10 preguntas a escritores: Rodrigo Manigot, autor de Las cosas que empecé de grande
Rodrigo Manigot nació en el año 1968, es oriundo de Castelar, fundador de la banda de rock Ella es tan cargosa, conductor de un programa de radio llamado Librocks y dicta talleres literarios.
1. ¿Cuándo y cómo empezó tu acercamiento a la escritura?
-Empezó tarde, si hablamos específicamente de escribir literatura, cerca de los treinta años. Aunque escribo canciones desde los veintitrés, que también me parece algo tardío para un artista de rock, pero por eso el título creo que va bien. En ese desfasaje, en esos siete años entre empezar a escribir canciones y largarme a escribir cuentos, leí muchísimo, para intentar mejorar las letras de mis canciones. Tanta lectura casi siempre empuja a la propia escritura.
2. ¿A quiénes considerás como tus maestros?
-A Ricardo Krakobsky, a Guillermo Cácharo, a mi amada Alicia Dujovne Ortiz, que me consideró escritor cuando no había escrito ni medio cuento, al enorme Héctor Lastra, a Santi Llach, Flor Monfort, Matías Bauso, ahora Leo Oyola, estoy muy agradecido a todas esas personas que me mejoraron como lector y escritor.
3. ¿Tenés alguna rutina para escribir?
-Trato de escribir, pero sobre todo leer todos los días. Ahora estoy escribiendo un diario, sobre todo para mantener el músculo de la escritura. Recién sale mi nuevo libro, tengo otro encajonado y quiero ver para dónde encaro la próxima vez. Una vez que encuentro el tema, la escritura toma mi cuerpo, podría decirse.
4. ¿Cómo presentarías tu libro a alguien que todavía no lo leyó?
-De muchas maneras. Pero creo que es lo mucho que me costó encontrar mi literatura. Aunque es tranquilamente la historia de mi inseguridad, de mi falta de fe.
5. ¿Cuál fue el origen del libro?
-Nació en una charla con Leo Oyola. Me estaba editando un libro muy fuerte que aún no me animé a publicar. Antes de cerrarlo, me separó tres relatos y me dijo que le gustaban, pero que eran parte de otro libro, que era el próximo, mi libro sobre lectura y escritura. Así empezó. Después la editora Sabrina Sosa me pidió algo parecido para La Crujía. Ahí me puse a darle forma.
6. ¿Podrías describir una zona del texto que sea tu favorita?
-Me gustan todas, porque son todas zonas de mi vida donde viví cosas poderosas, más allá siempre de las dificultades que conlleva vivir.
7. Si tuvieras que elegir a un personaje literario con el cual te identifiques, ¿a quién elegirías y por qué?
-Me gusta Dean Moriarty, ese loco vital de On The road de Kerouac que tiene tanta potencia que se sale de las páginas del libro. Y me gusta mucho el Arturo Belano de Bolaño. Ese fantasma de Bolaño que creo que acortó distancias entre vida y literatura y acercó a un montón de chicos y chicas a los libros.
8. ¿Por qué escribís?
-Por placer y porque vino conmigo. Y porque escribiendo llego a lugares que no llego de otra manera. Me imagino que a otra gente le pasará pintando, o haciendo casas, o esculturas.
9. ¿Un libro para recomendar?
-¡Mil! Pero te digo algunos que me encantaron este último tiempo: La oscuridad, de John Mc Gahern. Diario inconsciente de Santiago Loza. Paseando con hombres, de Ann Beattie.
10. ¿Estás trabajando en algún proyecto de escritura actualmente?
-Estoy escribiendo un diario. No sé si tendrá autonomía o puede ser el nuevo final de un libro que ya terminé y que aún no publiqué.
Ficha
Nombre del libro: Las cosas que empecé de grande
Nombre del autor: Rodrigo Manigot
Editorial: La crujía
Cantidad de páginas: 240
Año de publicación: 2024
Biografía del autor
Rodrigo Manigot nació en el año 1968, es oriundo de Castelar, fundador de la banda de rock Ella es tan cargosa, conductor de un programa de radio llamado Librocks y dicta talleres literarios. Su primer libro fue Donde no van las melodías fue publicado en 2020, al que le siguió la autobiografía El aire del mundo.
Sinopsis breve
Alberto Laiseca decía que había que leer mucho más de lo que cada uno llegara a escribir. Que mientras estuviéramos conectados con la lectura lo otro ya iba a venir. Que era algo inevitable. Rodrigo lo expone bien en estas páginas al mostrarnos su ansiedad lectora. Y; también; el camino que se inicia una vez que se decide compartir lo que uno hace. La importancia de los talleres; de quienes los dictan y; sobre todo; lo que ha quedado históricamente invisibilizado: las compañeras y los compañeros de taller; de su rol. Del compromiso tanto con los textos propios como con los del resto del grupo. Y del equilibrio justo entre el aliento y la competencia.
Divinas metáforas futboleras propias de un país del que surgió un D10s y hasta un Messías. La literatura de saldos como formación. La música ahí; todo el tiempo. La educación sentimental de quienes nos criamos en el Oeste. Y esa universalidad. Más la sabiduría propia del diablo por aquello de saber más por viejo que por diablo. Porque si cruzamos el medio siglo de vida algo; por lo menos; seguro que aprendimos.
De ese peregrinar y de los años de continuidad en un espacio nos habla Rodrigo Manigot en este libro; con esa honestidad bestial que caracteriza su escritura; sus canciones; su trabajo.
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