A pocas horas de haber recibido su ordenación como obispo, monseñor Gabriel Mestre comenzó a planificar cuáles serán sus primeras actividades pastorales como titular de la Diócesis.

El religioso definió que sus primeras actuaciones estarán orientadas a “estar presente en los lugares más alejados y más vulnerables”, según explicó ayer en diálogo con María Delia Sebastiani a través de LU6.

En una extensa entrevista, el flamante obispo comentó que por eso este miércoles por la noche, luego de encabezar las fiestas patronales de Santa Rosa de Lima, asistirá a la parroquia Santa Rita, ubicada en Vértiz al 9100, donde funciona un refugio para personas en situación de calle atendido por voluntarios relacionados con la Noche de la Caridad.

“Iré a cenar con ellos”, comentó Mestre, quien reivindicó la tarea que se desarrolla en ese parador creado de manera reciente para tratar de cubrir el déficit que en este aspecto, presenta el servicio que brinda el municipio.

En tanto que el viernes 13 de octubre el obispo viajará hasta el pueblo de San Manuel, al cual describió como uno de los lugares “más remotos” de la Diócesis de Mar del Plata.

Ese día, en el que se celebran las fiestas patronales, el religioso acudirá a la iglesia Nuestra Señora de Fátima, el único templo católico existente en la localidad.

San Manuel es un pueblo con poco más de mil habitantes ubicado en el Partido de Lobería, cerca del límite con Tandil, donde ya comienza a extenderse la vecina Diócesis de Azul.

En tanto que, según adelantó, el fin de semana acudirá a Pinamar para asistir a un encuentro anual de jóvenes católicos.

Esta semana, ni bien fue ordenado como obispo, Mestre ya se reunió con los más de 80 sacerdotes que se desempeñan en la Diócesis local a los que recibió en la casa de retiro ubicada en el Bosque Peralta Ramos.

Según contó, allí comenzó a comenzó a “proyectar” junto a los religiosos cuál será el trabajo pastoral que realizará la Iglesia local “de acuerdo a la realidad de cada lugar”.

“Lo que espero, tanto de los religiosos como de parte de los laicos, es predisposición”, indicó.

“Como obispo, de mi parte, tengo la responsabilidad de actuar como padre de todos los cristianos católicos de la Diócesis, y con un corazón, abierto de aquellos que no lo son, para cuidar, acompañar, orientar, decir una palabra y corregir con misericordia”, explicó.