Crece el número de chicas adolescentes que denuncian situaciones de maltrato
El equipo municipal que atiende las llamadas a la línea Malva detectó un incremento de las consultas realizadas por jóvenes, muchas de ellas de 16 años. Consideran que el fenómeno puede deberse a una mayor conciencia en la comunidad de los derechos de las mujeres.
Un marcado descenso en la edad de las mujeres que denuncian ser víctimas de maltrato fue detectado en las últimas semanas por los responsables de la Dirección de Género de la Municipalidad de General Pueyrredon, a cuyo frente está la licenciada Alejandra Patuto.
En diálogo con LA CAPITAL, la funcionaria describió que el fenómeno comenzó después de las fiestas de Fin de Año y causó sorpresa, tanto en ella como en el resto del equipo. "No sólo se incrementaron las llamadas sino que las mujeres que consultan son cada vez más jovenes" dijo. Y enfatizó: "Muchas no tienen más de 16 años".
Según Patuto, el propio verano explica el incremento de los llamados, que pasaron de ser entre 10 y 12 en 2009 a más de 15 desde el primero de enero. "No sólo hay más personas en la ciudad sino que muchas de ellas suelen protagonizar reencuentros familiares y eso, en determinados contextos, da lugar a situaciones de violencia", reflexionó.
Aunque acaró que el fenómeno es muy reciente como para sacar conclusiones -"Vamos a observarlo durante todo el año", anticipó- Patuto consideró que el incremento de consultas "no necesariamente" tiene que implicar un aumento en los niveles de violencia.
"Pensamos que se puede deber a una mayor conciencia en la comunidad de qué situaciones son realmente violentas y qué derechos les caben a las mujeres", reflexionó.
En este sentido, destacó el programa "Noviazgo sin violencia" que el año anterior llegó a 1.200 alumnos de 40 escuelas. "Esas escenificaciones sirvieron para que muchas chicas entendieran que no es normal que el novio les pegue una cachetada, no las deje ver a sus amigas o les revise los mails", describió.
Además de ese programa, la comuna lleva adelante "Acompañantes en la problemática de violencia doméstica" -en el marco del cual se realizaron 40 talleres en distintos barrios de la ciudad en 2009- y forma parte del programa "Acercar" en los barrios.
"Son muchos frentes a través de los cuales se va generando conciencia en la población, sin contar con la gran difusión que el tema tiene todos los años en torno a días como el 8 de marzo -Día Internacional de la Mujer- y el 25 de noviembre -Día de la No Violencia contra la Mujer-" añadió Patuto.
La respuesta oficial
Las consultas por casos de violencia doméstica se canalizan a través de la línea Malva -o 108- y son atendidas por operadoras especializadas en violencia que cuentan con el apoyo permanente de una psicóloga y un abogado.
Su objetivo es orientar a la persona, prolongar la conversación telefónica lo más posible y "seducirla" (como se dice en la jerga) para que se acerque a la sede de Desarrollo Social -ubicada en Teodoro Bronzini 1145, casi Libertad- para mantener una entrevista personal con el equipo.
El tratamiento, para quienes aceptan realizarlo, implica la realización de terapia de grupo. "Es un trabajo muy lento -aclaró Patuto-. A veces pasan tres meses desde la primera llamada hasta que la chica se presenta personalmente. Sin contar con que la mayoría llamó varias veces y cortó antes de animarse a hablar".
Los casos más graves son derivados al hogar municipal -cuyo domicilio se mantiene en reserva- con capacidad para 17 mujeres. "En los últimos tiempos trabajamos siempre al límite" reconoció Patuto, quien sin embargo consideró que durante los últimos dos años se lograron "grandes avances" en la respuesta de la sociedad al problema.
"Hemos recorrido un largo camino que nos ha permitido armar redes bastante sólidas, así como protocolizar las actuaciones que realizan las distintas entidades, tanto del Estado como del tercer sector, que actúan frente a esta problemática", dijo.
Patuto recordó que además de la Municipalidad la problemática de la mujer maltratada es abordada por instituciones tales como la Comisaría de la Mujer, el Centro de Apoyo a la Mujer Maltratada -CAMM-, el Centro de Apoyo a la Víctima, el Centro de Apoyo al Familiar en Riesgo -Cafer-, las defensorías y los tribunales.
"La red se reúne una vez por mes, se hacen ateneos y cuando hay casos más difíciles de resolver se establecen estrategias comunes", concluyó Patuto.
Distintos casos
Aunque la mayoría de las llamadas a la línea Malva son realizadas por mujeres jóvenes -ver aparte- el equipo que atiende el número 108 recuerda algunas excepciones.
Entre ellas se destaca la de una mujer de 70 años que había sido víctima de violencia doméstica toda su vida. "El problema es que nunca hasta ese momento se había asumido a sí misma en esa posición" dijo la directora de Género de la comuna, Alejandra Patuto.
En otros dos casos las llamadas fueron realizadas por hombres que afirmaron ser víctimas del maltrato de sus mujeres. "En realidad una situación de abuso siempre se da cuando uno de los actores tiene una relación de poder sobre el otro, que no necesariamente tiene que estar dada por la fuerza física -explicó Patuto-. También puede haber otras razones, como por ejemplo quién aporta los ingresos económicos en el hogar". Añadió que los dos casos de hombres que apelaron a la línea Malva se daban en ese último contexto.
En este sentido Patuto insistió en que "la proporción de hombres víctimas de maltrato respecto del total es mínima" y enfatizó que los violentos suelen ser hombres con distintos tipos de relación con las víctimas: "Suelen ser parejas, novios, padres o padrastros", describió.
Los hijos merecen un párrafo aparte. En la línea MALVA han registrado casos de violencia vertical, en los que las víctimas suelen ser adultos mayores cuyos hijos los someten a maltratos físicos.
Luego está el caso niños o adolescentes que sufren el maltrato de sus padres o son testigos de la violencia que éstos ejercen sobre sus madres y hermanas. Al respecto Patuto aclaró que, aunque también son víctimas, el pedido de ayuda no suele surgir de ellos sino de las mujeres de la familia. "Por una cuestión de género estamos mejor predispuestas a pedir a ayuda que los hombres", reflexionó.