El problema del tránsito en Mar del Plata
El parque automotor en la ciudad se ha triplicado, incrementando no sólo la cantidad de vehículos, sino también los reclamos por parte de los vecinos. De los 10 millones de vehículos que circulan en el país, 350.000 se encuentran en la zona.
por Alejandro Aníbal García (*)
La circulación diaria de autos, motos, colectivos, taxis, remises y camiones no es una problemática exclusiva de la ciudad, sino que se ha convertido en uno de los principales problemas urbanos del mundo. En la actualidad se estima que existen 1.000 millones de vehículos, o sea una séptima parte de la población mundial. El ranking lo encabeza Estados Unidos con 240 millones de unidades (un auto por cada 1,3 habitantes), seguido por China con "tan sólo" 78 millones al momento (un auto por cada 17 personas).
La evolución del parque automotor argentino nos permite contextualizar la situación. En 1920, la cantidad de automóviles en el país era de 48.000 unidades (187 habitantes por automotor), en 1940 de 425.000 unidades (33 habitantes por automotor), en 1970 de 2.270.000 unidades (10 habitantes por automotor) casi duplicándose a 4.330.000 unidades (6 habitantes por automotor) para 1980. En la actualidad contamos con más de 10.000.000 automóviles, es decir, 4 habitantes por vehículo.
El crecimiento de la cantidad de vehículos en Mar del Plata ha experimentado un proceso similar en los últimos años. En 1980 la ciudad contaba con un total de 90.299 vehículos registrados. En 2010 casi se cuadriplicó dicha cifra a 350.792 vehículos, distribuidos entre 264.012 autos, 64.305 motos, 2.862 taxis-remises y 19.613 de otra clase. Es decir, casi 2 habitantes por vehículo. En el verano este número se incrementa significativamente superando las 400.000 unidades.
El tránsito en el mundo
El crecimiento demográfico, la expansión económica y su impacto en el medio ambiente generan la necesidad de desarrollar modelos de ordenamiento del tráfico urbano sustentables para los 7.000 millones de habitantes del planeta. Las soluciones implementadas en distintas ciudades del mundo abarcan desde la restricción del tránsito en determinadas zonas para vehículos particulares, hasta el uso aplicado de tecnología de avanzada. En general estos últimos se centran en el desarrollo de prototipos de medios de transporte que ocupen un reducido espacio y optimicen la eficiencia de consumo energético a fin de no contaminar.
Se estima que el 30% del tráfico en las grandes ciudades consiste en individuos buscando lugar donde estacionar. Empresas como Streetline Networks han desarrollado un software con tecnología GPS que le indica a los conductores la ubicación específica de lugares disponibles para estacionar, a través de sensores instalados en los estacionamientos y parquímetros. Del mismo modo este sistema contribuye a las autoridades para que gestionen de manera más eficiente el tránsito urbano, al detectar los vehículos mal estacionados para poder multarlos. En el futuro, es posible que todos los vehículos cuenten con un dispositivo GPS que permita su geolocalización y grabación mediante cámaras por parte de las autoridades estatales.
En las últimas décadas muchas ciudades del mundo, imitando el sistema utilizado en Asia, han comenzado a impulsar la implementación de ciclovías junto con el alquiler de bicicletas públicas, como una política estratégica para alivianar el problema del tránsito.
Costumbres argentinas
El tránsito y la lucha contra la inseguridad representan dos problemas que encabezan los reclamos de los vecinos. En Mar del Plata, se puede identificar una serie de situaciones irregulares que abarcan desde la anacrónica circulación urbana de carros tirados por caballos, el estacionamiento en doble fila, la no disminución de la velocidad en las esquinas para ceder el paso al vehículo que viene circulando por la mano derecha y el exceso de velocidad en las avenidas, entre otras.
En época de afluencia de turistas, conseguir dónde estacionar resulta sumamente dificultoso. El estacionamiento en 45 grados a lo largo de la avenida Colón, es una imagen habitual. Este hecho evidencia la necesidad de impulsar la construcción de más playas subterráneas debajo de las principales plazas, además de incluir más estacionamientos en las nuevas edificaciones.
El estacionamiento en doble fila responde ya a una cuestión más cultural y local que de falta de espacio. Es común observar los conflictos que se generan a la salida del horario escolar o por las calles céntricas al respecto. Los conductores "interpretan" que el solo hecho de encender la baliza basta para legitimar sino legalizar, su accionar.
La próxima realización de un estudio para concretar un Plan Maestro de Transporte y Tránsito pretende planificar a 10 años la política al respecto en la ciudad. Al momento se ha realizado una serie de importantes inversiones. El traslado de la Terminal de Micros de larga distancia fue un gran avance al permitir descongestionar el tránsito de micros por la zona urbana. Según se puede observar en las calles, se han hecho mejoras sustanciales: semáforos vehiculares, peatonales (que indican la duración de la luz roja), carteles de indicación variable, carteles que indican la onda verde, nuevos vehículos, cámaras de control, entre otro equipamiento.
Ni la cantidad de infracciones labradas ni la reducción de accidentes se traducen necesariamente en una mejoría de la percepción del estado del tránsito por parte del vecino, aunque sí reflejan una disminución de las estadísticas oficiales. Mientras que en 2007 hubo 47 víctimas fatales y 1.700 heridos; en 2010 hubo 35 víctimas y 1.372 heridos. Desde 2007 al 2011 se han labrado cerca de 270.000 actas contravencionales, casi 8.000 secuestros de motos, 20.000 secuestros de automotores y más de 36 mil controles de alcoholemia.
La cantidad de agentes de tránsito en la calle es considerada insuficiente por la ciudadanía. Existen cerca de 200 personas cumpliendo funciones en dicha repartición pública, viéndose gran parte de las mismas abocadas a tareas administrativas. La incorporación de más tecnología (cámaras, etc.) y personal permitiría destinar más recursos humanos hacia las calles.
Finalmente, no existe política pública de tránsito valida si no cuenta con la participación activa por parte de los vecinos. La libertad de uno acaba, donde empieza la del otro.
(*): Licenciado en economía.