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Opinión 29 de diciembre de 2024

2025: elecciones, rupturas y reconfiguraciones

Por Jorge Raventos

Con un año de comicios en puerta, las fuerzas políticas calculan o ponen en acción sus ingenierías electorales y, cuando lo hacen, develan parcialmente sus proyectos o intenciones.

A desacoplar

En la ciudad de Buenos Aires, sede central del macrismo, su jefe de gobierno acaba de divorciar la elección local de la que dirime cargos nacionales. Esta última está prevista para el mes de octubre; Jorge Macri, en cambio, fechó el comicio porteño en julio. Alegó motivos plausibles: quiere que la agenda porteña esté en primer plano y que no sea velada por los debates y los temas nacionales, como suele ocurrir cuando ambas elecciones tienen lugar simultáneamente. Mari decidió asimismo suspender la PASO distrital. Para ahorrar dinero, dijo.

En cualquier caso, aun si los argumentos lucen razonables, el motivo de fondo del Ejecutivo porteño para disociar las elecciones (y anticipar la local a la nacional) es gambetear la estrategia plebiscitaria que prepara el gobierno central, con la-que amenaza convertir comicios parlamentarios de medio término, normalmente atados a lógicas distritales, en una polarización entre apoyo o cuestionamiento a Javier Milei y su gobierno. Sometido a esta lógica, el oficialismo porteño sería succionado por el oficialismo nacional justo en momentos en que La Libertad Avanza y el Pro disputan públicamente las condiciones de una sociedad en la que el macrismo pretende resguardar cierta autonomía u grados de libertad mientras Milei esgrime una oferta de virtual cooptación en todos los distritos al mismo tiempo. “No me gusta que me inviten a ser parte con un condicionante absoluto ( Es como yo digo o no es nada)”, objeta el jefe de gobierno porteño. Tanto Jorge Macri como su primo Mauricio resisten la ofensiva del mileísmo sobre el distrito porteño –encabezada por Karina Milei- y su ambición de componer una lista única digitada con prevalencia de nombres de La Libertad Avanza.

El macrismo trata de defenderse de esa intención sin dar lugar a que se ponga en discusión su voluntad de apoyar al gobierno nacional: “Esto no es una elección de ejecutivos, sino de cuántos diputados y concejales ingresan. Y eso no necesariamente requiere ir juntos (…)Si hay gente a la que le gusta Milei y también le gusta la gestión de la Ciudad, va a tener dos momentos políticos para votar. Hay que desdramatizar. Acá lo que tenemos que lograr es tener la mayor cantidad de diputados que crean en la institucionalidad, en el futuro, en el equilibrio fiscal y que no quieran volver atrás”.

Bandera blanca

El mileísmo no se conforma con la bandera blanca que esgrime Jorge Macri: “”Tal como ha dicho en otras oportunidades el mismo Jefe de Gobierno: cambiar las reglas de juego en pleno año electoral no hace más que levantar sospechas de segundas intenciones”, declaró el regimiento capitalino de La Libertad Avanza. “Esto es un capricho de casta; se equivocan si creen que con este ventajeo electoral’ perjudican a nuestro partido, solo logran poner en evidencia al oficialismo porteño subestimando y cansando a los votantes”.

Aunque Javier Milei avisó públicamente (entrevista con Forbes) que: “en las elecciones o vamos con el PRO juntos en todos lados o iremos separados”, la insistencia de su fuerza se concentra en la Ciudad Autónoma, donde el macrismo maneja los controles desde hace 18 años y donde el Presidente quiere hacer pie con firmeza y, en lo posible desplazarlo.

En los hechos, La Libertad Avanza se está moviendo en la ciudad autónoma como una fuerza predominantemente opositora al Pro: en la Legislatura el bloque mileísta ortodoxo (hay otro, encabezado por Ramiro Marra, que se desmarca de las instrucciones de Karina M.) ha votado por el rechazo de iniciativas importantes de Jorge Macri, por caso, el presupuesto.

Si el Pro y el mileísmo no alcanzaran un acuerdo electoral en el distrito, el comicio presentaría incógnitas interesantes: se ampliarIan las posibilidades de Unión por la Patria, que cuenta con un candidato (Leandro Santoro) bien acogido en la opinión pública, y podría filtrarse una sorpresa ante la división de quienes se mostraron unidos en el último balotaje presidencial. Máas allá de ese riesgo, la puja entre el Pro y La Libertad Avanza en el distrito sería muy interesante. Para el Pro, una derrota ante el mileísmo determinaría una nueva crisis interna y enfrentar la cruel alternativa de sumisión o aislamiento. El efecto sería más letal si el macrismo no solo cae debajo de LLA, sino también detrás de la lista opositora (con mucha intervención K) que encabezaría Santoro. En cuanto al mileísmo, podría asimilar sin graves traumas un segundo puesto a poca distancia del macrismo, pero su aventura porteña sería muy costosa si cae por mucha diferencia ante el macrismo y más catastrófica aún si terminara detrás de una figura aliada al kirchnerismo.

Dado que es mucho lo que se juega, hasta que la Casa Rosada y el macrismo resuelvan el contrato electoral que los una o se confirme la idea de marchar separados se registrarán seguramente vistosas operaciones en un sentido y el otro. La ciudad ya sufrió la cooptación de un alto funcionario (Diego Kravetz, con el impulso de Balcarce 50, saltó de número 2 de Seguridad de CABA a número dos de la SIDE), ya padeció una numerosa fuga de delincuentes de una de sus comisarías y su ex secretaria de Educación prepara la garrocha para aterrizar en campo mileísta. Hay más números en carpeta.

Las dudas de Axel

Del lado opuesto de la Avenida General Paz, el gobernador bonaerense Axel Kicillof no imita aún el desacople que Jorge Macri acaba de cometer en su distrito. Kicillof también quiere disociar las elecciones provincial y nacional pero, a diferencia de su colega porteño, no cuenta con un frente interno suficientemente unido. No es que Macri no tenga adversarios en el Pro (basta recordar a Patricia Bullrich, que ya ha pusto el grito en el cielo por el desacople; pero, bueno, ella es funcionaria de Milei y su postura antimacrista ya se ha naturalizado), en cambio, la contra que tiene que manejar Kicillof en nada menos que Cristina Kirchner, presidenta del Partido Justicialista y su antigua protectora y valedora. La señora ya se ha expresado inequívocamente sobre el tema. Lo hizo delante de Kicillof, en el plenario del PJ que encabezó en Moreno en la primera quincena de diciembre. Para ella es indispensable centrar la oposición a Milei en la problemática nacional. No le preocupa en absoluto la estrategia plebiscitaria del Presidente.

Por el contrario, así como éñ quiere encarnar el Sí en ese imaginario plebiscito, ella quiere corporizar el No. Imagina que esa polarización la fortalecerá, inclusive (como seguramente supone) si pierde, porque cree que ese papel legitimará o consolidará su poder interno.

Kicillof se encuentra mutatis mutandi, ante un dilema análogo al que afrontan los Macri del otro lado del mostrador: quiere y necesita mostrar autonomía pero, así como el macrismo no se atreve a aparecer como opositor a Milei, Kicillof vacila ante Cristina.

Así, el gobernador pospone el desacople y anticipo de la elección bonarense, que le permitiría ser la cabeza de esa batalla (independizándola de la nacional, que la señora de Kirchner quiere conducir). Kicillof tiene la esperanza de volver a salir victorioso en la provincia con esa estrategia separada, porque duda de las chances de un peronismo enfrentado nacionalmente a Milei con el liderazgo de CFK. Ganar en Buenos Aires lo proyectaría como un aspirante con títulos para pelear por la candidatura presidencial de una oposición con eje en el peronismo. Pero necesita ganar tiempo, porque el cristinismo maneja muchas palancas de su propio gobierno (incluyendo ministros de su gabinete) y de la Legislatura, y articula con muchos intendentes. En ese contexto, el gobernador fracasó en el intento de aprobar el presupuesto en la Legislatura y de conseguir el visto bueno para un proyecto de financiación por toma de deuda. Tiene una oposición externa pero simultáneamente debe lidiar con una oposición interna que le dificulta las negociaciones. Se ha visto obligado a posponer presupuesto, financiación y desacople electoral. Ajora vienen las vacaciones, pero en febrero empezarán las urgencias.



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