Tras muchos veranos conflictivos, a raíz de la aplicación de la ordenanza 20.397 que contempla un tope horario para el cierre de los bares que funcionan en zonas residenciales (las 4 de la madrugada) los vecinos de la calle Alem están viviendo una temporada que, comparada con las de años anteriores, se presenta como mucho más tranquila ya que -según dijeron- está permitiendo compatibilizar los intereses económicos de los comerciantes con la tranquilidad que anhelan quienes habitan ese sector de la ciudad.

Así lo hicieron saber ayer al periodismo Carlos Carricart, Roberto Hernández y Guillermo Barañano, presidente, vicepresidente y secretario -respectivamente- de la Asociación Vecinal Leandro N. Alem, de Playa Grande.

Al dialogar con este medio, Carricart sostuvo que "si bien a efectos de descomprimir un poco la zona tanto de personas como de vehículos hay locales gastronómicos que permanecen abiertos hasta las 4,30, hemos notado que desde que se puso en vigencia la norma mejoró mucho la relación nocturnidad-vecinos; durante las recientes fiestas, comparando con lo que ocurrió otras veces, se advirtió un cambio muy favorable en materia de comportamiento y desplazamiento de la gente; en consecuencia, queremos que se mantengan tanto la aplicación de esa ordenanza, que rige desde agosto pasado, como los controles que lleva adelante el Municipio".

No quieren cambios

Hernández, en tanto, aclaró que "tenemos algunas sospechas de que algunos comerciantes estarían tratando de que durante el verano el horario de cierre de los bares se extienda un poco más; es algo a lo que nos oponemos terminantemente ya que recordamos lo que pasaba antes, cuando los bares permanecían abiertos hasta las 7; al salir de los mismos, y al encontrar cafés, sandwicherías y pancherías abiertos, mucha gente que estaba totalmente alcoholizada se quedaba a desayunar, con lo que se generaban griteríos y desmanes que se extendían hasta las 8,30, impidiendo descansar a los vecinos".

Barañano, por su parte, dijo que "a los funcionarios con los que mantuvimos contactos informales les hicimos saber que vemos como muy positivo que los propios jóvenes que concurren a los bares consideren que el límite horario para el cierre de los mismos es algo que les permite consumir menos alcohol y que ello reduce la posibilidad de que cometan desmanes; estimamos que la implementación de la ordenanza fue algo muy positivo ya que permitió iniciar un círculo virtuoso que si bien favorece a los vecinos también beneficia a las autoridades de control y sanitarias".-