En las calles de Berlín, Barcelona, Madrid, Buenos Aires y, ahora, Mar del Plata, se pueden observar los coloridos carteles de “Viva la Pepa”; “Por favor, no abusar de Internet”; “Por favor, baje su consumo”; o “Viva la fantasía”, entre otros. La tipografía negra, sobre colores tropicales, típica de los afiches de la bailanta, interactúan con consignas modernas que identifican al autor de los mismos: el Movimiento Petrushaus.
Detrás del mismo se encuentra el artista Ale Giorgga (licenciado en Museología), que eligió al afiche como soporte para frases que pretenden “poner en evidencia diversas problemáticas socioculturales contemporáneas”, como pueden ser las drogas, la era digital, la política y la sostenibilidad.
“Los afiches tipográficos en Argentina fueron la plataforma histórica de diversos contenidos publicitarios, de política y de expresiones artísticas”, explicó Giorgga.
Los afiches, de letras negras gruesas sobre fondos de colores chillones, tienen algo de psicodelia a lo que se suman las frases lisérgicas que se mueven entre la ironía y la inocencia.
“La obra está pensada para convivir en la calle con múltiples estímulos visuales y comunicacionales”, detalló el artista.

Golpe y efecto

Sobre la búsqueda de su trabajo, Giorgga describió que la idea es “generar impacto en la gente y provocar un shock de reflexión sobre lo que se comunica”.
El desafío permanente al que se enfrenta es el de enunciar conceptos sobre los temas de los que trata la obra en pocas palabras: “Los afiches transmiten de manera directa y simple el mensaje, proponiendo un sinfín de interpretaciones según el interlocutor y su contexto”, definió.
El nombre de Movimiento Petrushaus surgió después de una estadía de Giorgga en Villa Ballester (oeste del Gran Buenos Aires) en 2012, en la casa de Petrus. En alemán, haus significa casa. Y la suma de ambos dio origen al mismo.
Si bien la autoría del proyecto corresponde a Giorgga, el artista explicó que el Movimiento involucra a más participantes en su producción y que, además, está pensado para propiciar que otros artistas y colegas intervengan en las frases y en la acción que se desarrolla en la calle. Y ejemplifica con lo sucedido en Barcelona, cuyos afiches son su creación pero los de Berlín, Málaga, Bruselas, Granada y Madrid, entre otras, se deben a colaboraciones de terceros que generó una red en “expansión permanente”.