Dario Fo retrata a un Dios “puntilloso y arisco” en su nuevo libro
En "Dario e Dio", el intelectual italiano habla sobre la religión y la espiritualidad desde un punto de visa irónico y satírico.
Dario Fo. Foto: EFE.
por Gonzalo Sánchez
ROMA, Italia.- Suele decirse que la opinión que se tiene de Dios cambia conforme se aproxima al ocaso de la vida, si bien esto no ocurre con Dario Fo que, a punto de cumplir 90 años, no reniega de su ateísmo y clama en un nuevo libro contra una deidad “arisca”.
El intelectual cumple el próximo jueves 90 años y por eso publicó este libro que se titula “Dario e Dio” (Darío y Dios, Ed.Guanda), en el que en sus casi ciento setenta páginas el Premio Nobel de Literatura dialoga con la periodista Giuseppina Manin sobre la religión y la espiritualidad desde un punto de visa irónico, satírico y deslenguado.
El dramaturgo italiano ofrece su propia interpretación de las Sagradas Escrituras recorriendo sus principales episodios, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, y analizando las figuras de María, Jesús de Nazaret o el Altísimo, al que no deja bien parado.
Fo imagina a Dios como un “loco de talento, obsesivo y brutal, paradójico y tiquismiquis, sumo confabulador, engatusador fenomenal, egocéntrico de la clase ‘yo, yo y yo y nadie más’, la mayor de las veces vengativo y contradictorio”.
“Jura amarte pero después, apenas le viene en gana, desencadena sus tropas angelicales (…) Puntilloso y arisco, se enfada y comienza a atormentar a todos, especialmente a los más devotos, pretendiendo pruebas de amor que ni siquiera un siciliano” pide, sostiene.
En el retrato que realiza de la Creación, exonera a la Serpiente que provocó el pecado original a la humanidad ya que, en su opinión, lo que en realidad hizo fue rescatar al hombre de un aburrido Edén consagrado al “eterno bostezo”.
Dario Fo valora que Dios, expulsando al ser humano del Paraíso, le concedió “conocer el amor, las emociones, el placer y el dolor, la tristeza y la alegría”, en definitiva, salir a un mundo “imperfecto, difícil y fatigoso” pero al menos más entretenido.
Pero entre lo que más valora el escritor de este destierro es la posibilidad de reír ya que, a su juicio, este hecho “distingue al ser humano del animal”, es “el verdadero ‘salto’ de la especie”.
En el libro se detiene también a analizar la jerarquía vaticana, a la que criticó durante toda su carrera, y no duda en encomiar a Francisco, un “papa revolucionario” que “está cambiando el rostro de la Iglesia” con sus críticas al modelo económico.
También destaca la figura del “obispo incómodo”, el salvadoreño Oscar Romero, asesinado por los escuadrones de la muerte en 1980 y recientemente canonizado.
Aunque en clave humorística, “Dario e Dio” representa toda una declaración de principios ya que, con él, el intelectual no reniega del ateísmo que ha profesado durante toda su vida, teñida por un fuerte compromiso social y por las letras, la poesía y el teatro, mucho teatro.
Fo nació el 24 de marzo de 1926 en el pequeño municipio de Sangiano, provincia de Varese, y, aunque estudió Pintura y Arquitectura, es principalmente reconocido por su faceta de dramaturgo, lo que le supuso el Nobel de Literatura en 1997.
Durante su carrera estuvo acompañado por su esposa, la actriz Franca Rame, con la que conformó un binomio intelectual consagrado esencialmente a un teatro político y satírico con el que narraron los problemas de la sociedad de su tiempo.
Para ello fundaron varias compañías con una clara tendencia izquierdista como “La Comune” o “Nuova Scena”, con la que representaron obras como “Ordine per dio.ooo.ooo!!!, Pum, pum Chi è? La polizia” (1973) o “Clacson, trombette e pernacchi” (1980).
En 1969 estrenó una de sus obras teatrales más aplaudidas e influyentes, “Mistero Buffo” (1969), en la que aborda algunos pasajes bíblicos al estilo de los juglares medievales con un lenguaje en algunos momentos onomatopéyico.
En 1970 presentó otra de sus obras maestras, “Muerte accidental de un anarquista” (1970), en la que rememora la extraña muerte del partisano Giuseppe Pinelli, que en 1969 se precipitó desde una ventana de la Jefatura de Policía de Milán, donde estaba detenido.
Su activismo político fue especialmente relevante en los convulsos Años de Plomo, entre los setenta y los ochenta, cuando creó la organización “Soccorso Rosso Militante” para proporcionar asistencia legal a los militantes de la izquierda encarcelados.
En la década de los noventa estrenó “Il papa e la strega” (1990), obra en la que representa a un pontífice autor de una encíclica inverosímil en la que defendía la liberación de la droga, el control de la natalidad o el regreso de la Iglesia a la pobreza.
Su reconocido compromiso social lo llevó a ser propuesto por el Movimiento Cinco Estrellas italiano para la más alta institución del país, la Jefatura de Estado, si bien esto finalmente no se cumplió.
EFE.
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