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09-08-2009

Estiman que los alumnos no sentirán consecuencias por la pérdida de clases

¿Influyó en el aprendizaje la pérdida de dos semanas de clases?, es la pregunta que se hacen muchos. Los protagonistas consideran que con la participación de todos, se puede superar.

Ya se cumplió la primera semana de clases después de unas largas y atípicas vacaciones de invierno en las que la gripe A fue la protagonista. Los alumnos retomaron las actividades y ahora le quedan por delante meses intensos en los que deberán superar varias evaluaciones y pondrán a prueba sus conocimientos y dedicación. Pero, ¿influyó en el aprendizaje haber perdido dos semanas de clases? En general los especialistas creen que no, pero apuestan a la buena voluntad de alumnos, padres y docentes, para que el año próximo no se sientan las consecuencias.

"La situación en la que hoy nos encontramos va a requerir un gran esfuerzo de todos los miembros involucrados en el proceso de enseñanza y de aprendizaje", explica la licenciada Melanie Markman, secretaria Académica de la Escuela de Ciencias de la Educación de la Universidad Fasta y acota: "Debemos ser muy conscientes de los perjuicios que pueden haberse generado en este período y buscar estrategias tendientes a reestablecer los canales de comunicación que se han interrumpido para evitar que aparezcan dificultades evidenciables con el tiempo".

La especialista recuerda que el propósito de la educación es "brindar a los aprendices la ayuda que necesitan para alcanzar niveles más evolucionados de desarrollo". Visto de esta manera, recuerda que la escuela "es la institución especializada en la transmisión sistemática de la cultura elaborada, que la sociedad selecciona para su reproducción y conservación." Pero para que esta transmisión se de realmente "debe generarse un hábito de trabajo, de estudio. Dicho hábito se construye día a día y requiere de la voluntad para alcanzarlo".

María Angela Palmisciano es una experimentada docente de 1º grado de la escuela Municipal 15 "Juan A. Fava" y considera que "es un poco difícil generalizar" sobre la influencia que puede provocar la pérdida de días de clases ya que "cada alumno en particular tiene  una determinada predisposición hacia el aprendizaje. Su regreso a la escuela, y su posición frente a esta realidad, va a estar condicionado por su grado de madurez respecto a todo el tema escolar, y al lugar que en su entorno familiar ocupa la escuela y por ende su educación", asegura.

Por su parte, María del Carmen, madre de un alumno de 3°grado de la escuela N°10, tiene temor en cómo será la segunda etapa del año, pero apuesta a los docentes y considera primordial el seguimiento de los padres: "Creo que si todos ponen un poco de sí, los chicos no van a sentir las consecuencias. Igual me parece que, sobre todo cuando los alumnos son pequeños, los padres tenemos que estar cerca para ayudarlos".

El papel de las familias

Si bien las familias han asumido un rol esencial acompañando a los estudiantes en las tareas propuestas desde las escuelas, "ahora las escuelas deberán acomodarse a esta nueva situación desde la mirada experta y desde la readaptación de los contenidos retomando las preguntas que guían sus prácticas cotidianas: ¿qué, cómo y para qué enseñar y el qué, cómo y para qué evaluar?", considera Markman.

Palmisciano reconoce que "el aula es un lugar único de encuentros y de intercambios, y si alguien tiene una dificultad, allí estaremos los docentes para ayudar a revertirla". Asimismo recuerda que en otros ciclos lectivos ha sucedido que algunos niños no se reintegraron a clase luego del receso de invierno pasando también por un mes de ausencia motivado por alguna enfermedad, o por el trabajo de sus padres que se desplazaron a otras zonas por la temporada invernal. Ante estas situaciones, "los maestros tenemos las herramientas necesarias para facilitarles la reinserción a clase por medio de la explicación individual, del seguimiento y el apoyo con tareas específicas para suplir el tiempo en que no se asistió a la escuela".

Al respecto la licenciada acota que "considerando que el sujeto del aprendizaje es el hombre y que a ese hombre se le ha impuesto de manera abrupta una nueva modalidad de aprendizaje para la cual no estaba preparado, tenemos que devolverles su lugar en el sistema, ayudarlos a reencontrarse como estudiantes, a retomar la estudiosidad como hábito, para que se puedan adaptar de la mejor manera posible a esta segunda parte del año".

No hay dudas de que la educación se construye entre todos, así que se avecinan meses llenos de desafíos en los que se apuesta a poder salir adelante, pero con el compromiso de todos los actores como premisa.