Volvieron a detener a Guillermo Caldera
La libertad otorgada semanas atrás a Guillermo Caldera, condenado por el homicidio de la menor Bárbara Tiscornia, fue revocada por la Cámara de Apelaciones. Ahora deberá esperar al menos hasta el próximo invierno para pedir la libertad condicional.
Guillermo Caldera, el asesino de la adolescente Bárbara Tiscornia, fue nuevamente detenido luego de que la Cámara Penal revocara el fallo del tribunal de primera instancia inferior que le había otorgado la libertad por considerar excesivo el tiempo de prisión sin una sentencia firme.
De acuerdo a fuentes cercanas a la causa, Caldera se presentó en las últimas horas con su abogado y fue nuevamente ingresado a la Unidad Penal Nº 15 de Batán.
El 3 de diciembre último los jueces Eduardo Alemano y Hugo Trogu, del Tribunal Nº3 en lo Penal, habían ordenado la libertad de Caldera tras considerar que ya estaba excedido el tiempo de prisión sin una sentencia firme. Por esa causa, resolvió cesar la prisión preventiva, así como también el beneficio de las dos salidas transitorias y además cancelar la caución por 100.000 pesos que existía para el caso de cualquier incidente.
Alemano y Trogu resolvieron esto cuando la defensa hizo una presentación para pedir una tercera salida semanal. Los magistrados analizaron el expediente y entendieron que debían otorgar la libertad.
Todo el proceso judicial se inició en el año 2005. Caldera fue hallado culpable del asesinato de Barbara Tiscornia y condenando a 13 trece años de prisión, fallo que apeló por el defensor, Mariano Ayesa. Este recurso tuvo efecto el 20 de diciembre de 2007, cuando un Tribunal de Casación diminuyó la pena a 10 años y ocho meses de cárcel, y una vez más la defensa no quedó conforme e interpuso una nueva apelación, esta vez ante la Suprema Corte de Justicia bonaerense, incidente jurídico aún no resuelto.
Lo cierto es que el Tribunal Nº3, cuando recibió el pedido por una tercera salida transitoria, entendió que como no estaba cerrada la instancia superior, Caldera había excedido ampliamente el plazo razonable de una prisión preventiva, status jurídico que tiene una condena sin sentencia firme. Fundamentó que los 5 años y 11 meses en esa situación eran suficientes para hacer cesar la prisión preventiva, junto con la consideración de otros aspectos como la conducta de Caldera, quien en esta nueva etapa no había demostrado intenciones de fugarse.
Sin embargo esta medida fue apelada por el fiscal Mariano Moyano, ya que entendió con la morigeración de la prisión preventiva había un aumento en el riesgo procesal, dado que existían antecedentes desfavorables en la profugez tras el hecho, y en la evasión del instituto El Faro a donde había llegado tras otra morigeración años atrás. Debido a que al hacer cesar la prisión preventiva, también dejaba sin efecto la caución de 100 mil pesos, Moyano sostuvo que ya no había ninguna restricción contra Caldera.
Días atrás la Cámara Penal en su sala 2 hizo lugar a la apelación y dispuso que nuevamente fuera detenido, con las mismas condiciones que tenía tras el fallo de primera instancia. Esto significa que Caldera estará nuevamente en prisión, gozará del beneficio de dos salidas semanales para afianzar vínculos familiares, se someterá a tratamientos psicológicos y se fijará nuevamente la caución de 100 mil pesos.
A Caldera le restan siete meses para obtener la libertad condicional, motivo por el cual sus abogados le aconsejaron cumplir ese lapso en prisión.
Un caso para no olvidar
En la madrugada del 22 de abril de 2002 Bárbara Tiscornia (hija de un reconocido médico local) recibió un disparo en la cara y murió en el acto. Estaba dentro de un departamento de 11 de setiembre al 3100 hasta adonde había llegado con Guillermo Caldera. Ambos se habían conocido algunos pocos días antes y acordaron el encuentro en el departamento del padre de Caldera, también médico.
La muerte se conoció cuando unos pescadores descubrieron el cuerpo de la adolescente a los pies de un acantilado de la zona de Camet. La menor estaba envuelta en una bolsa de nailon y mantas.
Las primeras averiguaciones policiales se orientaron hacia Caldera, quien al día siguiente dejó de ir a su trabajo -reparto de empanadas- y con el correr de las horas consolidó su estado de evasión.
Con las pruebas suficientes para incriminarlo, la fiscalía de Aldo Carnevale imputó a Caldera del crimen pero no logró hallarlo. Durante siete meses estuvo prófugo, ocultándose en distintos domicilios de Mar del Plata, incluso en un hotel de la zona del centro comercial de Güemes. Finalmente, sin salida, acordó la entrega en un cafe de Libertad y la costa.
El juicio posterior confirmó la responsabilidad de Caldera en el asesinato, el cual se produjo en medio de una presunta situación sexual.
El padre del homicida, el médico epidemiológico Jorge Caldera (53) fue absuelto pese a que su hijo aseguró que había limpiado el departamento y llevado el cuerpo hasta Camet.