La última hazaña de Páez: casi a los 40, lograba su tercer título argentino
por Raúl Ramírez
Decir que Miguel Angel Páez fue uno de los más completos boxeadores marplatenses es casi redundante. Fue el primer profesional en conseguir tres títulos de campeón argentino en categorías diferentes. Y la tercera, la consiguió en Olavarría con casi cuatro décadas de edad.
La hazaña del "viejo" Páez, como lo llamaba el mundillo boxístico nacional por entonces, viajó a aquella ciudad bonaerense donde el 8 de setiembre de 1978 enfrentó al entonces campeón pesado liviano, Rubén Macario González, rosarino, 8 años menor que el marplatense. LA CAPITAL estuvo allí en aquella oportunidad con un cronista y dos reporteros gráficos.
Miguel, dirigido por Héctor Di Pilato y Ubaldo Sacco, con gimnasio en dependencias de la UTA en Belgrano 4575, lució un estado físico impecable. Costaba creer que cercano a los 39 años y habiendo estado poco activo en 1977 y 1978 (había realizado sólo cinco peleas en dos años), llegara al ring con tanta prestancia. Creo que el rival comenzó a sentir el peso del encuentro cuando, ya sobre el cuadrilátero, vio de cerca a quien tendría enfrente suyo.
Miguel fue dominador desde el comienzo. Se imponía por calidad y presencia. Pero como Rubén González era un verdadero profesional y temerario guapo, aguantó hasta que pudo. El boxeo exquisito de Páez y la justeza y potencia de los golpes, terminaron por desmoronar al rival. El árbitro detuvo la desigual pelea en el 12° y último round. Debió haberlo hecho mucho antes. Ganó Páez por K.O.T., era ya campeón argentino pesado liviano, como lo había sido antes en medio pesado desde 1965 hasta finales del '68 y en peso pesado en 1971, cuando destronó a Eduardo Corletti en Temperley. Esa noche la pelea se vio por televisión y al ser entrevistado Páez hizo algo que estaba poco menos que prohibido: "Dedico este triunfo -dijo ante las cámaras- a mi amigo el General Juan Domingo Perón". Después de esa noche, estuvo casi un año inactivo. Nadie se animaba a programarlo.
Pero volviendo a Olavarría '78, escenario de su tercer título nacional, récord por entonces, digamos que dos días después, ya en Mar del Plata, visitó LA CAPITAL como era su costumbre. La redacción dejó de trabajar para felicitarlo. ¿Qué podés decir de esta nueva corona? Su respuesta fue irónica y contundente: "Siempre estuve lleno de títulos... pero no de guita". De todo lo narrado se están cumpliendo 32 años y Miguel hace 12 que nos dejó.
