Buenos Aires declinó su postulación para organizar los Juegos Panamericanos 2023, posibilidad que se le había abierto a la Argentina. Esta renuncia llegó un par de meses después de la desidia de las autoridades de Mar del Plata y de la provincia por ni siquiera “dar pelea” o intentarlo pese al compromiso que habían asumido la gobernadora y la administración de la Alianza Cambiemos (Pro + UCR) de esta ciudad en octubre pasado.
Al final, fueron en sintonía. La decisión de Buenos Aires de renunciar a la postulación, comunicada el viernes 21 de abril por el Comité Olímpico Argentino, “consensuada con el gobierno nacional”, de acuerdo a los dichos del titular de COA, Gerardo Werthein, puede responder a razones “estratégicas” desde las autoridades deportivas, pero claramente a motivos presupuestarios de parte de las administraciones gubernamentales.
La “sintonía” entre los tres niveles, municipales (de Mar del Plata y Buenos Aires), provincial y nacional, tiene que ver con el mismo color político y con un modelo económico, el del ajuste.
Si Werthein habla de una decisión “prudente” y de “realismo”, pero a la vez se refiere a un “exhaustivo plan presupuestario”, lo que está diciendo es que los gobiernos nacional y de la Ciudad de Buenos Aires no le garantizaron el respaldo económico correspondiente, pese a que el 30 de enero el Secretario de Deportes de la Nación, Carlos Javier Mac Allister, había dicho que “están dadas todas las condiciones” para organizar los Panamericanos de 2023.
Mar del Plata, con infraestructura deportiva y hotelera y gastronómica, probada, para recibir grandes acontecimientos, ni siquiera dio “pelea” hasta ahí como para visibilizar la ciudad, por esa desidia de los gobiernos local y provincial.
Si los renunciamientos fueran solo “estratégicos”, servirían para una política de Estado, más allá, justamente, del color político. De hecho, los Panamericanos de 1995 de Mar del Plata fueron posibles por la visión política del intendente Angel Roig (radical), con un renunciamiento previo en Barbados para los Juegos del 91, que hizo que se ganara los favores del resto de los países para cuatro años después. Pero eso fue en un Congreso de la Odepa al que Mar del Plata llegó y en el que su postura, la de Don Angel y sus representados, junto con el doctor De la Canale, Rubén Aguilera y otros pioneros, fue muy elogiada. Aquí la ciudad ni siquiera se mostró. Y lo mismo ocurrió con Buenos Aires. El abandono no deja ningún rédito.
Lo de los números, por otra parte, es muy discutible, y tiene que ver con modelos de país.
La Secretaría de Deportes de la Nación que del 30 de enero para acá decidió cambiar de postura porque los números no le cerraban, es la misma que subejecutó el presupuesto de 2016 en 392.000.000 (casi un tercio del total), más una reducción de las partidas para el deporte de 8% para 2017. Esto hizo que para el corriente ejercicio la Secretaría dispusiera de 100 millones de pesos menos, pese a que el global de gastos del Ministerio de Educación se incrementó en 30,5%. Es la primera vez que se le bajan los fondos a Deportes desde el 2001. No parece casual ahí tampoco la “sintonía”.
“Una inversión, no un gasto”
Cuando se dice que el “gasto” en deporte no es tan necesario y que “mejor es destinarlo a salud o educación”, habría que preguntarse porque se discontinúa el plan Ex Profe que otorgaba prestaciones esenciales para chicos con discapacidades severas y que las necesitan para subsistir, lo que generó el nacimiento de Mamás en Lucha en Mar del Plata; o porque se reducen los beneficios del Plan Remediar; o porque no se cumple con la Ley de paritarias para los docentes. Es decir, no es para el deporte, pero tampoco para salud y escuelas. Esto sin considerar que el deporte es justamente salud y prevención, y que, como nos dice Pablo Abbatángelo, del Foro Social del Deporte, “se trata de una inversión, no un gasto”.
Abbatángelo es hijo del recordado dirigente de Boca que estuvo en la organización del fútbol de los Panamericanos del 95 y agrega, con mucho conocimiento de causa, en diálogo con LA CAPITAL: “Primero Mar del Plata no presenta en tiempo y forma la postulación para ser sede de los Juegos Panamericanos 2023 con el contradictorio ‘si bien tenemos una importante capacidad hotelera ociosa, la infraestructura deportiva es obsoleta’ y resulta que ahora la CABA dice lo mismo pero al revés, ‘contamos con la infraestructura deportiva de los Juegos Olímpicos Juveniles 2018 pero los departamentos de la Villa Olímpica serán otorgados como Vivienda Social’.
“No se entiende,-agrega Abbatángelo-, como desde el COI se suman a estas aberraciones ya que una contienda panamericana en nuestro país genera inclusión social a partir de la mimetización del deporte social con el gran acontecimiento, se fomenta la industria del turismo, se propicia recursos desde las trasmisiones deportivas y se permite el acceso a más deportistas nacionales a la base de respaldo”.
Por las políticas económicas
Claudio Morresi, ex Secretario de Deportes de la Nación en los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, fue, llamativamente, más medido, también en diálogo con LA CAPITAL, pero dio en la tecla sobre las razones económicas del renunciamiento. “Era una decisión delicada-,nos dijo el ex futbolista de Huracán y River-, porque era importante que el mundo vea la intención de Argentina de seguir consiguiendo sedes para competencias internacionales, pero peor sería ganarla y desistir en unos años producto de las políticas económicas de ajuste que se vienen implementando, que nos van a llevar a una situación que puede repetir lo vivido en 2001/2002, cuando Argentina tenía la sede ganada y desistió de hacer los Odesur por la crisis neoliberal de esos tiempos.”
Alejandro Rodríguez, ex Secretario de Deportes de la provincia de Buenos Aires y ahora presidente del Observatorio del Deporte de la CAD, opinó, en tanto, que “esto es un inmenso retroceso, porque en la comunidad deportiva internacional bajarse de una candidatura tiene efectos desvastadores.”
Y coincidió con Morresi en un aspecto: “Vivimos el antecedente de los Odesur de Córdoba en el 2001 y nos costó mucho traerlos a Buenos Aires con ese antecedente”. “Esta declinación demuestra desidia y falta de gestión, pero sobretodo falta de seriedad dirigencial. Ya lidiamos además con lo ocurrido con los Juegos Sudamericanos Universitarios, que de no mediar la intervención del entonces Presidente de la CAD (Confederación Argentina del Deporte), Víctor Santamaría, también nos hubieran dejado en una posición incómoda. La gestión del Deporte actual está signada por falta de planeamiento estratégico y subejecución”, añadió finalmente Rodríguez.
Al cabo, el “realismo”, la “estrategia” no serían malos en sí mismos sino se concluyera en que las verdaderas razones de la declinación hay que encontrarlas en el ajuste de este tiempo, y en la impúdica transferencia de recursos de los que menos tienen y de proyectos estatales por la gente, a los que más poseen, los más poderosos, grupos concentrados de poder. Por caso, a través de la reducción de retenciones. Baja 25% la compra de leche, sube la venta de autos de alta gama…Signos de una nueva época.
Se defienden hoy otros intereses y el problema no es que solo se caen los Panamericanos. También los Polideportivos barriales en Mar del Plata, algunos sin aun abrirse. Y muchas otras necesidades, obviamente más acuciantes…Todo parte del mismo problema. Lo dice la frase de leyenda de Bill Clinton: “It’s the economy, stupid…”.