Cuando la promesa de amor toma forma de candado
Tal como sucede en París, en Mar del Plata también hay un puente que suma candados reflejando "un amor".
Puentes, espejos de agua y formas de sellar un amor con un candado. Puede pasar tanto en Paris como en Mar del Plata. En el Puente de las Artes -que cruza sobre el río Sena la capital francesa- o en el Puente Illia (más conocido como el de Punta Iglesia), que desde hace un tiempo comenzó a ostentar candados colgados en su infraestructura.
Parece que así, algunos marplatenses y turistas comenzaron a copiar lo que sucede en el puente parisino que acoge distintos candados -algunos de los cuales hasta tienen grabados los nombres de la pareja que se prometió amor eterno- y los enamorados tiran las llaves al río.
Entonces, hoy en el puente Illia de Punta Iglesia también se observan numerosos candados y con el paso del tiempo se van sumando como forma de una tradición. Mientras que en París los enamorados encomiendan al Siena la eternidad de sus sentimientos, aquí los cobija el Atlántico.
Claro que el peso de los candaditos -¿similar al de algunos amores?- provocó diversos inconvenientes en París, como la caída de una de las rejas que los contenía. Ante situaciones como esa, el ayuntamiento de París puso ayer en marcha una iniciativa para sustituir por "selfies" (autofotos) los "candados del amor" que los turistas colocan en los puentes.
Los autorretratos se pueden publicar en la página web "lovewithoutlocks.fr" o en la red social Twitter bajo la etiqueta "lovewithoutlocks", en las que se ha dejado claro a los usuarios que los puentes parisinos "no pueden resistir tanto amor".
Para contribuir a su difusión, unas pegatinas en esos puentes animan desde ayer a las parejas a hacerse una foto para inmortalizar su amor en internet e instaurar así una nueva costumbre que, en sus primeras horas, ha contado con la complicidad de decenas de personas.
El Pont des Arts, que cruza el Sena para unir el Museo del Louvre y la Academia Francesa, con 155 metros de entablado en madera, es el más conocido de los que hasta ahora soportaban el peso de los candados, pero el del Arzobispado o la pasarela Léopold-Sedar-Senghor también se suelen ver invadidos de cerraduras.
Cada cierto tiempo, la alcaldía se ve obligada a retirarles los cerrojos para no poner en peligro la estabilidad de la estructura, por la que pasan cada día miles de transeúntes.
No se sabe exactamente a qué se debe esta moda, que parece venir de Europa del este y que en París hizo acto de presencia a partir de 2008.
¿Qué pasará en la ciudad? ¿Sumarán tantos candados que su peso pondrá en peligro el puente? Habrá que ver cómo resiste.