La curiosa historia de los marplatenses que le dan de comer a Lionel Messi
La familia Schlegel tiene un restaurant en Castelldefels, donde vive "la pulga", quien pide día por medio ñoquis con salsa mixta, empanadas, fideos, carne y milanesas...
por Bruno Verdenelli
Twitter: @brunoverdenelli
Los poco más de 60 mil habitantes de Castelldefels podrían vanagloriarse de tenerlo dentro de su población. Sin embargo, el hecho de que el máximo crack del fútbol mundial viva en esa pequeña localidad aledaña a Barcelona no parece perturbar la cotidianeidad de sus vidas. Lionel Messi llegó a Cataluña y se instaló en dicho lugar cuando sólo tenía 14 años y era un chico rosarino que buscaba hacer realidad el sueño de ser futbolista para lograr así construir su futuro. Pero no fue el único argentino al que se le cruzó en su historia aquel bello pueblo junto al Mediterráneo.
Luego de un trágico naufragio en altamar sucedido en el año 2000, del que solamente sobrevivieron él y otro de los tripulantes de la lancha "Virgen del Rosario", Eduardo Diego Schlegel decidió irse del país junto a su familia.
Fue poco tiempo antes del estallido de la crisis del 2001, y primero vivieron un tiempo en Alemania. Pero por las complicaciones del idioma volvieron emigrar. Esta vez fue a España, y "gracias a un amigo" eligieron Castelldefels como nuevo lugar para establecerse.
"Llegamos aquí por un amigo y no bien pudimos abrimos una casa de venta de comidas argentinas a domicilio. Fue despacito: tardamos seis años en armarlo. Le pusimos 'El ítalo-argentino', y está ubicado en la avenida 'Constitución', como la calle de Mar del Plata", cuenta ahora Diego Shlegel a LA CAPITAL, vía telefónica. Diego nació en Córdoba hace unos 55 años, pero rápidamente se mudó con su familia a "la feliz", donde conoció a "Mari" Signorello, su actual esposa y madre de sus hijos, Víctor y Vanesa.
"Al principio fue difícil, pero este lugar tiene un parecido a Mar del Plata. Hay hermosas playas y muchos argentinos y uruguayos", agrega sobre la vida en el pueblo catalán. Y entre esos argentinos que cita Schlegel hay uno que es especial. Tal vez el más conocido de los argentinos a nivel mundial. El que se cruzó en su camino para poder comer los alimentos de su tierra natal.
"Empezaron a pedir día por medio sin que nosotros supiéramos quiénes eran. El chico del delivery me dijo una vez que le parecía que era la casa de (Lionel) Messi a la que llevaba comida. Y un buen día salió él mismo a recibir el pedido y el chico no lo podía creer. Incluso se sacó una foto que hoy tenemos colgada en una pared del restaurant", relata Diego, al tiempo que con su esposa recuerdan varias anécdotas, como una que sucedió la misma noche en la que al ahora máximo goleador de la historia blaugrana le dieron la primer "bota de oro".
"Ese día hicieron un pedido grande, para varias personas. Compraron entrañas y unas milanesas, que a Lío le gustan mucho", cuenta Diego, mientras que "Mari" califica a los Messi como "gente adorable". "Otro día apareció una mujer que yo había visto por la tele la noche anterior. Le dije 'yo a usted la conozco' y se reía... Era la madre de Lionel (en una de sus habituales visitas), vestida como cualquier ama de casa. Es muy sencilla y simpática. Son gente genial. Su novia, Antonella, también... Siempre viene a buscar la comida del almuerzo, porque al mediodía no tenemos servicio de delivery", continúa Schlegel, mientras que su esposa añade que el "diez" culé nunca fue a "El ítalo-argentino" y que solamente el repartidor lo conoce personalmente. "Es un chico súper sencillo", lo describió su empleado.
A pesar de que parece ser la comida el nexo primordial entre esta familia marplatense y los Messi, en el fondo resulta sólo circunstancial. Hay aspectos de plano insoslayables entre ambos clanes y tienen que ver con que todos son parte de una historia de inmigración en búsqueda de un futuro mejor, luego de la superación de diferentes adversidades. Y esto, en la emoción que refleja la voz de Diego del otro lado del teléfono, se traduce en forma inmediata.
"Es un orgullo. Lionel es un orgullo. No tenemos conciencia de quién es. Para nosotros es un cliente más porque él es así. Es un chico argentino que juega maravillosamente y no hacemos alarde de eso ni nada. A mí ni siquiera me gusta el fútbol pero miro al Barça sólo por ver a Lío", confiesa el gastronómico argentino, que también dice haberle vendido comida a Ronaldinho en tiempos en los que "el morocho" hacía vibrar al Camp Nou con sus toques de magia, y residía en la misma localidad que Messi. "A él lo conocimos porque teníamos amigos en discotecas. Siempre nos pedía empanadas argentinas, le encantaban... Era un tipo divertido", define Diego al jugador brasileño.
La vida en Castelldefels
Con respecto a la vida en Castelldefels, los Schlegel coinciden en que allí pueden "caminar por el pueblo tranquilos sabiendo que no roban ni pasa nada, aunque el momento es duro por la crisis que hay". A pesar de que no se fueron por problemas de inseguridad, el accidente que Diego sufrió en altamar motivó su decisión de irse del país. "Mi esposa tenía un minimercado y yo tenía un barquito en el que navegaba, pero se hundió y junto a otro tripulante fuimos los primeros sobrevivientes en llegar en balsa al puerto de Mar del Plata (ver aparte). Incluso también me hicieron una nota en este mismo diario...", relata el argentino.
Sin embargo, y pese a lo anterior, Diego admite que mantiene el sueño de volver a su ciudad de origen cuando "se retire".
"Tengo una casa en el barrio Colinas. Uno extraña su tierra. Se siente el desarraigo; no sos de aquí ni de allá. Tengo mi familia, mi gente y mis hermanos allá. Pero tengo una vida hecha acá. Me fui a los 44 años... Tengo mis dos hijos y mi señora, más algún amigo y nada más. Se extraña. Creo que cuando nos retiremos vamos a volver. Al menos tengo la ilusión de volver", concluye, esperanzado, este cordobés devenido marplatense que vive en Castelldefels y le prepara la comida a Lionel Messi, un inmigrante argentino como él, que logró convertirse en uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol mundial.