por Pablo Falcone
@pmfalcone

Claudio “Mono” Minnicelli apareció hace tres meses en la humilde despensa Estación Chapadmalal.  “Necesito alquilar una habitación hasta que se desocupe la casa donde voy a trabajar de casero”, le contó a Juan Castillo, dueño del almacén y propietario de una pequeña vivienda ubicada a sólo cuarenta metros.  Se presentó como Roberto Martínez y pagó por adelantado.

Vestido de jeans, zapatillas y remera por el día caluroso, nada hacía sospechar que era el ex cuñado del ex ministro de Planificación Julio De Vido y uno de los diez prófugos más buscados del país. Nada hacía sospechar que la Justicia ordenó detenerlo por ser miembros de “la mafia de los contenedores”.

Cuando Minnicelli llegó a la despensa la “9” ubicada en 9 entre 22 y 24 primero lo atendió uno de los hijos del dueño. Compró pan, comida y le pidió alquilar una de las habitaciones que la familia tiene a sólo unos metros. El acuerdo lo cerró poco después cuando Castillo volvió de hacer unas compras en Mar del Plata. Pagó 1500 pesos por semana para vivir en nueve metros de largo y tres de ancho. Tenía una habitación, un pequeño comedor y un baño.

La casa alquilada por Minnicelli. Pagaba 1500 pesos por semana.

Para no levantar sospechas dijo que sólo iba a estar diez días hasta que se desocupe la casa en Sierra de los Padres  donde iba a trabajar de casero y construir un vivero.  Apenas hablaba de su familia: sólo decía que tenía dos hijos.  Contaba que había llegado desde Buenos Aires y que era hincha de River.

Los días comenzaron a pasar y Minnicelli se convirtió en uno más de los habitantes de Estación Chapadmalal. Vestido prolijo y con su aspecto cuidado, uno de los prófugos más buscado del país hablaba con los vecinos. “Acá nadie sospechaba nada. Era uno más”, cuentan.

La zona donde vivía Minnicelli vista desde el dron de Pablo Funes.

El ex cuñado de Julio De Vido se cuidó de levantar sospechas. De una vida de lujos pasó a ser un prófugo en el pequeño pueblo ubicado  a 12 kilómetros de Mar del Plata. Lejos de la ostentanción y los millones que movía con el ingreso al país de contenedores, ahora le compraba ropa de segunda marca a una mujer de Estación Chapadmalal.

Pasados los diez días, Minnicelli renovó el alquiler: dijo que el casero que debía reemplazar no se iba y que su nuevo trabajo se demoraba. Esa excusa usó cada vez que debía ir a pagar de nuevo el alquiler.

Así estaba Claudio Minnicelli al ser detenido.

Después de estar prófugo nueves meses, lo atraparon el domingo a la noche en la misma despensa donde había aparecido un mediodía. Vestía parecido al primer día: jeans, zapatillas, remera y un buzo. Para los vecinos es un misterio cómo eligió el pueblo para esconderse. También quién lo identificó y se llevó los 250 mil pesos de recompensa que había por atraparlo.