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18-05-2014

Estudio revela que taxistas tienen fatiga y estrés, tanto físico como emocional

El proyecto busca contribuir a la evaluación y mejoramiento de la salud ocupacional de los trabajadores del sector. Supone un trabajo en colaboración con el Sindicato Unico de Peones de Taxi, y prevé una etapa inicial de diagnóstico de situación basado en una encuesta a choferes de taxi.

Una jornada laboral que supera las 10 horas y los bajos márgenes de ganancia con el consecuente cansancio y fatiga a nivel físico y emocional, son algunas de cuestiones que preocupan hoy a los taxistas marplatenses. Esto lo revela una encuesta que realizaron, sobre un total de 421 conductores de taxi, los integrantes del proyecto de extensión universitaria ?Condiciones de Trabajo y Salud en Conductores de Taxi? que pertenecen a la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

La encuesta permitió identificar algunas cuestiones relevantes relacionadas con las condiciones de trabajo y el estado de salud de los trabajadores del sector.

En primer lugar, se destaca como elemento problemático la duración de la jornada laboral, que en la mayoría de los casos supera las 10 horas. El trabajo "a destajo y los bajos márgenes de ganancia" implican la necesidad de sumar horas para lograr una adecuada compensación económica. Esta situación tiene efectos directos sobre el bienestar de los trabajadores, afectando la salud y la vida personal y familiar, aseguran los investigadores encabezados por el director del proyecto, Jorge Ungaro, y el codirector, Rubén Ledesma.

El cansancio y la fatiga resultan una constante, de acuerdo a los datos relevados. Los indicadores de fatiga crónica son claros, tanto a nivel físico como emocional. Cabe mencionar que la carga horaria del trabajo no se manifiesta como la principal preocupación del sector, al menos en comparación con otros problemas o situaciones vinculadas al trabajo. No obstante, "se trata de una situación delicada, no sólo por los efectos nocivos sobre la salud de los conductores, sino también por sus posibles consecuencias sobre la seguridad del sistema de transporte". Así lo expresan los investigadores, entre los que también se pueden citar a Fernando Poó, Soledad López y Jeremías Tossi; y los becarios: Ana Paula Cirese, Ana Enev, Laureana Cotabarren y María Isabel Nucciarone.

Siniestros

Los encuestados, que un 93% fueron de sexo masculino, y las edades estuvieron comprendidas entre los 21 y los 77 años, también marcaron como significativos los riesgos relacionados con la exposición a siniestros viales, que alcanzan a una proporción importante de la muestra y se ubican entre las principales preocupaciones. "Como posible agravante, encontramos un uso poco habitual del cinturón de seguridad, lo que permite suponer que los conductores no estarían implementando medidas adecuadas de autoprotección frente a un siniestro", concluyen los investigadores. Y consideran que probablemente, la preocupación por los siniestros no se asocie tanto a la posibilidad de sufrir daños o lesiones personales, como al hecho de que afectan la capacidad de trabajo y generan costos añadidos que reducen los márgenes de ganancia.

Además de los siniestros viales, el tránsito en sí mismo es percibido como un problema y una fuente creciente de preocupación entre los taxistas. Es identificado espontáneamente como una de las cuestiones que más afectan el desempeño diario en la actividad.

El crecimiento del parque automotor ha convertido a la ciudad en un ambiente mucho "más exigente y estresante para la tarea del conductor". Además de la mayor demanda o ?carga cognitiva? que estas condiciones generan, existe también mayor ?carga emocional? asociada al incremento de situaciones que conllevan reacciones emocionales adversas (embotellamientos, situaciones conflictivas con otros usuarios viales, etc).

Inseguridad

El 34% de los encuestados manifestó ser titular de licencia, el resto choferes. El 45% indicó estar adheridos a alguna ?entidad representativa?, identificadas principalmente como ?cooperativas?. La mayoría de los encuestados trabajaba de día (56%), el resto tenía horario variable (22%) o nocturno (22%).

Otro aspecto crítico de la ocupación tiene que ver con la exposición a hechos de inseguridad, que se ubica como la principal preocupación. La mitad de los encuestados manifiestan haber sido víctimas de asaltos o intentos de asaltos en el último año.

"Evidentemente, hay factores intrínsecos de la actividad que implican un mayor riesgo de ser víctimas de este tipo de delitos (es una tarea individual, se realiza en la vía pública, no se tiene un control sobre los lugares de circulación, se maneja dinero en efectivo, etc.)", explican los realizadores del trabajo. Algunos choferes manifiestan implementar ciertas estrategias personales específicas (como elegir pasajeros, horarios, zonas, etc.) pero "no parecen respuestas efectivas si consideramos los resultados de esta encuesta".

Existen además varios factores de riesgo para la salud asociados con hábitos que, "a nuestro juicio, se potencian por las características del trabajo: sedentarismo, malos hábitos alimenticios y tabaquismo". El sedentarismo es característico y se extiende a una porción importante de la muestra. La ?falta de actividad física? es identificada como una situación que preocupa.

"Resulta difícil crear espacio para la actividad física cuando la jornada de trabajo es tan extensa y genera agotamiento", dicen los investigadores. A esto se suman algunos problemas importantes con los hábitos alimenticios. Muy pocos vuelven a su hogar para realizar las principales comidas; en general, se ingieren comidas rápidas o refrigerios. Por último, se destaca el consumo de cigarrillos, especialmente entre quienes trabajan de noche. "Probablemente es un hábito que se asocia a sobrellevar la subdemanda de trabajo (pasar las horas muertas)", explican. En cuanto a las estrategias para afrontar las preocupaciones y problemas del trabajo, los encuestados también destacaron algunos puntos significativos. En general, "las respuestas hacen referencia a estrategias individuales de naturaleza paliativa, orientadas a modificar la manera en que se perciben los problemas o a mitigar sus efectos, sin cambiar objetivamente sus causas", comentan. La respuesta más típica y representativa es ?tratar de no hacerse problemas?. Por eso los investigadores entienden que posiblemente, "no se percibe la posibilidad real de cambios en las principales condiciones que preocupan (el tránsito, la inseguridad, la baja remuneración, etc.). Son problemáticas estructurales que dependen en gran medida de factores externos, difíciles de modificar cuando se adopta una perspectiva individual".

Compañerismo

En este contexto, un punto positivo parece la búsqueda de apoyo social en los compañeros (charlar sobre los problemas, intercambiar opiniones y experiencias, etc.) Este tipo de estrategias puede moderar las preocupaciones y el estrés laboral y favorecer un mayor dominio sobre las situaciones estresantes.

Más allá de la importancia del apoyo social, familiar y de los compañeros, las estrategias colectivas que implican una participación más activa y organizada (a través de entidades representativas), son poco mencionadas espontáneamente, y de hecho poco implementadas.

"A nuestro entender, sería muy positivo que la búsqueda de apoyo social pudiera canalizarse de modo más organizado y orgánico", consideran y añaden: "Creemos que las estrategias colectivas son fundamentales para poder modificar aquellas condiciones estructurales que son fuente de preocupación".

En el contexto anterior, y considerando las características propias de la actividad, "los problemas de salud que podríamos relacionar con el trabajo son frecuentes", añaden. Muchos de los síntomas que manifiestan los choferes se relacionan con la fatiga, el cansancio y el estrés, tanto a nivel físico como emocional. Los problemas músculo-esqueléticos también son habituales, y probablemente se asocien a las características del trabajo (jornada extensa de trabajo, trabajar sentado, etc.), en interacción con los hábitos de los conductores (sedentarismo).