Las necesidades persisten, pero las expresiones en las caras de “Los Noya” cambiaron. Están más entusiasmados que algunos días atrás, cuando una nota sobre las consecuencias del vendaval del pasado 19 de mayo llevó a LA CAPITAL a ser testigo de la realidad de esta familia de Parque Camet.

“Estamos muy felices, queríamos saber si se podía agradecer a todas las personas que se acercaron a ayudar“, explicó Rodolfo ante un periodista de este medio. El contacto se restableció luego de que Sonia, la presidente de la sociedad de fomento de Parque Camet, advirtiera que Rodolfo estaba intentando comunicarse para avisar que había recibido las chapas que necesitaba.

La alegría de no sentirse tan solos llegó tras conocerse la realidad en la que el hombre, junto a su mujer Adriana y su bebé Aníbal Ezequiel, estaban siendo duramente castigados por las inclemencias del clima. Además de sufrir, claro está, la ausencia de derechos elementales como el acceso a una vivienda digna.

El fuerte temporal de abril ya les había provocado importantes pérdidas en su humilde casilla, a pocos metros del Círculo Policial y frente a las nuevas obras del vaciadero. Sin embargo, cuando las intensas ráfagas que tuvieron lugar la madrugada del 19 de mayo terminaron por desprender el techo, la familia quedó completamente desprotegida.

“Nadie nos viene a ayudar. Molesto a la gente de la Sociedad de Fomento porque no las puedo pagar, si pudiera no las pediría”, explicaba por entonces un Rodolfo abatido por las dificultades.

Hoy, más de una semana después, su voz no disimula la alegría. La repercusión de la nota fue tal que varios vecinos de la ciudad, junto a la Agrupación Atahualpa y la Cruz Roja, no demoraron en acercarse al lugar y aportar no sólo cosas materiales, sino también tiempo y disposición para ayudar a mejorar las condiciones habitacionales de la familia. 

“Estamos tan agradecidos con todos. Los chicos de la Agrupación Atahualpa me trajeron chapas y me ayudaron a ponerlas. Hasta pudimos hacer un techito extra en la puerta para ampliar el espacio”, señaló contento.

Aseguró también que fueron “muchas” las personas que donaron ropa y se acercaron a colaborar. “Estamos profundamente agradecidos por todos los que se molestaron en llamar y preocuparse”, repitió, haciendo énfasis en la acción de la sociedad de fomento del barrio, quienes fueron los que advirtieron a LA CAPITAL la situación de precariedad de la familia.

Pero la ayuda no quedó ahí, varios vecinos se comprometieron a construir un contrapiso que evite la humedad en el ambiente de la vivienda, algo que interfiere con la salud de Adriana, que es trasplantada de corazón.

Por su parte, Sonia destacó la solidaridad de los marplatenses. “Se acercaban a la sociedad de fomento y nos pedían que les indicáramos el camino para llegar a la casa de los Noya“, recordó notablemente conmovida.