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03-02-2015

La reconvesión de la tradicional calle Alem en un paseo multihorario

La reconversión de Alem, de corredor nocturno a paseo multihorario y multitarget, puso contentos a los vecinos pero algunos comerciantes se quejaron por el descenso de las ventas. Reclamo unánime: instalación de un banco. Los precios del metro cuadrado no variaron.

Desde hace dos veranos, los vecinos de la calle Alem duermen tranquilos debido a que el corredor nocturno que se erigía a su alrededor se mudó: los bares ya no están instalados en la zona sino que se trasladaron sobre la costa.

Claro que el problema de los desmanes nocturnos no se terminó, sino que los jóvenes cuando abandonan los locales bailables casi al amanecer deambulan por el Parque San Martín (dejando las botellas vacías) o suben cantando loas por las calles Castelli o Roca.

Ahora, donde había un bar funciona un supermercado, se abrieron locales de rubros diversos como carnicería, indumentaria varia, peluquería, heladerías, decoración de interiores y kioscos. También hay comercios dedicados a la venta de antigüedades, hoteles varios, librería, veterinarias y hasta oficinas.

"Es el segundo verano que estamos bien tranquilos. El tema no era contra la gastronomía bien entendida, sino cuando se distorsionaba la habilitación, ya que funcionaban discotecas amparados en la fachada de un bar", describió a LA CAPITAL Carlos Carricart, integrante de la asociación vecinal Leandro N. Alem.

En la esquina de Formosa y Bernardo de Irigoyen funcionaron, durante muchos, una serie de locales nocturnos. Hoy se instaló una empresa de sofware.

Otra ochava reconvertida es la de Alem y Saavedra, con una carnicería, rubro impensado en el lugar hace un tiempo atrás.

A pesar de todos estos movimientos, los agentes inmobiliarios consideraron que la zona todavía está en "una especie de transición", ya que el mayor cambio tiene que ver con que "a la mañana ya no se encuentran botellas en las veredas. Pero después no cambió demasiado", señaló Gabriela, de Velati Propiedades, con más de un cuarto de siglo en la zona.

En cuanto a los valores el metro cuadrado "no cambiaron demasiado ni se si van a cambiar, ya que se tratan de los más altos de la ciudad".

Lo que sí cambió fue el balance de las ventas. "Tuve que reducir el horario de los empleados, porque a la noche no anda nadie y las ventas, año a año, se reducen. Cada vez es peor", analizó Blas.

Variedad

A las tiendas de ropa, tanto surfer como alternativa o de diseño "vintage", se le sumaron las farmacias, perfumerías, accesorios varios, trajes de baño y panaderías. Evidentemente, la zona ganó en variedad pero "sigue faltando un banco", coincidieron tanto vecinos como comerciantes.

En materia de cajeros automáticos funciona uno solo durante todo el año (Quintana casi Alem, del Banco Provincia) mientras que durante la temporada se le anexa uno móvil instalado sobre Alem, frente al colegio El Carmen.

"Un banco afianzaría el cambio de la actividad comercial, es necesario para todos. Ya que los vecinos tenemos que ir hasta el Puerto o a Güemes", reseñó Carricart.

La zona fue, en sus comienzos, conocida como la "Recoleta Marplatense", pero ya no es lo que era porque la mayor parte de esa nocturnidad se deformó, generó conflictos con los vecinos y terminó fugándose hacia la costa. La migración se produjo tanto en dirección a Playa Grande como a Varese.

Sin embargo, el movimiento nocturno sigue existiendo, tratando de recuperar la mentada magia marplatense, con propuestas de distinto calibre pero apuntando a un nivel superior conocido como "alto standing residencial".

Multihorario

Así las cosas, se puede desayunar con repostería propia, disfrutar de un té de autor o celebrar con amigos el fin de tarde alrededor de un barra con más de 50 etiquetas que contemplan todos los gustos. En materia gastronómica, la carta incluye tanto distintos cortes de carne rojas, pastas y pescados.

"Alem está viviendo una reconversión, generada por la vacante que dejaron las discotecas que funcionaban al amparo de un bar. Y ahora hay otras propuestas gastronómicas y apostamos a eso", describió Jorge González, propietario de un local del rubro.

Los cambios también se extienden hacia las arterias adyacentes a Alem, dónde funcionan las tradicionales parrillas y restaurantes.

También existe un eslabón de una cadena de supermercados local y hasta un restaurante a puertas cerradas dirigido por el cocinero José Carbone.

Además, siguen funcionando las históricas heladerías, la sala de juegos electrónicos que, a pesar del auge de las consolas y otros dispositivos celulares, no pierden clientes.

La zona está linda, bastante limpia y hasta cuidada, con los policías apostados en las correspondientes garitas. Sin embargo sufre la misma pandemia que otros puntos geográficos de la ciudad: "cuidacoches". Y a pesar de estos "vigiladores" son numerosos los robos de stéreos con la consecuente rotura de vidrios cuando se estacionan los autos por Bernardo de Irigoyen.

Precisamente, el de los vehículos "preparados o tunneados" es otro de los puntos a resolver, en la opinión del vecinalista Carricart. "Circulan a alta velocidad por la costa y por las calles del barrio -describió-, con aceleradas y 'tires a corte', sobre todo en la zona de la rotonda del Golf".