Red solidaria permitió la libertad de una una mujer condenada injustamente
Un movimiento solidario internacional en el que intervinieron profesionales marplatenses permitió la liberación de una mujer que estuvo injustamente detenida durante siete años en una cárcel de la República de El Salvador.
Karina Herrera Clímaco (31) pasó siete años presa en la cárcel de Ilopango, República de El Salvador. En noviembre de 2002 había sido condenada a 30 años de prisión por la muerte de su hija recién nacida, pero hace pocos días el mismo Tribunal que la sentenció admitió su error y la dejó en libertad.
Esa definición judicial se produjo merced a una red solidaria en la que intervinieron una abogada y dos médicos marplatenses, uno de los cuales viajó a El Salvador y expuso sus conclusiones ante el Tribunal. Previamente, la abogada había trabajado en dicho país para que el Tribunal revisara la sentencia. De tal modo, se obtuvo la liberación de Clímaco.
Los hechos comenzaron el 17 de enero de 2002 cuando Clímaco dio a luz una niña que luego fue hallada muerta en la humilde vivienda que ocupaba la mujer.
Clímaco fue detenida en el hospital de San Bartolo, donde se hallaba internada desde que su madre la encontró en la casa, inconsciente y ensangrentada, cerca de la beba fallecida. Diez meses más tarde fue condenada a 30 años de prisión por el Tribunal Tercero de Sentencia.
La condena se fundamentó en la autopsia realizada por el Instituto de Medicina Legal, cuyos profesionales indicaron que la beba había sido estrangulada.
El proceso a Clímaco movilizó a diversas organizaciones de derechos humanos salvadoreños que sostuvieron la inocencia de la mujer y que terminaron conformando una red -"Solidarias con Karina"- en procura de obtener su libertad. La abogada marplatense Patricia Perelló relató que intervino en el caso a partir de su relación con Morena Herrera "una activista salvadoreña muy comprometida con organizaciones femeninas a quien conozco desde hace tiempo".
Herrera le envió a Perelló una copia del expediente y la profesional solicitó a su vez, la opinión de tres especialistas que estudiaron la autopsia y emitieron sus propias conclusiones. Se trata de los médicos legistas Mariano Castex y René Vailleau y del ginecólogo y obstetra Juan Lascano, quien se desempeña en el Hospital Materno Infantil de Mar del Plata.
"Los tres profesionales, en forma independiente, coincidieron en que la muerte de la beba no se produjo por estrangulamiento", indicó Perelló.
"Ocurre que la mujer se desvaneció al dar a luz, sin asistencia alguna. La muerte se produjo porque, al no haberse cortado el cordón umbilical, la placenta absorbió la sangre en forma inmediata y le provocó un shock hipovolémico".
La abogada marplatense explicó que el informe del forense salvadoreño que hizo la autopsia se basó en "algunas marcas que aparecieron en la cabeza de la beba y que fueron producto de las propias maniobras manuales que hizo la madre para dar a luz".
En caso de estrangulamiento -añadió- el cuerpo tendría que haber presentado otro tipo de indicios, tales como marcas propias de una maniobra de estrangulamiento e, incluso, fracturas y lesiones en las vías respiratorias.
Invitada por las organizaciones que reclamaban la libertad de Clímaco, Perelló viajó a El Salvador y elaboró el pedido de revisión de la sentencia que fue presentado el 5 de mayo pasado por el abogado Víctor Hugo Mata, un profesional salvadoreño con vasta trayectoria en materia de derechos humanos.
El mismo Tribunal que había condenado a Clímaco aceptó tal requerimiento y el 6 de julio pasado realizó una audiencia durante la cual el médico legista marplatense René Vailleau expuso sus conclusiones médico legales. En igual sentido hicieron su aporte otros dos especialistas de Granada y Guatemala, "que actuaron en forma solidaria, como todos los que intervinimos en este caso", informó Perelló.
Al cabo de la audiencia, el Tribunal admitió que la sentencia condenatoria se había fundamentado en pruebas falsas, ya que la autopsia no había sido realizada de acuerdo al protocolo. En consecuencia, Karina fue liberada inmediatamente.
El presidente del Tribunal de Sentencia, juez Martín Rogel, reconoció el error que se cometido hace siete años. "La ley establece que una sentencia puede ser revisada en cualquier momento, porque los jueces podemos equivocarnos", dijo tras la revocatoria de la sentencia.
"Sólo Dios y yo sabíamos que era mentira todo lo que me acusaron. Confié que iba salir de esa cárcel sin cumplir la pena, porque soy inocente", sostuvo la mujer a poco de recuperar la libertad.
Cuando Clímaco fue detenida, su hijo mayor tenía siete años y el menor era un bebé de pocos meses. La mujer recuerda con dolor cuando, después de varios días de encarcelamiento y al final de un día de visita, su hijo más pequeño le pedía que se fuera con él. Y aunque ella se empeñaba, su hijo siempre terminaba derrumbándola emocionalmente, cuando le decía que se metiera en el bolsillo de sus pantalones para que pudiera irse con él.
Durante sus siete años en la hacinada cárcel de Ilopango -donde cohabitan mil mujeres en condiciones deplorables- Clímaco se graduó de bachiller y aprendió el oficio de panadería.
A lo largo de los años, la red "Solidarias con Karina" protagonizó numerosas manifestaciones e hizo contactos nacionales e internacionales, logrando gran adhesión cuando consiguió que el caso fuera difundido por el New York Times.