Con sus declaraciones, Arroyo se aleja cada vez más de Cambiemos
La referida al reparto de fondos fue la que más hizo mella en el oficialismo. Pero también hubo otras que ensanchan las diferencias entre el intendente y los gobiernos nacional y provincial.
por Ramiro Melucci
@RamiroMelucci
Los funcionarios de los gobiernos nacional y provincial, así como los candidatos de Cambiemos, tienen un libreto. Como los de cualquier partido político moderno. Acuerdan lo que van a decir, cómo lo van a decir y dónde lo van a decir. Tratan de que nada quede librado al azar. El intendente Carlos Arroyo, sin embargo, tiene otro estilo: dice lo que quiere como quiere y donde quiere. No mide consecuencias.
Ese comportamiento no es nuevo. Pero hubo tiempos en que las frases inconvenientes del jefe comunal no afectaban el andamiaje oficialista. Ahora, en cambio, ya no es lo mismo: Cambiemos necesita un triunfo electoral en Mar del Plata y otras grandes ciudades de la provincia para compensar una posible derrota en el conurbano, y lo que menos precisa es un intendente que no colabore. O peor: que le aporte argumentos a la tropa de su principal rival, Cristina Fernández.
Un repaso por las últimas declaraciones que se salen del libreto oficialista puede empezar el 20 de junio. Ese día, el intendente encabezó el acto por el Día de la Bandera. Era una jornada no sólo para celebrar la Patria: un día antes, la gobernadora María Eugenia Vidal había anunciado en la ciudad el metrobús. Al término del acto, los periodistas que estaban en el lugar le preguntaron al jefe comunal por esa obra. Se esperaba un agradecimiento sin dobleces a la inversión que había anunciado Vidal. Pero no: Arroyo admitió que el proyecto podría tener “puntos dudosos”.
“Yo creo que el metrobús es un avance. Creo que también podrá tener sus dificultades. No debemos fanatizarnos con nada. Debemos ser racionales. Yo acepto los criterios de la gente que piensa distinto. De pronto, por los volúmenes de tránsito, va a tener algunos inconvenientes en principio, por ejemplo, para los marplatenses que somos tan de ir hasta el comedor de la casa en auto”, dijo, y recordó que “no se va a poder estacionar” en la avenida Luro. “Es un tema a considerar, ¿no es cierto? Quiere decir que tiene sus grandes ventajas, es necesario, pero también tenemos que aceptar que puede haber puntos dudosos o por lo menos que pueden ser motivo de discusión”, admitió.
Lejos de los elogios a los gobiernos nacional y provincial por la obra, lejos de la defensa acérrima del proyecto ?se supone que si él lo aceptó no debía tener ninguna duda?, Arroyo daba una respuesta despojada de la contundencia que el momento ameritaba.
Puertas adentro, ese yerro no pasó desapercibido. Un día después, los secretarios de Gobierno, Alejandro Vicente, y de Obras, Guillermo de Paz, salieron a decir lo que el gobierno local tenía que decir y el intendente no había puesto en palabras. “Esta obra significa una política de Estado para mejorar el transporte público urbano de pasajeros”, sostuvo Vicente. “La obra beneficiará no sólo a los pasajeros y al sistema de transporte urbano de pasajeros. También significará el arreglo de veredas, semáforos y luminarias sobre la avenida Luro”, destacó De Paz.
Otra gran discrepancia alude al futuro. El discurso oficial de campaña pone el acento en las elecciones legislativas de este año. No hay funcionario o candidato oficialista que hable sobre 2019. Ya habrá tiempo para eso. Pero Arroyo tampoco sigue esa regla: en desayunos con medios locales, repite que será reelecto. “El próximo intendente voy a ser yo”, insistió la semana pasada. Apartado de la campaña de este este año, parece haber empezado en solitario la de 2019.
A Vidal también le preguntan, con insistencia, qué espera para dentro de dos años. “Sería muy irresponsable, en la situación en la que están los bonaerenses, estar especulando con lo que vamos a hacer en 2019”, dijo el jueves en una entrevista televisiva. Y remarcó que con Macri no habla “nada de candidaturas” porque son “personas responsables”. Arroyo se diferencia y habla: ¿es por lo tanto un irresponsable?
De todas las que he tenido, ninguna incorrección verbal se compara con lo que medios nacionales y provinciales bautizaron como “el sincericidio de Arroyo”. En el marco de una entrevista radial, el intendente analizó “las razones” de la gran ayuda de los gobiernos de Mauricio Macri y Vidal a Mar del Plata: “Veamos las causas, así la gente entiende bien. Es muy simple entenderlo. Mar del Plata es la cabecera de la quinta sección electoral. Es el segundo padrón después de La Matanza. Cambiemos tiene que ganar en Mar del Plata, tiene que andar bien en Mar del Plata. Esa es la razón por la cual también tenemos tanta ayuda. Soy sincero para decir las cosas”.
Una sinceridad que Vidal y Macri creen equivocada. Lo dijo el secretario general del gobierno bonaerense, Fabián Perechodnik: “El apoyo a Mar del Plata no está atado a ninguna coyuntura electoral”. Lo ratificó el jefe de campaña de Cambiemos en Mar del Plata, Maximiliano Abad: “El criterio de reparto de fondos no es electoral”. Y, para completar, lo confirmó el principal candidato del oficialismo en estas elecciones, Esteban Bullrich: “No hay un Cambiemos de campaña, esta es nuestra forma de gestionar”.
Las declaraciones de Arroyo fueron utilizadas por programas de corte opositor y por intendentes kirchneristas para marcar sus discrepancias con el reparto de fondos bonaerenses. “Acá está el ejemplo de cómo la gobernadora Vidal y el presidente Macri discriminan a los municipios por color político. El propio intendente de Mar del Plata confiesa que recibe más ayuda económica de Macri y Vidal por una especulación electoral”, escribió en su cuenta de Facebook la jefa comunal de La Matanza, Verónica Magario. Su par de Moreno, Walter Festa, publicó en su cuenta de Twitter una carta que le envió a la gobernadora. “¿En serio la suerte de 600.000 morenenses está supeditada al resultado electoral? ¿Los vecinos de Moreno valen menos que los de Mar del Plata? ¿Esa es la política que vinieron a cambiar?”, preguntó en tono crítico.
En su última visita a la ciudad, el 22 de julio, Vidal admitió sus diferencias de estilo con la gestión del intendente. Fue al cabo de una semana en la que le solicitó una decisión ante la desafortunada frase del secretario de Salud, Gustavo Blanco, sobre una persona en situación de calle. Desde entonces, las diferencias se acrecentaron. Lo atestiguan las palabras de Perechodnik y de Abad, que no son casuales. También las más moderadas, pero no menos sugerentes, de Bullrich.
La duda que deja Arroyo con su discurso diferenciado del libreto de Cambiemos es si lo hace adrede o por descuido. Los que se inclinan por la primera opción argumentan que sus candidatos quedaron postergados en la lista de concejales y que él mismo fue apartado de la campaña. Por lo tanto, los dichos de los últimos días serían una revancha. Quienes eligen la segunda opción consideran que no se le puede adjudicar una estrategia discursiva a quien no la tiene en su administración. Por lo tanto, estos sólo serían algunos errores más de un intendente propenso a equivocarse en las declaraciones públicas.
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