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Policiales 7 de septiembre de 2017

Un ADN, la última esperanza para esclarecer un crimen ocurrido hace más de 13 años

Se trata de la violación y asesinato de la menor María Leticia Filosi (17), ocurrido en el año 2004. Ya se había realizado un juicio contra dos hombres que fueron sobreseídos por errores en el estudio de ADN. Ahora se intentará uno más para ver si quedan rastros que permiten definir un perfil genético. De todos modos, ya no hay sospechosos.

Un estudio de ADN sobre las últimas evidencias que quedan del crimen de la adolescente María Leticia Filosi, ocurrido en el año 2004, comenzó a realizarse esta semana y en el caso de que se produzca un resultado negativo la investigación será cerrada y archivada.

La prestigiosa perito Stella Maris Jaureguiberry, titular del Labortorio de ADN de Policía Científica, es la encargada de dirigir este análisis cuyas conclusiones se conocerán dentro de los próximos 15 días, tras el pedido del fiscal Rodolfo Moure.

Jaureguiberry es un actor principal en esta causa ya que fue quien cuestionó severamente los estudios de ADN previos que llevaron a juicio a dos imputados, Sergio Molina y Fernando Spotter. Ambos en primera instancia fueron sobreseídos por fallas advertidas por los jueces en esos análisis, pero la Cámara de Casación ordenó la realización de un nuevo juicio.

En el período entre ambos debates se registraron dos hechos decisivos: el asesinato de Molina y la intervención de Jaureguiberry. La perito dijo que la prueba principal sobre la que se sostenía la imputación de Molina y Spotter era un ADN mal realizado, de modo que Spotter fue nuevamente sobreseído, ya de forma definitiva.

Por ese motivo la importancia de la misma perito en este nuevo estudio de ADN que intentará extraer un perfil genético del supuesto homicida.

El 10 de mayo de 2004 el cuerpo de Filosi, una adolescente de 17 años, apareció junto al predio del GADA 601, a pocos metros de la ruta 11. El cadáver estaba parcialmente envuelto en bolsas de consorcio. Una bolsa cubría sus piernas y otra su cabeza. La menor había sido golpeada, violada y asfixiada. Dentro de su boca los peritos hallaron un protector vaginal, elemento que le obstruyó las vías respiratorias.

En el año 2004 todavía estaban pendientes de resolver cuatro crímenes con características similares: cuatro mujeres estranguladas o asfixiadas en la zona norte de la ciudad. Fueron los casos de Marlene Michiensi, Deborah San Martín, María Claudia Renovell y Mariana Vázquez. El caso de Leticia se agregó a ese listado, aunque con la evolución de las distintas investigaciones se estableció que no se trataba de un asesino serial.

Filosi había concurrido el lunes 10 de mayo al centro de la ciudad para una entrevista de trabajo. De allí, de San Martín y San Luis, se dirigió a un comercio a comprar artículos para fabricar velas y ya no se la volvió a ver. Esa secuencia ocurrió antes del mediodía y su cuerpo fue hallado por un ciclista cerca de las 17 en la ruta 11.

El fiscal Marcos Pagella comenzó a la pesquisa por el asesinato de Filosi y en base a distintos testimonios entendió que Molina, al que apodaban “Cara de Goma”, y Spotter, apodado “Macana”, concurrían al mismo boliche que Filosi. Se trataba de un cantobar llamado Altabirra, en Colón y Arenales. Al introducirse en la investigación el detalle de un automóvil de color dorado –un testigo dijo haber visto un vehículo así estacionado cerca del lugar y en el horario del abandono del cuerpo de Filosi- fue vinculado Molina.

Un ADN comparativo entre la evidencia de semen hallada en el cadáver de Filosi y la muestra de sangre de Molina arrojó resultado positivo. Ese estudio fue efectuado por el servicio de Huellas Digitales Genéticas de la UBA, con la dirección de Daniel Corach, y también otro que se hizo a otros tres hombres: Gustavo Vallejos (relación ocasional de Filosi), Fernando Soncini y Fernando Spotter. El estudio a Spotter dio también positivo.

Molina y Spotter fueron llevados a juicio y entonces los jueces Esteban Viñas, Aldo Carnevale y José Martinelli los absolvieron porque los ADN fueron puestos en controversia. Es que durante el juicio Nicolás Córdoba, el novio de Filosi, reconoció haber tenido relaciones sexuales la noche anterior al crimen. Dicha revelación obligó a suspender el juicio y hacer nuevos estudios de ADN que, al confirmar la versión de Córdoba, pusieron en duda la veracidad de los estudios previos.

Como era la única prueba contra Spotter y Molina, ambos quedaron absueltos. El nuevo juicio nunca se llevó a cabo. Molina murió apuñalado en una pelea vecinal en Villa Gesell el 12 de mayo de 2014. El fiscal asignado para el segundo juicio, Mariano Moyano, se enteró de esto cuando fue a notificarlo. Al mismo tiempo Moyano solicitó un análisis de los resultados y de la metodología del primer ADN hecho por Corach. La respuesta fue tremenda: a Molina y a Spotter debieron haberlos descartados y sin embargo los incluyeron como aportantes del semen.

Ahora la perito Jaureguiberry utilizará la escasísima evidencia que quedó en un hisopado vaginal para intentar obtener un perfil genético. Las posibilidades de que extraiga material periciable son pocas. En el caso de que pueda definirse ese ADN no hay demasiados caminos por seguir ya que todos los sospechosos fueron investigados.

Si el resultado de este ADN es negativo, el crimen de María Leticia Filosi quedará impune.