, reduciendo drásticamente la pobreza e indigencia en la tercera edad.
Este cambio es una involución, justificada en el justo reconocimiento a aquellos que hayan efectuado aportes durante la vida laboral, se va a mantener a estos en la misma situación, mientras que se empeora la de las personas que trabajaron en forma no registrada.
Otra vez usan el egoísmo personal para engañar a los mismos que se busca perjudicar.
Por otro lado es importante recordar que existe la pensión no contributiva por vejez desde hace muchos años, que reconoce un haber equivalente al 80% de la jubilación mínima a los mayores de 70 años. Esta pensión prácticamente no es solicitada porque el régimen actual es superador. Estos mayores no tienen derecho a PAMI.
Creo que la propuesta de reforma es solo la quita de un derecho y la vuelta al paradigma anterior que claramente fracaso.
Los jubilados que aportaron no van a ganar nada y los explotados van a perder. La diferencia seguramente va a ir a otro sector social.
Perchero Social y Heladera social
Una excelente actitud de personal puede ser una muy mala política pública.
Últimamente vemos la proliferación de notas celebrando la aparición de propuestas neo filantrópicas que buscan organizar la solidaridad social para dar respuesta al aumento de la pobreza.
Por un lado, comerciantes se organizan para dejar en heladeras sociales, con cuidado de la calidad y refrigerados, alimentos que no han sido consumidos por sus clientes para la gente sin recursos. Lo mismo pasa con el perchero social, organizar la entrega de vestimenta de segunda mano en buenas condiciones.
Ambas iniciativas hablan muy bien de las personas que buscan ayudar. Pero son una vergüenza como respuesta a la injusticia social.
El Estado no puede decirle a millones de argentinos que la respuesta a sus necesidades es la caridad al mismo tiempo que transfiere millones a los grupos económicos.
La neofilantropia es un retroceso clarísimo en cuento al reconocimiento de derechos sociales.
Que quede claro, vengo de ese palo, en el 2002 hicimos con compañeros de la universidad una red de ollas populares para dar respuesta al hambre. Pero eso es emergencia. No es solución.
La respuesta al 25% de indigencia y desocupación del año 2002, jamás podía ser la proliferación de muchas ollas populares sino la creación de puestos de trabajo, la AUH, la inclusión jubilatoria y la mejora de las prestaciones de salud, educación y desarrollo social.
El riesgo de estas prácticas neo filantrópicas sin reconocimiento de derechos es que se pueden covertir en la cortina de humo por donde el Estado se retira, cerrando programas, echando profesionales, desconociendo derechos.
Hay que hacerlo, porque mitigar el dolor de una sola persona es un obligación ética de cada ciudadano, pero sabiendo que lo que necesitamos es evitar el ajuste, el desmantelamiento del estado, la vuelta al paradigma de la exclusión.
Con 37 años formó parte de una generación que vivió la hiperinflación, que creció en el marco del modelo de exclusión del neoliberalismo y que vivió el infierno del 2002. No nos podemos perdonar si repetimos los mismos errores. La solidaridad social es el único camino.
* Es Especialista en Políticas Sociales (UNLP), docente universitario (UNMdP) y director del Instituto de Polìticas Publicas y Protagonismo Popular.