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Policiales 11 de marzo de 2017

Fueron identificados los presuntos autores del doble crimen de Camet

Son dos hombres, cuñados entre sí, y otro individuo que hizo de chofer en el sangriento raid. La policía allanó una vivienda pero no los encontró. Más detalles de un caso impactante.

En esta vivienda ocurrió el primero de los homicidios.

Los tres hombres que en la noche del jueves asesinaron a dos hermanos en sus casas del parque Camet fueron identificados en las últimas horas y la Justicia ordenó sus detenciones.

El relato de la mujer de una de las víctimas, testigo presencial de ambos asesinatos, fue fundamental para que el fiscal Juan Pablo Lódola lograra la identificación de los asesinos y solicitara a la Justicia de Garantías las
respectivas órdenes.

El jueves por la noche los hemanos Luis y Marcelo Romero, de 50 y 43 años respectivamente, fueron ejecutados en sus casas próximas al Parque Camet, en una disputa por la venta de drogas.

Dos hombres que son cuñados entre sí y que viven a 15 cuadras de allí son considerados los autores materiales de los asesinatos, ya que fueron los que ingresaron a las viviendas, mientras que un tercer individuo permaneció siempre en el automóvil en el que se movilizaban.

Fuentes oficiales confirmaron que se trata de Antonio Adrián Baez, apodado Pico, y Ezequiel Uriarte, alias Chanchi. En tanto el chofer resultó ser Ezequiel Juárez.
Ayer la policía allanó el domicilio en donde residen los cuñados pero estaba vacío, con clara evidencia de que se habían mudado en las horas previas.

En tanto la operación de autopsia confirmó que ambos hermanos fueron fusilados con dos balazos en la cabeza.

Los crímenes

El primer crimen se produjo en la casa de calle Frenguelli al 6000, donde Luis Romero se encontraba con su mujer de 35 años. Después de haber regresado en remís del centro, donde cenaron, los dos entraron a la casa y poco después lo habrían hecho Baez y Uriarte.

Según consta en el expediente, los dos sujetos le reprocharon a Romero una circunstancia referida a la actividad que los unía: la venta de cocaína en la zona del Parque Camet y los barrios aledaños. De forma repentina, mientras la mujer se hallaba en la cocina, se escucharon dos disparos.

La autopsia reveló que tenía dos heridas de arma de fuego sin salida, una en el ojo izquierdo y otra detrás de la oreja izquierda.

Los dos hombres le exigieron a la mujer la cocaína y dinero que sabían que ocultaba Romero en la casa, pero ella aseguró que no sabía. Entonces la sacaron a la calle y la obligaron a subir al automóvil Ford Escort, donde aguardaba al volante Juárez.

De allí se fueron hasta la casa del hermano de Romero, Marcelo, en calle Calabrese al 4500, a tan solo 600 metros. En el lugar estaba Romero, pero afectado por el consumo de sustancias a tal punto que no advirtió las distintas señales e indirectas que la mujer le pudo lanzar. Lo que luego sucedió fue una continuidad de la “mejicaneada” o ajuste de cuentas, ya que ataron a Romero en una silla y le pidieron la droga que suponían estaba allí. La verdad lo llevó a la muerte porque apenas dijo que no tenía nada, lo remataron de dos disparos. Un proyectil le ingresó por el maxilar derecho y otro por la parte superior de la cabeza, ambas sin salida.

Los asesinos perdonaron la vida a la mujer, incluso después de que uno de ellos le propusiera vivir con ella y hacerla senrir “como una reina”. Minutos después desaparecieron.

Un arma, dos plomos

Una requisa por la zona de los crímenes permitió a los investigadores recuperar un revólver calibre 32, que ahora los peritos balísticos cotejarán con los dos plomos extraídos de los cuerpos de los Romero. También con un proyectil rescatado del sillón en el cual fue rematado el mayor de los hermanos.

El fiscal Lódola, tras identificar a los presuntos autores, ordenó el allanamiento de la casa en la que vivían Báez y Uriarte, y la requisa del automóvil Ford Escort utilizado para el sangriento raid.

En la casa se hallaron 5 teléfonos celulares, un cartucho calibre 16, anotaciones de interés, fotografías de Luis Romero y de su concubina, y un buzo a rayas color blanco y negro.

En tanto en el auto se logró recuperar un par de cabellos que en el futuro podrán ser sometidos a pruebas de ADN.