En algunas zonas el agua aún no baja
En barrios como El Colmenar, Autódromo, Santa Paula y Félix U. Camet aún persisten las consecuencias de la fuerte tormenta. Resaltan la solidaridad de los vecinos y la falta de medidas que ayuden a evitar las inundaciones.
La imagen de una calle tras el temporal de abril.
Las consecuencias de los diluvios del sábado y lunes siguen castigando a varias zonas de Mar del Plata. Si bien las imágenes del Puerto y el centro de la ciudad inundados sorprendieron a todos, a las pocas horas de finalizada la lluvia sus calles volvieron a ser transitables y los vecinos comenzaron, poco a poco, a retomar su rutina habitual.
Sin embargo, los barrios periféricos como El Colmenar, Autódromo, Santa Paula y Félix U. Camet siguen con calles anegadas, factor que no permite retomar la dinámica cotidiana de la zona.
Este jueves el cielo amaneció completamente despejado, el sol radiante fue bien recibido por muchos vecinos que se encontraban expectantes ante la posibilidad de que el buen clima colabore a normalizar la situación. Para aquellos cuyo panorama ya no incluía agua en sus terrenos, la tarea del día fue secar aquellas prendas de ropa y muebles que todavía estaban húmedos. Para los que corrieron con menos suerte aún y seguían encontrándose anegados, sólo podían esperar a que el agua baje.
Los vecinos del barrio El Colmenar aseguraron que las inundaciones en la zona “son frecuentes” dado que las dos cavas aledañas “desbordan hasta cuando caen dos gotas”. El anegamiento de las calles es tal que incluso provocó la modificación del recorrido del colectivo de la línea 720. Buscando filtrar el agua acumulada, se procedió a la ruptura de una de las calles, obligando así a las unidades a sólo hacer parada en la ruta.
“Mi marido tiene que salir a las cinco de la mañana para poder ir al trabajo”, aseguró Beatriz, dando cuenta de la persistencia de las dificultades en la zona.
Sobre la lluvia del fin de semana, indicó que, “en dos horas, esto ya estaba de vereda a vereda, parecía un mar”, explicó, mientras aprovechaba el sol de la mañana de ayer para secar acolchados y demás prendas húmedas que tenía en el interior del a vivienda.
“El sábado se acumuló mucha agua, pero la lluvia del lunes fue la que terminó de complicar la zona. Recién ayer – por el miércoles- el agua empezó a bajar un poco y pudimos empezar a caminar”, señaló.
Si bien le atribuyó la inundación al desborde de las cavas, indicó que “la gente es muy sucia”, agregando, a modo de ejemplo, que “en una de las cavas hay un puente y ahí siempre hay basura”.
Rodeados de agua
Algunos vecinos todavía presentan grandes dificultades para salir de sus respectivas viviendas. De hecho, algunas calles de barrios como el Félix U. Camet y La Herradura se encuentran bajo 60 o 70 centímetros de agua.
En este último, por ejemplo, resulta imposible avanzar por una de las intersecciones de la plaza, el agua no da tregua.
Norberto, vecino del lugar, aseguró que el panorama se repite lluvia tras lluvia, pero la situación se agravó luego de que el Municipio realizara arreglos en una de la calles transversales a la señalada. “Vinieron a arreglar la calle pero le sacaron todo el nivel. Quedó un pozo y eso hizo que se inunde más”, aseguró.
Lo mismo ocurrió en El Colmenar, donde las calles más cercanas a las cavas todavía se encuentran bajo agua. Ester, vecina del lugar, aseguró que al barrio “no fue nadie a ayudar” y resaltó que “en la zona, hay muchos chicos, tener las calles así es muy peligroso”.
El panorama, de hecho, no sólo obligó a que muchos vecinos decidieran autoevacuarse a casa de familiares, sino también a tomar decisiones, como la que tomó Claudio, de romper parte del muro de su vivienda para permitir que corra el agua desde la parte posterior a la calle.
“Rompí y mandé a mi chico a otro lado. Ya pensé en vender esta casa e irme”, confesó a LA CAPITAL, notablemente agotado de vivir la misma situación tras fuertes tormentas.
La ayuda entre los vecinos
El marplatense también destacó la solidaridad que aflora en tiempos de crisis, al señalar que entre las mismas personas del barrio buscaban soluciones para los más afectados.
“Cerramos calles para que no pasen los autos y se formen oleajes que empeoren la situación”, aseguró, señalando aquellas viviendas que se encuentran a alturas más bajas.
Destacó, a su vez, que dicha actitud es resultado de una ausencia del Estado. “El delegado anterior era el que venía y te preguntaba si precisabas algo. Fue el único que se arremangaba los pantalones e iba casa por casa. Los de ahora nada, no aparecen”, acusó.
En la misma línea se pronunció Héctor, otro vecino que agregó un nuevo dato: “Hace dos meses, más o menos, uno de los vecinos presentó un proyecto en la delegación para entubar esta calle y nadie le dio bola”. Y agregó: “Hoy -por el jueves- está un 80% mejor de lo que fueron estos días. Imaginate entonces lo que esto era”, exclamó, pisando el barro.
La falta de respuesta instó, también, a que muchos vecinos acepten participar de asambleas organizados por el Polo Obrero en diferentes barrios, para buscar, de esta manera, la manera de aunar ideas y solucionar la situación.