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16-06-2012

Alvarado tocó el cielo con las manos

Ascendió al Argentino A tras una final inolvidable. Fueron decisivos los guantes de Chiappa en los penales. Pero antes hubo un equipo de ?guerreros? que dejó todo en la cancha. La entrega y corazón de los jugadores fue la clave para ganar un partido que duró más de tres horas y tuvo todos los condimentos.

por Juan Miguel Alvarez

[email protected]

Twitter: @jmalvarezmdq

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Enviado especial

GENERAL ROCA, Río Negro.- Heroico. Histórico. Memorable. No hay calificativo que pueda ilustrar de forma cabal lo que sucedió ayer en unas lejanas tierras de la Patagonia. En un partido de ribetes inolvidables, Alvarado superó a Deportivo Roca 4-3 en la definición por penales, después de igualar 2 a 2 en los 170 minutos que duró el juego (que tuvo varias interrupciones), y logró el añorado ascenso al Argentino A de fútbol, para estar otra vez en la elite del fútbol del interior.

En General Roca, como en toda la temporada, el equipo marplatense no fue un equipo admirado por su juego, pero sí por la entrega de quienes defendieron la camiseta. ?A Alvarado grande lo hace la gente?, se jactan los hinchas. Ayer, esta institución volvió a ser grande por sus jugadores.

El partido evidenció lo que se preveía. Dos equipos parejos, con buenas cartas ofensivas, pero muchas falencias en la defensa. Y, tácticamente, tampoco tuvo muchas sorpresas. Deportivo Roca lo buscó doblegar por las bandas y Alvarado esperó con sus dos líneas de cuatro y salió rápido para aprovechar las réplicas.

Los primeros minutos fueron lo más parecido a una final. Antes y después de la pronta suspensión (ver página 8), el partido fue trabado y muy hablado. Los dos jugaron con los ?dientes apretados?, pero no tuvieron claridad ni precisión para manejar la pelota. La cancha, muy rápida, influyó para este contexto.

Pasada la mitad de la primera parte (no en tiempo real, debido a los sesenta minutos que estuvo parado), aparecieron las emociones. Una tras otra. Porque los dos pudieron desarrollar lo pensado de mitad de cancha para adelante, pero tuvieron muchas complicaciones en su propio campo.

Abrió el marcador Alvarado. Sosa hizo una corrida fenomenal por izquierda y cedió para Galeano -la figura mientras estuvo en cancha-, quien metió un centro bajo para la llegada al gol de Juan Fittipaldi.

Seis minutos más tarde, el juez no cobró un empujón de Fernando Fernández sobre Ischia, la pelota quedó en poder de Héctor Castro, éste tocó para el solitario Taborda, quien tuvo todo el tiempo del mundo para definir. Uno a uno.

La visita manejó bien los contraataques (Roca no tuvo coordinación en el retroceso), casi siempre comandados por el corajudo y habilidoso Diego Galeano. El ex Banfield ya había avisado con un tiro libre y, enseguida, tras una maniobra individual, metió un derechazo esquinado para volver a desnivelar el marcador.

Pero Alvarado volvió a cometer el mismo pecado, no ?durmió? el partido y perdió rápido la ventaja: centro de Fernández desde la derecha que conectó de cabeza Damián Jara.

El segundo tiempo arrancó con la misma tónica, hasta que otra situación polémica interrumpió el partido. Galeano se quejó de un golpe ante el juez de línea y el árbitro, a instancias de su asistente, expulsó al jugador marplatense. Todos los futbolistas marplatenses, titulares y suplentes, más el cuerpo técnico, ?se le fueron al humo? a la terna arbitral. Después, la pelea fue con gente allegada al local que estaba en inmediaciones del campo. Un bochorno.

Pero no terminó ahí. El mendocino Carlos Salinas, que debió expulsar a algún visitante más por los disturbios (Christovao fue el más desencajado), siguió como si nada. Y después, le sacó una amarilla a Gelatini por un codazo al propio mediocampista central marplatense.

El partido continuó totalmente desvirtuado. Roca fue con ímpetu y complicó en cada centro. Alvarado hizo un desgaste notable para sufrir lo menos posible e incluso tener alguna posibilidad en el arco contrario.

A los 49?, el local tuvo la más clara. Prioreschi dejó solo a Taborda, pero el goleador, infalible hasta acá, erró el mano a mano más importante. Y a los 59?, sí ¡59! -y se jugaron 6 más-, un cabezazo de Rivas pegó en el palo.

Toda la entrega de los jugadores de Alvarado tuvo su premio, una vez más, en los penales. Sebastián Fernández no pudo convertir la definición para ganar, pero Chiappa, que ya había contenido uno, se quedó con la pelota del campeonato.

?El penal más fantástico del que yo tenga noticia se tiró en 1958 en un lugar perdido del valle de Río Negro?, nos contó alguna vez Osvaldo Soriano en ?El penal más largo del mundo?. Hoy Alvarado puede decir que el partido más largo y fantástico lo protagonizó en el mismo sitio. Y se quedó con toda la gloria.