TANDIL (Corresponsal) – Un intento de asalto a un polirrubro ubicado en avenida Buzón frente a la terminal de ómnibus de Tandil derivó en la dramática toma de su empleada como rehén por parte de un hombre de origen mendocino que se encontraba en esta localidad tras haber asistido al recital del Indio Solari.

La tensa situación se extendió durante casi tres horas, hasta que finalmente el delincuente decidió entregarse, no sin antes exigir la presencia de un camárografo como garantía y luego de reclamar a viva voz que lo ayudaran a regresar a su provincia.
Un equipo periodístico de Multimedios LA VOZ a requerimiento del titular de la Policía Local, comisario Mariano Giménez, actuara garante para que José Alberto González depusiera su actitud sumándose luego otros colegas.
El comisario mayor, Eduardo Quintela, jefe de la Departamental fue el encargado de negociar con el frustrado asaltante acompañado en primera instancia por el secretario del fiscal doctor Dalfonso, y también se hizo presente el agente fiscal, doctor Borean.
En primera instancia un efectivo policial rompió la vidriera del local con el ánimo de detener a González, aunque éste amenazó con lastimar a la víctima, por lo que se dejó sin efecto dicha acción.
Una veintena de vehículos policiales acordonó toda la zona comprendida por la avenida Buzón entre San Martín y Belgrano, a la vez que otros efectivos rodearon el comercio y se parapetaron en el techo y los fondos del local a la espera de órdenes para actuar.
Pasadas las 22, Enzo Pereyra, camárografo y Raúl Cabrera, fotógrafo del Multimedios LA VOZ y Claudio Andiarena, todos protegidos con chalecos antibalas y con identificación de prensa se colocaron a la puerta del negocio.

Mientras tanto más de un centenar de curiosos, entre los que se encontraban muchos fanáticos del Indio Solari, observaban el desarrollo de los acontecimientos y la policía procuraba que no avanzaran sobre el cordón perimetral.
Cerca de las 22.30 Quintela logró que González comenzara a charla más fluidamente y accediendo el policía a un pedido del asaltante llamó por teléfono a la pareja de González, de nombre Nadia.

Finalmente levantó las manos, arrojó el cuchillo y caminó por entre los vidrios junto a la joven que había perdido el calzado.

Cuando la mujer logró trasponer la puerta del comercio rompió en llanto y al pisar la vereda González, cinco efectivos policiales se abalanzaron sobre él.
En ese instante varios jóvenes que observaban la situación intentaron agredir a los efectivos policiales aunque la escaramuza no pasó a mayores.
González fue subido a un patrullero y se lo trasladó a la seccional Primera, donde quedó detenido acusado de los delitos de tentativa de asalto y privación ilegal de la libertad, cargos mucho más pesados que la contravención prometida por el comisario Quintela, cuando le aseguraba al detenido que a la medianoche tomaría el micro con destino a su Mendoza natal.