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10-01-2011

Ironía en plena dictadura militar

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María Elena Walsh publicó la carta "Desventuras en el País Jardín de Infantes" en plena dictadura militar y el artículo fue tomado por organizaciones de derechos humanos en los 80 como un ejemplo de resistencia y condena a la censura y las listas negras del régimen. Walsh publicó en 1979, en el suplemento cultural del matutino Clarín, el artículo dirigido a "gobernantes" y "celadores", a quienes luego llama "censores" y presenta como ineptos para discernir en permisos y prohibiciones, y les "toma el pelo" por "incinerar 'La historia del cubismo' o 'Las memorias de (Groucho) Marx'".

"El censor no exhibe documentos ni obras como exhibimos todos a cada paso, suele ignorarse su currículum y en qué necrópolis se doctoró", señaló en el artículo, para agregar que la cultura de estos celadores "puede ser ancha y ajena como para recordar que Stendhal escribió dos novelas: 'El rojo' y 'El negro', y que ambas son sospechosas es dato folklórico y nos resultaría temerario atribuírselo".

La poeta y cantautora dijo que "el productor-consumidor de cultura necesita saber qué pasa en el mundo, pero sólo accede a libros extranjeros preseleccionados, a un cine mutilado, a noticias veladas, a dramatizaciones mojigatas" y sostuvo que "se suscribe entonces a revistas europeas (no son pornográficas pero quién va a probarlo: ¿no son obscenas las láminas de anatomía?) que significativamente el correo no distribuye".

"Un autor tiene derecho a comunicarse por los medios de difusión, pero antes de ser convocado se lo busca en una lista como las que consultan las Aduanas, con delincuentes o 'desaconsejables'", describió sobre la época.

Sobre su condición de escritora, afirmó que "la autora firmante cree haber defendido siempre principios éticos y/o patrióticos en todos los medios en que incursionó, creyó y cree en la protección de la infancia y por lo tanto en el robustecimiento del núcleo familiar".

"Pero la autora también y gracias a Dios no es ciega, aunque quieran vendarle los ojos a trompadas, y mira a su alrededor", escribió.

"Sí, la firmante se preocupó por la infancia, pero jamás pensó que iba a vivir en un País-Jardín-de-Infantes, menos imaginó que ese país podría llegar a parecerse peligrosamente a la España de Franco, si seguimos apañando a sus celadores", agregó.

Walsh recordó "esa triste España donde había que someter a censura previa las letras de canciones, como sucede hoy aquí y nadie denuncia; donde el doblaje de las películas convertía a los amantes en hermanos, legalizando grotescamente el incesto".

En otro de sus párrafos, sostuvo que "en lugar de presentar certificados de buena conducta o temblar por si figuramos en alguna 'lista' creo que deberíamos confesar gandhianamente: sí, somos veinticinco millones de sospechosos de querer pensar por nuestra cuenta, asumir la adultez y actualizamos creativamente, por peligroso que les parezca a bienintencionados guardianes".

"Veinticinco millones, sí, porque los niños por fortuna no se salvan del pecado, aunque se han prohibido libros infantiles, los pequeños monstruos siguen consumiendo historias con madrastras-harpías, brujas que comen niños, hombres que asesinan a siete esposas, padres que abandonan a sus hijos en el bosque, Alicias que viajan bajo tierra sin permiso de mamá", dijo la escritora.

"Esta no es una bravuconada, es el anhelo, la súplica de una ciudadana productora-consumidora de cultura", manifestó, y agregó que "es un ruego a quienes tienen el honor de gobernarnos (y a sus esposas, que quizás influyan en alguna decisión así como contribuyen al bienestar público con sus admirables tareas benéficas): déjennos crecer", subrayó en el mismo texto.

Walsh escribió en ese documento que "es la primera condición para preservar la paz, para no fundar otra vez un futuro de adolescentes dementes o estériles".

"Todos tenemos el lápiz roto y una descomunal goma de borrar ya incrustada en el cerebro. Pataleamos y lloramos hasta formar un inmenso río de mocos que va a dar a la mar de lágrimas y sangre que supimos conseguir en esta castigadora tierra", concluyó.