El cambio climático, ese infierno tan temido
El uso irracional del suelo, la utilización de combustibles fósiles en exceso y la deforestación contribuyen al cambio climático. La temperatura media de la Tierra está aumentando y el nivel del mar crece sin parar desde hace 200 años.
por Pablo A. Holzmann
LA PLATA (Corresponsal).- Hace 126 años, la explosión cataclísmica de una isla volcánica en Indonesia liberó una energía de 100 megatones, 250 veces superior a la de la bomba atómica que arrasó con Hiroshima durante la Segunda Guerra Mundial.
La erupción del volcán Krakatoa en la noche del 26 de agosto de 1883 no sólo destruyó gran parte de la isla de 47 kilómetros cuadrados, sino que generó tsunamis con olas de 40 metros de altura que recorrieron distancias de hasta 13.000 kilómetros, destruyeron más de 160 aldeas y causaron la muerte de unas 36.000 personas.
La última de las cuatro explosiones del volcán, situado entre Java y Sumatra, se escuchó a 4.800 kilómetros de distancia (en Madagascar) y la cortina de polvo que se produjo alcanzó hasta 80 kilómetros de altitud. Las corrientes de aire esparcieron la roca expulsada en forma de ceniza por la atmósfera superior y se produjo un invierno nuclear que tardó más de 2 años en ceder.
Este fenómeno de la naturaleza, que redujo la cantidad de luz solar que llegaba a la superficie de la Tierra, provocó que la temperatura global del planeta descendiera en promedio 1,2ºC y que el régimen de lluvias no recuperara su normalidad hasta 5 años después. "En el cambio climático también influyen los procesos naturales, y a pesar de que esta idea es a veces discutida, hay evidencias que la avalan", explicó Enrique Schnack, doctor en Ciencias Naturales y geólogo de la Universidad Nacional de La Plata.
Según el especialista, "hay factores como el vulcanismo que también cambian el clima". Y las consecuencias de la explosión del Krakatoa a fines del siglo XIX constituyen una prueba fehaciente de ello. "Apenas un volcán en Indonesia; si hubiera una coincidencia de varias fases volcánicas a la vez habría que ver qué pasa", arriesgó Schnack en diálogo con LA CAPITAL.
Pero además de la naturaleza, el accionar del hombre contribuye y afecta los patrones climáticos terrestres. "Hay una multiplicidad de factores, pero la verdad es que el uso irracional del suelo, la utilización excesiva de combustibles fósiles, la deforestación, contribuyen seriamente al cambio climático".
- ¿A qué se denomina cambio climático?
- Se trata de un cambio que se está produciendo, según muchos especialistas, desde que el hombre se convirtió en un actor en el clima. En el cambio climático normalmente se considera que hay una contribución humana. Ha habido muchas fluctuaciones climáticas naturales: períodos fríos, cálidos, glaciaciones, deglaciaciones. Y también ha habido oscilaciones menores: dentro de un ciclo grande ha habido períodos menores naturales. Por ejemplo: en la Edad Media, entre 1200 y hasta 1850 existió lo que se llama la "pequeña edad del hielo", metida en un ciclo cálido que viene desde hace 18.000 años cuando terminó la última glaciación.
- Cambios producidos por factores naturales?
- En estos cambios el hombre no tuvo nada que ver. Pero a partir de la Revolución Industrial, a mediados del siglo XVIII, es cuando el hombre empieza a ser un actor en el cambio climático, en principio por el uso de combustibles fósiles. Y hay un consenso general en esto, en especial a partir de la emisión de gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, metano y otros) que producen el calentamiento global. Esto es algo concreto porque ha sido medido. La temperatura media de la Tierra ha aumentado, el nivel del mar desde hace 200 años está en aumento.
- ¿En qué proporción crece el nivel del mar?
- Con los mareógrafos que hay en todo el mundo se mide el aumento del nivel del mar, sobre todo con registros largos. En general se afirma que, como consecuencia del calentamiento global, el nivel del mar está ascendiendo 1,5 milímetros por año, desde hace 100 años aproximadamente. Y parece que se está generando una aceleración de ese aumento. El escenario planteado por la comunidad internacional, que durante muchos años trabajó en el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático, sostiene que para fines de este siglo el nivel medio del mar va a aumentar unos 50 centímetros. Lo cierto es que en la Argentina los datos coinciden con esa tendencia global, que es alrededor de 1,5 milímetro por año. Pero si contamos la aceleración podría llegar a un aumento total de por lo menos 30 centímetros para el mismo período.
- ¿Cuáles son las causas del aumento del nivel del mar?
- Esto se da por la fusión de los hielos asentados en tierra y una parte menor por un fenómeno que se llama "expansión térmica del océano", que al estar más caliente se expande. Aparentemente, en la actualidad es el derretimiento de Groenlandia el que más contribuye al aumento del nivel del mar, con una contribución menor de la Antártida.
- ¿Qué consecuencias acarrea esta situación?
- Al mismo tiempo que aumenta el nivel del mar, donde están los océanos más calientes, en el Atlántico tropical, en la zona del Caribe, hay una exacerbación de los huracanes, y en las zonas extratropicales, como las nuestras, hay un aumento de la frecuencia y de la intensidad de las sudestadas. Entonces, si aumenta el nivel del mar y la frecuencia de las sudestadas también, entonces es potencialmente destructivo sobre las costas.
Impacto en las costas
La sudestada registrada hace pocas semanas volvió a poner de manifiesto las graves consecuencias de la erosión costera. Un informe realizado por LA CAPITAL en su edición del domingo pasado demostró con imágenes y testimonios cómo el avance del mar se complementa con actividades contraproducentes desarrolladas por el hombre, como la extracción de arena de las playas y la destrucción de los médanos.
Pese a confirmar que "el aumento del nivel del mar y las tormentas afectan a las costas, que en algunos casos están expuestas a la acción destructiva de las olas", el doctor Schnack afirmó que "hay una intervención humana directa, que para mí es más importante, que es el uso irracional de las costas, la falta de planificación, la urbanización sobre los campos de dunas".
- ¿Cómo afecta el accionar del hombre?
- Cuando se construye sobre las dunas se produce la impermeabilización del sustrato, se impide que haya intercambio de arena entre las dunas y las playas, porque es un sistema unido. Eso favorece el avance del mar. A veces se pretende corregir la erosión, y se produce más daño. Como ocurrió en Mar del Plata desde principios del siglo pasado, cuando se hizo el puerto. Debido a la erosión que se generaba en el sector norte se hicieron obras de defensa para proteger playas, pero cada obra retenía arena que viajaba hacia el norte y entonces se frenaba su traslado. Por eso hay erosión en Camet, y después en Mar de Cobo y en Mar Chiquita. Y en zonas que no deberían tener erosión, porque naturalmente son de mucha acumulación de arena, como es la barrera arenosa que hay entre Mar Chiquita y Punta Rasa, hay erosión en los sectores con urbanizaciones, como Villa Gesell, Las Toninas y Santa Teresita.
- ¿Qué soluciones podrían aplicarse?
- Hay varias formas de atacar el problema. La construcción de murallones y defensas es una medida que a nivel mundial está en retirada, porque ahora se están encarando soluciones integrales, también llamadas soluciones blandas, que consisten en procedimientos de manejo costero. Una alternativa es establecer zonas de retiro, es decir, que no se construya a determinada distancia de la costa. Donde no se hizo es posible. Entonces se van probando distintos métodos en todo el mundo, con equivocaciones y aciertos, como el relleno artificial de playas, que a veces se complementa con otras técnicas como los arrecifes artificiales, que comúnmente son semisumergidos y emergen con las bajantes. Y ahora se están desarrollando arrecifes sumergidos totalmente, pero todavía no hay demasiadas experiencias.
- ¿Cómo evalúa lo que se hace en nuestras costas?
- En Mar del Plata se han hecho un montón de cosas, la preocupación por este tema es algo histórico. Después de la construcción del puerto se hicieron obras de todo tipo. El refulado que se hizo en 1998 fue una innovación, si bien a mi juicio no se hizo con el procedimiento de investigación científico-técnico que requiere, porque las arenas tienen que tener ciertas características para ser compatibles con la playa a rellenar. Lo que se hizo fue aliviar la boca de entrada al puerto y aprovechar esa arena: en vez de tirarla a cualquier lado, se puso en las playas del centro.
- Sin embargo, el mar volvió a ganar terreno y parte de la arena del refulado se perdió.
- Todo proyecto de relleno artificial tiene vida útil, no es algo para siempre. En todo el mundo se hace con un cálculo de cuántos años va a durar y después hay que volver a hacerlo. En Mar del Plata, la vida útil fue muy buena porque hoy en día hay más arena que la que había cuando se hizo el refulado. En un estudio que hicimos hace dos años, propusimos hacer lo mismo en algunas localidades del Partido de la Costa. Hay fuentes submarinas cercanas, bancos de arena, que pueden ser aptos para rellenar las playas. En Alemania han hecho un relleno artificial de playas, como en Mar del Plata. Y en Holanda también, que son costas bajas parecidas a las playas nuestras del norte, en cierta medida porque son cadenas de dunas con playas.
- En el litoral marítimo bonaerense se da el problema de la extracción de arena de las playas para destinarla a la construcción. ¿Cómo afecta esto?
- Ese es otro de los temas. Por eso yo sostengo que la intervención directa humana es de mayor influencia que la indirecta del cambio global. La extracción de arena favorece la erosión, y aunque esté prohibido, es una actividad que se sigue realizando. En definitiva, de lo que se trata es de hacer un manejo integrado, con procedimientos modernos y ambientalmente compatibles. En este sentido hay una iniciativa provincial denominada "Comité Interministerial para el Manejo Costero Integrado", que depende de la Jefatura de Gabinete, que busca soluciones.
- Algún tipo de preocupación a nivel gubernamental en el tema se percibe.
- Sí, claro. Incluso a nivel municipal también. Yo puedo mencionar el caso de Villa Gesell. Después de una tormenta en diciembre de 2003 que destruyó un kilómetro y medio de costa, el intendente de ese entonces decidió adoptar procedimientos de buenas prácticas. Eliminó la avenida costanera, hizo pasarelas de madera, dispuso que se eliminaran los balnearios rígidos que fueron reemplazados por estructuras de madera para disminuir la densidad. Prácticas que se utilizan en muchos lugares y que permiten que haya un mayor flujo de materiales naturales. Con eso se puede mitigar algo los procesos de erosión. En el Partido de la Costa también se está tratando de hacer algo similar.
- ¿Cómo participa en esto la comunidad científica?
- Hay un apoyo científico. En el Centro de Geología de Costas y del Cuaternario, de Mar del Plata, se ha trabajado mucho en la materia y han sido asesores de Villa Gesell, de Pinamar, de otros municipios, y fuera de la provincia también. Incluso en San Clemente del Tuyú se ha creado una estación de observaciones costeras, con un grupo de gente que hace observaciones regulares y sistemáticas. Yo creo que lo más importante es un buen aporte científico, objetivo, para lograr las soluciones más integradas.
La implicancia del factor climático
En los últimos años se han registrado en nuestro país reiterados períodos de sequía, que afectaron seriamente los resultados de las producciones rurales y generaron la reaparición de plagas, como la de la tucura. Pese a tener relación con el cambio global, las consecuencias de la variación entre períodos de sequía y de inundaciones están vinculadas con un fenómeno climatológico específico.
"Se trata de una fluctuación, es una oscilación de entre 2 y 7 años de frecuencia. Es irregular, y va de Niño a Niña, pasando por fases neutras. Es un fenómeno conocido como ENSO (El Niño y Oscilación Sur) que influye prácticamente en todo el planeta", describió Schnack.
- ¿Qué características tiene El Niño?
- El Niño es cuando hay un calentamiento excesivo de la superficie del agua de mar en el Pacífico ecuatorial. Entonces se da una interacción con la atmósfera que hace que se desplacen los centros de precipitación. Cuando hay un Niño muy fuerte, se dan muchas precipitaciones en la cuenca del Paraná.
- Se producen entonces las inundaciones.
- En las últimas décadas, hubo tres episodios El Niño intensos con impactos globales, y en nuestra región se manifestaron con inundaciones en las provincias vinculadas con el río Paraná y, en menor medida, con el río Uruguay. El episodio más notable fue el que ocurrió en 1982/83, por la magnitud de las inundaciones, su duración de muchos meses y por los daños económicos. En el año 1992 y en 1998 también se produjeron impactos significativos.
- Y desde ese momento, en la última década, cambió la situación.
- Desde 1998 y hasta hace muy poco, han prevalecido condiciones Niña (temperatura del agua superficial en el Pacífico menor a lo normal), que resultaron en menores precipitaciones o sequías en la región. La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA), que viene siguiendo este fenómeno con el apoyo de una red de observaciones y mediciones oceanográficas y climáticas, ha informado que en junio de este año se produjo una transición de una fase neutra a Niño.
- ¿Qué podría suceder?
- De acuerdo con el informe de la NOAA, se espera que esta tendencia se fortalezca hacia fin de año y principios del año próximo. Según la intensidad del fenómeno, podrían esperarse inundaciones en el área mesopotámica argentina o por lo menos un período de mayor humedad. El fenómeno, en caso de consolidarse, proveería mejores condiciones para la agricultura en áreas vinculadas de la región chaco-pampeana.
Perfil
* Enrique Schnack es geólogo y doctor en Ciencias Naturales, orientación Geología, de la Universidad Nacional de La Plata.
* Profesor de la cátedra "Geología del Cuaternario", de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la UNLP.
* Investigador de la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC) de la provincia de Buenos Aires.
* Desempeña funciones en el laboratorio de Oceanografía Costera de la UNLP.
* Fue fundador y director, entre 1979 y 1988, del Centro de Geología de Costas y del Cuaternario, de la Universidad Nacional de Mar del Plata.