La Ciudad

Se vendió “El Castillo”: lo compró una tradicional empresa de la ciudad

Cambio de manos y de rubro. El ex boliche conocido popularmente como "El Castillo, ubicado en la avenida Constitución, fue vendido a "Manolo", la conocida fábrica de churros marplatense.

El edificio popularmente conocido como “El Castillo”, ubicado en la avenida Constitución y Ortega y Gasset, fue vendido a la tradicional firma “Manolo” aunque todavía no se definió que uso se le dará a la estructura arquitectónica.

El tradicional boliche tuvo su época de éxito durante la década del `70 y principios de los `80, cuando Constitución era conocida como “la avenida del ruido” y la arteria era sede de todas los boliches que hicieron de la noche marplatense una de las más populares del país.

La transacción inmobiliaria se realizó hace poco tiempo, aunque las negociaciones se extendieron durante meses, y todavía la conocida firma marplatense no decidió que uso se le dará al edificio con frente de piedra.

Así, desde Manolo confirmaron la operación inmobiliaria aunque no brindaron detalles sobre el futuro del edificio aunque aclararon que se trata de “un proyecto a largo plazo” por lo que recomendaron no generar expectativas sobre la pronta apertura.

La casa de churros cuenta con tres sucursales en la ciudad -en el centro, en la costa a la altura de Playa Chica y sobre Alem- y también con un negocio -también regenteado por la familia- en Miami.

Si bien la familia comenzó con un pequeño comercio ubicado en Independencia y 9 de Julio, recién llegados de Uruguay dónde habían recalado después de abandonar Burgos (España) como consecuencia de la Guerra Civil Español, con el trabajo mancomunado comenzaron a crecer.

Arduo trabajo

Así como se ampliaron en infraestructura, el menú también fue creciendo en diversidad y a los churros y el chocolate se le fueron sumando platos salados y especialidades. El último rubro en el que están trabajando son los alfajores, en una planta que abrieron especialmente y con la que generaron nuevos puestos de trabajo.

El metódico trabajo de “un ladrillo sobre otro” vivió momentos de zozobra de la mano de los vaivenes económicos del país, como cuando se sumaron a una cadena de supermercados local y los acompañaron en sucursales que abrieron por la zona pero no les fue tal como esperaban.

En esa vuelta a empezar diversificaron la carta y modernizaron y ampliaron los locales, incluso instalándose en diversas zonas geográficas de la ciudad. Ahora también, quizás pronto, abran sus puertas en la avenida Constitución.

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