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Arte y Espectáculos 6 de agosto de 2017

Lila Downs prepara su llegada a Mar del Plata

Presentará su último disco, "Salón, lágrimas y deseo", el próximo 14 de agosto en el Radio City. Representante del México profundo y dueña de un estilo personal, cuenta por qué buscar cantar historias de personas invisibles.

Por Paola Galano
@paolagalano

“Salón, lágrimas y deseo”, el nuevo disco de Lila Downs, es un material nutrido de fuertes intensidades, letras y músicas abren las puertas a un universo tan pasional como triste. Está atravesado por el amor que duele, por el abandono y por la necesidad femenina de huir del lugar pasivo en el que colocan a las mujeres las sociedades machistas, como la mexicana. Por eso también es un disco político. “Soy dolor que nunca te ha dolido” o “Soy una simple comparsa y por eso me voy”, canta en diversas canciones, algunas vestidas con el ropaje del bolero, otras cumbias, algunas apasionadas baladas.
Por primera vez, la gran Downs, la representante del México de Oaxaca, presentará esta flamante producción en Mar del Plata, en un espectáculo que se realizará el próximo 14 de agosto en el escenario del Radio City (San Luis 1750).
“En cierta forma este disco es una carta de amor y desamor a mi país, a sus líderes y a sus corrupciones y a la necesidad humana del deseo, que carga con todas las cosas positivas que somos los humanos y con las cosas oscuras, incluyendo las cosas materiales que no necesitamos muchas veces”, describe telefónicamente a LA CAPITAL, desde algún lugar del mundo, inmersa en una comunicación que amenaza con cortarse todo el tiempo.
“Por otra parte, las lágrimas”, sigue la cancionista. Es que, apasionada como pocas, sabe la artista mexicana que se llora “por la madre tierra, por nuestros hijos, se llora por las cosas que amamos, se llora de coraje y por las frustraciones de las cosas que no podemos cambiar”.
Antropóloga, ganadora de cuatro Grammys latinos, admiradora de Mercedes Sosa y de John Coltrane, Lila dice que su disco es tan feminista como lo son las mujeres del mundo en este 2017 truculento. “Pues mira, yo soy hija del feminismo así como lo eres tú y las que estamos poniéndonos jeans y votando y entrando a las tiendas sin el permiso de nuestros ex maridos”, reflexiona.
-¿Considera que la música puede llevar conciencia a las mujeres que viven en situaciones de opresión?
-Ahorita estamos viviendo un ciclo, la sociedad ha cambiado tanto y hemos crecido, nos hemos fortificado y la juventud necesita conocer de nuevo esas preocupaciones. Creo que en la historia de la humanidad se van repitiendo ciclos, se va mucho a la derecha, se va mucho a la izquierda, sa va al centro y tenemos esa responsabilidad. Yo creo que muchos artistas le tienen que dar voz a estas historias fieles a su manera, en mi caso he sido más explícita en mis canciones.
-“Salón, lágrimas y deseo” es un disco sobre el amor doloroso.
-Es sobre el amor a un país que tiene la nostalgia también de un tiempo en el que creo que todos pensábamos la identidad. En México hay una época en los ’40 y en los ’50, en lo que llamamos en el cine la época de oro. A mí me preguntaban si me hubiera gustado vivir en esa época y digo que no. Porque no podría decir todo lo que digo ahora. Creo que es interesante mirar hacia atrás y ver con qué cosas valía la pena identificarse y ver esa nostalgia especialmente en términos musicales.
-¿El rescate que hace de las distintas músicas de México, de las diferentes etnias, es su aporte como antropóloga?
-Pues mira yo no me lo tomo así, más bien lo miro como arte. Me parece que sí tengo la oportunidad de componer un tema que hable de las mujeres que a veces son invisibles, de las personas que en palabras de otros, no mías, son invisibles, quienes están sumidos… nuestra gente trabajadora, como los mixtecas (una etnia mexicana). Veo que ellos trabajan y trabajan y la gente no lo agradece. Entonces a mí me interesa mucho explotar, decirlo, cantarlo y convertirlo en una razón de celebración. Aquí en mi tierra hay mujeres que hacen tortillas, ellas se sientan en el mercado, no tienen un puesto, se sientan en la orilla del mercado, están en el margen. Y eso me preocupa y me molesta un poco, por eso compongo canciones en las que las rescato, las quiero y pienso que son importantes.
-¿Cuánto de Armando Manzanero y cuánto de Frida Kalho tiene su música y su imagen?
-La verdad es que Armando Manzanero es un compositor que lo conozco un poco después en mi carrera, pero creo que mis bases musicales, más que nada son de Lola Beltrán, Mercedes Sosa y John Coltrane, son las primeras referencias en mi manera musical. Frida Kalho es importante para mí cuando estudié en la universidad. La descubrí en la universidad, porque me encontré que ella era de madre oaxaqueña y de padre zapoteca, que es otra de las etnias del estado de Oaxaca, que es de donde yo soy. Siendo oaxaqueña tiene esos ancestros. Ella expresa otras realidades con las que mucha gente en el mundo se identifica, fue una visionaria en el sentido del individualismo, en el sentido de la expresión del narcisismo, ese narcisismo que ahora vivimos ella ya lo veía.