Sobre grupos neonazis, fascistas y otras violencias urbanas
El 25 de octubre, horas antes de iniciarse la jornada eleccionaria, un grupo antifascista reunido en la Plaza España fue atacado por varias personas. Las dos partes sostienen versiones diferentes. Pero el episodio puso en la superficie la posible existencia de pandillas neonazis en Mar del Plata.
por Fernando del Rio
Don Quijote los debió haber creído locos al verlos pasar armados con palos y caños de pvc rellenos de cemento. Una horda de encamperados, con el pelo corto y el rostro enjuto para infundir el claro mensaje, con el paso a redoble en una emulación sin brillo de una buena escena kubrickeana. Don Quijote, aun en su versión en bronce que apunta al mar en la Plaza España, los creyó locos. Sancho, si bien desconfiado como siempre, esta vez no lo contradijo, cuando vio a los fascistas al ataque de los otros, de los distintos, de los que piensan diferente.
Un par de minutos antes esos otros del grupo de Acción Antifascista estaban reunidos en un sector de la plaza, el punto de encuentro acordado por Facebook para, desde allí, caminar hacia la Catedral donde se celebraba una protesta contra Monsanto, la multinacional acusada de gran parte de los males de la humanidad. O más o menos. En eso estaban cuando tres chicas, una de ellas rubia, de ojos claros y de apenas 16 años, pasaron cerca. Y hubo un cruce de palabras hasta que uno de los integrantes del grupo Acción Antifascista gritó lo que del otro lado se entendió como una provocación: "¡Antifa!".
La chica rubia de 16 años, acaso refugiada en la protección que el género supone otorgarle, los encaró. Y se tomó a empujones con uno de los reunidos, de los diferentes. Ella diría luego que debió quedarse encerrada en un kiosco mientras sus amigas -también menores de edad- iban en busca de quien las pudiera defender. Ellos, los antifascistas, cuentan que las menores se retiraron haciendo el saludo fascista del brazo extendido y prometiendo regresar con sus amigos.
Don Quijote fijó su vista en el mar, desentendido o asustado, y le ordenó a Sancho seguir en lo suyo. Del inicio del ataque sólo quedaron como testigos los dinosaurios del museo Lorenzo Scaglia, por cuyos laterales corrieron perseguidos los antifascistas de esta Mar del Plata 2015.
Dos de los atacados acabaron en el Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA) con fracturas, cortes y contusiones.
Los fascistas, en cambio, regresaron satisfechos a continuar con los ensayos de la banda de trash "Six Million More", una expresión musical reivindicadora de ese movimiento y que en siglas se la identifica como "SxMxMx".
La chica rubia de ojos claros en torno a la cual se originaron los graves incidentes del 25 de octubre y que debió ser atendida en la clínica 25 de Mayo, es la hija de Carlos Gustavo Pampillón, referente de la nueva ultraderecha en Mar del Plata, creador de la Fonapa (Foro Nacional Patriótico) y persona no grata para la ciudad según sus representantes: el Concejo Deliberante.
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El (re) surgimiento del fascismo en Mar del Plata, de manifestaciones de ultraderecha que no eluden la violencia como un método de escarmiento contra los que piensan distinto, es real y muchos de sus seguidores no ocultan por redes sociales esa postura.
Para mucha gente, la historia reciente de estas expresiones no puede obviar en el análisis a Pampillon, un ciudadano marplatense que en 2013 consiguió integrar la lista de candidato a concejal en la boleta de Adolfo Rodríguez Saá y ser apoyado por Alberto Asseff, actual diputado del massismo. De todos modos, la gente no lo votó lo suficiente para pasar las PASO.
Pampillón se siente un perseguido y asegura no ser lo que dicen que es. "Estoy en contra de todo acto de violencia. Soy nacionalista y antinazi. No soy homofóbico, no soy racista", dice a LA CAPITAL, uno de sus pocos contactos con la prensa. Sin embargo, el 25 de febrero último al Centro de Residentes Bolivianos le fue prendido fuego un portón y pintado un mensaje en la pared: "Fuera bolivianos de Salta". En otro muro, en el de su página de Facebook escribió: "Yo y solo yo me hice cargo de las pintadas. Vinieron con la payasada de buscar elementos para atribuirme la pintada y daños, cuando yo mismo publiqué y reivindiqué la frase Fuera Bolivia de Salta".
En octubre de 2013 Pampillón acompañó en Buenos Aires a Raúl Mazza, líder de la rebelión en Gendarmería, y quedó registrado el cántico de consignas fascistas junto a otros integrantes del Fonapa.
Un año después, Pampillón protagonizó serios incidentes al interrumpir una sesión del Concejo Deliberante de General Pueyrredon cuando se trataba la destitución de la presidente del cuerpo deliberativo, Vilma Baragiola por el recordado caso de la cámara oculta en el sindicato de Camioneros.
A raíz de esa irrupción, en la que Pampillón estuvo escoltado por jóvenes que habían participado en Buenos Aires del repudio contra alumnos del Colegio Nacional por la profanación de una iglesia (y habían prometido "cazarlos"), el Concejo lo declaró persona no grata.
También se acusa a Pampillón de cercano a las personas que dañaron el monumento de Memoria, Verdad y Justicia ubicado en el acceso a la Base Naval. Esto sucedió en septiembre de 2011, se dice que como repudio a la decisión del Concejo Deliberante de quitar el cuadro del capitán de fragata Edgardo Giachino, el primer caído en la Guerra de Malvinas, pero que fue involucrado en delitos de desaparición y tortura durante la última dictadura militar.
Precisamente, "La Giachino" es una agrupación que reivindica al marino cuestionado y es un desprendimiento de Fonapa. Algo así como la "Juventud del Fonapa". En Facebook cuenta con 273 seguidores, entre los que se encuentra Pampillón, a quien se lo menciona vinculado con el proyecto del intendente Arroyo en Mar del Plata al punto de haber asistido el domingo de las elecciones a celebrar el triunfo en el bunker de Belgrano e Yrigoyen. Pampillón dijo que prefirió no entrar; otros sostienen que no lo dejaron entrar.
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Recientemente Mar del Plata recibió al Encuentro Nacional de Mujeres y en una de las jornadas, la del domingo 11 de octubre, se realizó una marcha que acabó de la peor forma. Mujeres radicalizadas, excedidas en su actitud pro abortista y antifemicidio, se dirigieron hasta la Catedral con la intención de repudiar la posición de la Iglesia. En el trayecto las facciones antifascistas más exacerbadas pintaron consignas, causaron daños en locales políticos como el del ahora intendente electo Arroyo, y ya frente al templo de San Martín y Mitre algunas de ellas exhibieron sus senos. Mostraron sus tetas desafiantes.
El grupo de católicos que se había desplegado tras las rejas de protección como un cordón impasable tenía como líder a Pampillón. En el medio, como si fuera poco, agregaron la sonora cortina de avemarías y padrenuestros.
Muchos de los que acompañaban a Pampillón eran integrantes de la grey católica que desconocían el trasfondo de la lucha fascista-antifascista. No advirtieron que jóvenes de La Giachino y Fonapa los rodeaban. El enfrentamiento fue inevitable, aunque en esta ocasión los fascistas adoptaron la postura de la imperturbabilidad. Estoicos -en tanto les aguardaba un destino prefijado de resistir- allí ante las agresiones de las mujeres, que incluso llegaron a arrojar materia fecal que ocultaban en bolsas.
Los desmanes fueron repelidos por la policía, en lo que a primera vista representó la defensa de un espacio tan significativo como una catedral.
Los antifascistas sostienen históricamente que la fuerza policial encubre y apoya a los grupos de derecha. Lo que sucedió en la Catedral no colabora para derrumbar esa idea: existe un video en el que se ve a un policía de civil llamar por su apodo a uno de los neonazis.
"¡Ruso, Ruso!" dice el policía sobre las escalinatas de la Catedral y luego hace algunos gestos propios de un reposicionamiento. Ese policía fue sumariado junto a un compañero por disparar postas de goma con una escopeta (se ve en el video) sin uniforme. Sin embargo, el jefe departamental Marcelo Di Pascqua, ante la inminente separación de los dos efectivos manifestó su malestar a sus superiores. Poco después, tras una gestión política, se dio marcha atrás a la sanción.
El "Ruso" o "Rusito" al que hizo referencia el policía es un conocido integrante del grupo y aparece en varias denuncias penales. Esto fue revelado por Fernando Lozada, titular de Ateos Mar del Plata, en su Facebook, donde se puede observar el video en cuestión.
Otros miembros de esta línea de pensamiento fascista se muestran sin pudor en internet y no ocultan simbología vinculada al nacionalsocialismo alemán o al fascismo italiano.
En pose de batalla inminente, sobre un ring de Todo Vale, con palos, manoplas y armas, los fascistas marplatenses derivan hacia el nazismo en un viaje carente de escalas. Al realizar pintadas o reunirse se identifican con nombres como Bandera Negra, Rosas Rojas o Guardia Austral.
"Antes estaban desorganizados pero ahora parece haber un avance e intentos de reclutamiento. Tenemos detectado que van a escuelas y entregan volantes. También que hacen pintadas frente a los establecimientos para visibilizarse", dice Lozada, quien está abocado a divulgar está problemática.
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Fascistas y antifascistas parece ser una batalla injertada en Mar del Plata, propia de otras comunidades donde la marginalidad urbana se impone a la otra, a la social. Porque son dos cosas diferentes: esta marginalidad no está justificada en la pobreza sino en líneas de pensamiento que la inadaptan al entorno. Ciudades como Hamburgo, Roma, Londres y muchas otras de Europa del Este poseen una cultura incorporada de grupos antagónicos con esas corrientes. Aun cuando Buenos Aires fue un punto histórico de enfrentamiento juvenil, este se ligó más a movimientos surgidos de la música que a la inversa. El mundo ofrece violencia de este tipo, aunque más caracterizada a partir de otras raíces, también en el Nuevo Mundo donde los fenómenos de pandillas tienen otra naturaleza.
Sin embargo, con estos últimos episodios a la vista, Mar del Plata gana su lugar. Es sorprendente recorrer esa herramienta reveladora que es el Facebook para descubrir la violencia que anida y entender que los sucesos de la Plaza España no son aislados.
Los fascistas, muchos de los cuales son neonazis, tienen sus palabras predilectas para definir a los enemigos: "lacras", "ratas" o "simios". Y los enemigos son casi todos ateos, homosexuales, travestis, "zurdos" y, por supuesto, "antifas". Se reconocen ultracatólicos y se adjudican el triunfo en la Catedral, al frenar en las escalinatas a "60 mil" manifestantes.
Pampillón prefiere distanciarse: "Hay gente que ni sé quién es. Yo repudio el nazismo", dice.
Los "antifa" no poseen una retórica violenta pero aseguran que si tienen que "irse a las manos" lo harán. El consumo de drogas -en general, marihuana- como parte constituyente de su identidad es uno de los aspectos salientes. "No sólo consumen, sino la venden", insiste Pampillón que eso de enfrentarse a los antifascistas sí lo emparenta con el fascismo.
El Quijote es el verdadero estoico en la Plaza España. La escultura de Ferrino tiene una increíble vitalidad en su gesto y hasta incluso pareciera capaz de pensar. De hecho, si pudiera, en este momento el Demente de la Mancha se preguntaría: "¿Yo soy el loco?".