El Galpón de las Artes cumple 21 años defendiendo el derecho a la cultura
Mañana celebrarán un aniversario más haciendo del arte un proceso colectivo, colaborativo, inclusivo y solidario. Habrá varias actividades en su sede de Jujuy 2755.
El Galpón de las Artes está consolidado en Mar del Plata como un espacio colectivo, colaborativo, inclusivo y solidario. Mañana, el proyecto en evolución constante celebra 21 años de vida y, a poco de embarcarse en ese momento, de agradecimiento, festejo y planes, sus referentes, Claudia Balinotti y Mariano Tiribelli, comparten con LA CAPITAL un momento de balance y reflexiones sobre este proceso vivo, que dice mucho y de las maneras más diversas.
“Optamos por una herramienta de transformación contra capitalista que resulta más clara y concreta en concepto y acción: La Cooperación Solidaria. Eliminar la barrera de boletería y defender el acceso a la cultura como un derecho” definen los responsables de este espacio que estuvo a la vanguardia en Mar del Plata, en cuanto al acceso a las propuestas culturales, sin pasar “por la barrera de la boletería.
“Desde el inicio, en El Galpón de Rivadavia, ofrecimos a artistas y espectadores un acompañamiento colaborativo. Nuestras actividades fueron no lucrativas y cuando se trataba de otros grupos que llegaban a la sala acordábamos con ellos la modalidad. A veces hubo boletería, acorde al valor de entrada del circuito independiente local, otras, la mayoría, fue a la gorra. Incluso con directores de Buenos Aires y de otras provincias que llegaban al Galpón, como José María Muscari, Hernán Morán o La Hormiga Circular de Río Negro, La Libélula de Mendoza, entre otros. Repartimos volantes explicando el sentido de trabajar con esa modalidad. En 2001 comenzó la mudanza a nuestro segundo domicilio en Rawson 3073 y la modalidad siguió mixta incluso hasta hace 2 años ya instalados en el último espacio, la bella casona chorizo en Jujuy 2755. Fueron los viajes, las giras y sobre todo las charlas con referentes del teatro independiente como el querido Eduardo Tato Pavlovsky, que estuvo muy cerca de nuestras inquietudes, y preguntas, o los compañeros del Centro de Investigación Escénica El Teatrito, de Yucatán y La Vorágine de Tucumán, lo que nos lleva a debatir y abandonar la modalidad de la gorra, por la Cooperación Solidaria”, recordaron.
Esta forma de trabajo “se fue articulando con varios de los grupos del circuito independiente en Argentina, Ecuador, México, Brasil, Málaga, y con la Red “Cruzando Fronteras”.
Se trata de una modalidad que, sienten, se debe argumentar. “En abril del año pasado festejamos nuestros 20 años invitando al 17 encuentro “Cruzando Fronteras”. Pensábamos que el encuentro directo entre artistas y vecinos, con la multiculturalidad de voces y procesos creativos invitados, haría una vivencia potente para fortalecer lo que ya veníamos argumentando sobre la cooperación. Lo mejor es argumentar, porque en el debate argumentativo siempre podemos encontrar como actores sociales cuestiones a sostener o a modificar. En El Galpón se trabaja a Cooperación Solidaria”.
En el escenario del Galpón se pudo ver, sin barrera de boletería, y confraternizar con los artistas obras tales como “El Barro se Subleva”, de Norman Briski y charlar con él finalizada la función; la conmovedora “Nuestra Señora de las Nubes”, dramaturgia y actuación de Arístides Vargas y Charo Frances, del grupo Malayerba de Ecuador, charlando con ellos en conversatorio final; se pudo conocer al Trasto Teatro de Málaga realizando un taller de formación actoral coordinado por su director Raúl Cortez.
“Estamos hablando de grupos y actores en gira, costos de traslado, alimentación, hospedaje, estamos hablando de esos artistas grandes en humildad y talento” reconocieron.
También participó en el espacio el grupo Sobretablas de San Juan con la obra “Donde el viento hace buñuelos”, de Arístides Vargas o el show acústico de Alvy Singer. “Nadie quedó excluido por cuestiones de bolsillo”, aseveraron.
También es un lugar abierto a “compañeros de Mar del Plata: Ave Pez, Los Clunes, Mariano Salinas, Los The Sastre, los Recordis, Juan Ruiz, Pedro Terra, Olivia Diab, Las Operetas planetarias, se hacen parte”.
Para Balinotti y Tiribelli, “son los expectadores, vecinos y artistas quienes se animan a cruzar fronteras (las que, sabemos bien, son culturales o mezquinamente comerciales), los que logran valorar cada una de las producciones como bienes culturales que requieren del cuidado de todos. La acción de estas teatralidades es crítica, no es competitiva, no hay especulación, quien no puede colaborar monetariamente es invitado de todos. Colabora como espectador, cuidadoso del trabajo del escenario y de la sala, difundiendo, invitando a otros en las oportunidad que la cotidianeidad le presente”.
“Todo vibra”
“Todo lo que el galpón es, es por suma de muchísimas voluntades, algunas férreas y constantes, otras pequeñas o medianas, irregulares, destellantes. Pero todo vibra en el proyecto. Cada persona que formó parte para nosotros es invaluable, porque en ese momento en el que participó seguramente nos ayudó a no bajar los brazos, a creer que es posible un teatro que se aleja de la representación clásica y del mercado, para adentrarse en las almas, para encender (y encenderse) con el fuego de la imaginación, de la creatividad”, reflexionó Tiribelli.
En tanto Balinotti aseguró que el Galpón es “un colectivo artístico para recordarnos que la historia no está acabada, no tiene propietarios, y también nos recuerda cómo el arte puede abrir mejores horizontes a la vida”.
Por ello valoró que “el balance a 21 años está, felizmente, inconcluso, lo cual nos mantiene trabajando desde el escenario político de nuestras ficciones, viajando para aprender a mirar el mundo con otras comunidades hermanas y reunidos en conversatorios con los ‘expectadores’, así con ‘x’, porque en cada función nos interpelan expectativas, críticas, sueños, mirándonos hacia adentro de aquello que resultó errado, aquello que deseamos aprender, o que queremos mejorar y arriesgar.
El balance esta noche es alegría; lejos del éxito de la fama, es otro éxito y no lo es, una Red de intercambios latinoamericanos que fundamos junto a los artistas tucumanos de La Vorágine y de El Teatrito de Yucatán, en 2004: La Red ‘Cruzando Fronteras’. Alegría inspiradora porque en otras tierras, artistas, vecinos, compañeros y compañeras se están encontrando a crear y cada comunidad lo hace a su modo. Estamos puestos a encontrarnos compartir y acompañar. No estamos solos, esa cultura es nuestra fortaleza”.