Cerraron 35 bares en Alem desde la implementación del tope horario
Los pubs bajaron la persiana por falta de clientes. Ahora la mayoría de los jóvenes prefiere ir a los boliches de la costa. Los empresarios de la noche dicen que son "grandes los perjuicios" que padecen por la restricción horaria. Y reclaman que el cierre se extienda hasta las 5. Desde el Municipio descartan esa posibilidad.
En su época de mayor esplendor, Alem llegó a tener un circuito de 40 bares en cuatro manzanas. Era el punto de encuentro obligado para miles de jóvenes que colmaban los pubs de moda y terminaban bailando en la calle hasta el amanecer. Aquellas noches de diversión y alcohol se convirtieron en un simple recuerdo: la movida ya no pasa por Alem. Desde junio de 2011, cuando entró en vigencia el tope horario impulsado por el intendente Gustavo Pulti, cerraron 35 bares por falta de clientes y sólo 5 permanecen abiertos.
Los empresarios de la noche dicen que son "grandes los perjuicios" que padecen desde la puesta en vigencia de la ordenanza 20.387, que obliga a los bares de Alem e Yrigoyen a cerrar a las 4 de la mañana. La restricción horaria, afirman, generó la pérdida de clientela y el despido de unos 400 empleados. "La iniciativa no funcionó", opinan. Y reclaman al oficialismo que revea la medida. La postura es clara: piden seguir con el horario de cierre de las 5 de la mañana hasta que se produzca el traslado de los pubs a la escollera Norte. "Los jóvenes dejaron de ir a Alem por el tope horario y los bares se fundieron", sostienen.
El reclamo de los propietarios de los pubs no encuentra eco en la Municipalidad. Según el subsecretario de Control, Adrián Alveolite, no hay ninguna posibilidad de que se extienda el horario de cierre en el verano. "Haremos cumplir la ordenanza como hasta el momento, seremos inflexibles -asegura el funcionario-. Los vecinos valoran la aplicación de la norma, ya que les permitió mejorar su calidad de vida. Alem está más limpia, ordenada y tranquila desde la implementación de la medida".
A principios de junio del año pasado, el Concejo Deliberante aprobó el tope horario para el cierre de los bares y para el expendio de bebidas alcohólicas (ningún establecimiento gastronómico de la ciudad puede comercializar alcohol entre las 4 y las 10 de la mañana). Además, el cuerpo legislativo convalidó la eliminación de los usos de suelo vinculados al rubro gastronómico y turístico recreativo en el sector de Playa Grande, con excepción de casas de té o chocolaterías. Pero no sólo eso: también aprobó la creación de un régimen de promoción de actividades diurnas en Alem.
El tope horario no afecta a los boliches de Constitución, que siguen rigiéndose por la Ley Provincial 14050. Así, pueden admitir público hasta las 2 de la mañana y deben cerrar sus puertas a las 5.30 o excepcionalmente a las 6.30. "La ordenanza es discriminatoria. A los boliches de Constitución no les hacen controles y los jóvenes entran siempre después de las 2", se quejan los empresarios de Alem. Preocupados por la pérdida de clientela, lanzaron importantes descuentos para atraer a los jóvenes: en las barras se ofrecen tragos por 20 pesos, casi la mitad de lo que costaban hasta la entrada en vigencia del tope horario. Pero la estrategia no dio grandes resultados: la mayoría prefiere ir al complejo La Normandina -donde funcionan dos bares con vista al mar que cierran después de las 5 de la mañana-, al paseo Galíndez o los boliches de Constitución. "La oferta de diversión nocturna en el corredor costero no produce molestias, ya que no presenta denuncias vecinales", remarca Alveolite. Y ante los cuestionamientos de los propietarios de los pubs, niega que los controles de la Municipalidad se focalicen sólo en Alem: "Hacemos inspecciones en todo el circuito nocturno para preservar los derechos de los vecinos".
Las quejas por ruidos molestos de los propietarios de casas y departamentos situados sobre la calle Alem, sus paralelas inmediatas y transversales eran históricas. Hace más de 20 años que el sector, sobre todo en verano, reunía a buena parte de la juventud. Pero en la última década se acentuó la instalación de bares y pubs, varios de los cuales acompañaban sus servicios con shows musicales en vivo.
En 2008, la Municipalidad, los empresarios de la noche y el gobierno bonaerense sellaron un acuerdo para trasladar los bares de Alem a un complejo por construir en un sector de la escollera Norte, entre el balneario Playa Grande y la Base Naval Mar del Plata. "Estamos trabajando en el pliego de bases y condiciones para el llamado a licitación", puntualiza Alveolite. Sin embargo, los empresarios de Alem no se muestran para nada conformes: "El traslado de los bares a la escollera quedó en la nada. Al menos a nosotros nunca más nos llamaron".
La mudanza tiene un objetivo central: devolver a los vecinos de ese sector del barrio Playa Grande un escenario de tranquilidad luego de décadas de convivencia con el ruido de los locales y las consecuencias de miles de jóvenes, muchos de ellos en estado de ebriedad, que se desplazaban por allí cada noche hasta el amanecer.
"Ahora vivimos más tranquilos"
El presidente de la sociedad de fomento de Alem, Carlos Carricart, calificó como positiva la implementación de la ordenanza 20.387, que obliga a los bares de la zona a cerrar a las 4 de la mañana. "Se nota la disminución de los excesos y los ruidos molestos. Ahora vivimos más tranquilos", dijo.
Los vecinos de Alem se muestran conformes con la medida impulsada por el gobierno de Pulti. "La presencia del Estado es importante, ya que a través de esta norma en cierta manera le cambió la vida a la gente del barrio. El balance es positivo", sostuvo Carricart. De todas maneras, el fomentista advirtió que el problema de fondo no está resuelto. "La ordenanza fue una medida paliativa. Es necesario fomentar las actividades diurnas en Alem para que sea compatible en el mismo barrio la zona residencial y comercial".