por Vito Amalfitano
Desde Montevideo, Uruguay

El escenario es mítico. Es un monumento histórico devenido en estadio de fútbol, escenario de un choque clave de Mundial. El revés de la trama. Generalmente las canchas se transforman en patrimonios históricos con el correr de los años, con los acontecimientos que allí se suceden. Aquí todo es en forma inversa. Porque aquí, precisamente, empezó la historia. El Centenario nació para la final del Mundial del 30, cuando se inició todo. Y desde aquel Uruguay – Argentina fue monumento, y esta noche se convierte mágicamente en el escenario del futuro, porque aquí queda marcado buena parte del destino de ambos clásicos rivales de cara al Mundial de Rusia 2018. Y porque desde aquí hasta se animan a anunciar la Copa del Mundo 2030 (foto de Luis Suárez y Messi con una camiseta 30 mediante) , que pretenden organizar en forma conjunta Argentina, Uruguay y Paraguay, exactamente en el centenario de aquel “Big Bang” del fútbol.

Todo entonces aquí tiene una aureola de leyenda. Y se funden el pasado, el presente y el futuro. Y en la atmósfera, frente a ese mástil que es una postal de los inicios del fútbol, se siente además el peso que cae sobre dos potencias mundiales que de repente ven comprometido su pase a la próxima Copa y se juegan una buena parte de ese pasaporte en esta contienda.

En medio de esa olla a presión, en un Centenario ensordecedor, con más de 60.000 espectadores, igual se las ingenian para hacerse sentir unos cinco mil argentinos, entre ellos “el Tanque” Cristian D’Addatto, goleador del fútbol marplatense, acompañado por su padre Oscar, su hermano Fernando y “el Turco” Derbilli; y Walter Donadío con una “delegación” del Puerto y un puñado más de marplatenses. En medio de la tribuna argentina la bandera y la pregunta: “¿Dónde está Santiago Maldonado?”. ¿Se ve en la tele? Se vea o no, no se puede tapar la gravedad del caso, ni en los colegios ni en las canchas ni en las calles. El pasado más tenebroso también se cuela, cuando solo habría que pensar en futuro. En esta cuestión vuelven a fusionarse los tiempos, pero por el miedo, no por algo lúdico como el fútbol. Se puede pensar en el 2030, pero a veces parece que se vuelve al 30, al 1930, o otros años aciagos.

El Centenario, al cabo, es testigo de la historia. Los estadios de fútbol son más que una estructura de cemento. Son caja de resonancia de sentimientos y de hitos que dejan sus duendes. Este más que ninguno. Por aquí anduvieron Scarone, “Pancho” Varallo y Dorado en la primera final de un Mundial. Después pasó de todo, en el mundo y en el fútbol. Y hoy las dos clásicas camisetas vuelven a estar frente a frente para a buscar un lugar en una Copa bien del tercer milenio.