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La Ciudad 4 de diciembre de 2016

“La sociedad argentina está desunida y debe tomar a la educación como bandera”

Para el neurólogo Facundo Manes, los argentinos deben exigir a los políticos que la educación sea prioridad en el país y dar espacio así a un nuevo paradigma del conocimiento.

por Albertina Marquestau
@albermarquestau

Facundo Manes desde hace cuatro años recorre el país llevando el mismo mensaje: los argentinos deben tomar a la educación como bandera y trabajar en el nuevo paradigma del conocimiento. Está tan convencido de eso que decidió sumarse ad honorem al gobierno de María Eugenia Vidal, desde donde trabajan en coordinación con los ministerios para “estimular los recursos cognitivos, emocionales y sociales de los habitantes”.

Distendido, previo a la una charla ante 500 personas integrantes de la familia de EDEA, Manes dialogó con LA CAPITAL y explicó por qué cree que el país tiene que vivir otro “año glorioso como fue el 83′ “, donde “todos teníamos la democracia como bandera y estábamos unidos”.

– Hace unos días brindó una charla a policías a quienes les dijo “necesitamos un nuevo clima de época y un paradigma”, ¿qué significa eso?

– Más allá de mi trabajo como médico, neurólogo, científico, rector de la Universidad Favaloro, tengo un compromiso con mi país y creo que la ciencia le puede aportar muchísimo al desarrollo de Argentina y también a las políticas de Estado. En ese contexto, con varios científicos asesoramos ad honorem a una unidad ejecutora de la provincia de Buenos Aires que está a cargo de Martín Massimino, que se creó por indicación de la gobernadora María Eugenia Vidal y tiene como objetivo que sea una política de Estado estimular los recursos cognitivos, emocionales y sociales de los habitantes, sobre todo en sectores vulnerables y adultos mayores. En ese contexto de asesor de la gobernadora, estamos tratando de comentarles a maestros, funcionarios y policías, entre otros, el valor del bienestar, de lo que la ciencia sabe de cómo preservar el cerebro para realizar las tareas y también el valor de la educación. Con respecto a ese punto particular que preguntaste, yo creo que si la Argentina fuera un hospital sería solamente la emergencia, un lugar donde sanan las heridas, las hemorragias. Pero el hospital tiene muchos otros lugares como obstetricia donde nace gente, la maternidad, el área de prevención, de investigación, de epidemiología; y como país estamos permanentemente dedicados a la coyuntura, pero en la sociedad no tenemos planes que nos unan a largo plazo. Los argentinos, si nos ponemos a hablar del pasado y del presente, vamos a tener diferencias, y eso es lógico. Pero los países que se desarrollaron y son inclusivos, más allá de las diferencias lógicas del pasado y del presente, fueron creativos en desarrollar una o dos políticas de Estado en la que estamos todos de acuerdo y eso es lo que yo llamo el nuevo paradigma que para mí es el conocimiento.

– ¿Cómo sería esto en la práctica?

– En el 83′, peronistas, radicales, de derecha, de izquierda, todos estábamos de acuerdo con la democracia. Había un clima de época que nos unió, desde entonces no tenemos un clima nuevo entonces para mí hay que crearlo y tiene que ser en algo que estemos todos de acuerdo. Entonces me pregunto, quién va a estar en desacuerdo en cuidar los cerebros de los argentinos, en combatir la pobreza, la mal nutrición y los efectos de eso en el cerebro, todo eso es el paradigma del conocimiento. Lo importante acá, y en lo que estoy poniendo mi granito de arena, es que esto no va a pasar si la sociedad no lo pone como prioridad. Ahí está mi recorrida por el país, que llevo 4 veces dando vueltas, y ojalá que haya muchos más que hagan lo mismo. Hay mucha gente muy capaz en Argentina, lo que tenemos que lograr, como pasó con la democracia, que la sociedad pida esto. En el 78′ había gente que desaparecía, otros que se exiliaron, otros lucharon por la democracia, y otros miraban el Mundial de Fútbol. Y en ese paralelismo creo que hoy estamos como en esa época porque no nos uníamos, por eso debemos poner como prioridad a la educación, a la ciencia, al conocimiento. Aspiro a tener otro año 83′, en este caso del conocimiento, que ese sea el nuevo paradigma y eso lo tiene que pedir la sociedad. Hoy si pedimos que hagan prioridades de los problemas de la Argentina ponen: inseguridad, corrupción, narcotráfico, pobreza, pero no aparece la educación, innovación, ciencia y tecnología y cerebro saludable. Lo que no saben es que todos estos temas se relacionan con inversión en el cerebro saludable, en educación, etc. Entonces, la lucha es poner a la sociedad reclamando esto.

Nuevo clima

– Pero entiendo que por ejemplo, en una recorrida por el país, se encontrará con gente que tiene necesidades básicas insatisfechas y este planteo quizás les resulta difícil de implementar…

– Sí y no y voy a explicar por qué. En estas recorridas que hago por el país desde hace unos años, he encontrado que la sociedad quiere un nuevo clima de época. Por ahí no es el conocimiento, sino que viene una dirigencia u otros referentes sociales que dicen que el paradigma tiene que ser otro, pero en definitiva creo que la gente quiere algo. Los seres humanos necesitamos un propósito en la vida. Más allá de lo que comemos, de los sueldos, del auto o el celular, necesitamos un propósito. Y la sociedad está demandando esto. Voy a contar una anécdota de hace algunos años cuando no era muy conocido. Estaba en Corrientes donde había ido a realizar una charla, a la tarde me avisan que el estadio ya estaba lleno y que había cuadras de gente que no iba a poder entrar, por lo que sugirieron que vaya a saludarlos. Así que salí a caminar y en la cuarta cuadra veo a una señora muy grande, humilde y le pregunto ¿por qué viene a escucharme? -el título de la charla era ‘El valor del conocimiento’-, y me dice: Vinimos como 7 en una camioneta de un pueblito porque usted es como nosotros, pero gracias a la educación llegó. Para mí la educación no es un slogan, a mí me transformó la vida.Yo no nací en una elite social ni cultural ni económica, sino que la educación me abrió puertas, me permitió conocer el mundo, me dio la autoestima necesaria para perseguir mi sueño, así que para mí la educación es algo personal y creo que cambia vidas. La educación y el conocimiento abren puertas, y hay un sector grande de la sociedad que está empezando a pensar así.

– Escuchar hablar a los políticos de educación es recurrente, pero en la práctica muchos no reflejan el mismo interés, ¿qué cree que sucede entre esa teoría y la práctica?

– Lo que sucede es que la sociedad no lo pide. Cuando la gente vote por la educación, los dirigentes lo van a hacer, por eso digo que la presión y el cambio surgirán desde la sociedad. Hay que lograr instalar que la mayoría de los argentinos entiendan que los países que se desarrollaron, no invirtieron después en ciencia y tecnología, sino que lo hicieron antes. Acá en Argentina hubo períodos de crecimiento económico sin embargo, no hubo desarrollo.Hay un 1/3 de pobreza.Lo que marca que el crecimiento económico sólo, no genera desarrollo inclusivo. En el país desde que soy chico hablamos de los mismos temas: fuga de divisas, inflación, dólares. Por qué no empezamos a hablar de lo que realmente desarrolla un país que es el crecimiento económico pero también basado en el innovación, la ciencia, la tecnología. Entonces la sociedad está empezando pero hay que trabajar muchísimo. Pero esto no va a pasar sino se pone como prioridad el tema y si no entiende que puede convertir a la Argentina en un país grande.

Docentes solos

– ¿Qué rol juega el docente en su propuesta?

– Hay que poner al docente como prioridad. Ser docente tiene que ser un trabajo muy prestigioso, aparte hemos dejado solo al docente en la Argentina porque todos hablan de la educación pero le dejamos las cosas para que las resuelvan ellos cuando el problema es de todos. La educación es algo diario: cuando no frenamos en un semáforo, bajamos a la banquina para adelantarnos ante un embotellamiento, cuando como padres no nos involucramos en la educación de nuestros hijos. Tenemos que cambiar culturalmente y poner en serio a la educación como prioridad.

– En la capacitación docente que hubo en Buenos Aires en noviembre supongo que inspirado en su pensamiento, se abordó un poco el tema de la neuroeducación. Algunos educadores lo tomaron bien y a otros les asustó. ¿De qué se trata esto?

– Mira, agradezco la pregunta y la voy a responder en dos puntos. Uno es el rol de las neurociencias en la educación. La neurociencia es una rama de la ciencia que estudia el cerebro y el aprendizaje. La educación son dos cerebros -o más- conectados, e involucra aprendizaje así que resulta obvio que los avances en entender el órgano con el cual aprendemos y que está involucrado en la educación, son de impacto. Pero, hay un peligro, en mi opinión los neurocientíficos no podemos darles recetas a los docentes de cómo tienen que educar basados en lo que sabemos,sino que tenemos que construir puentes y un trabajo codo a codo porque los neurocientíficos no conocemos lo que pasa en el aula, no tenemos experiencia en pedagogía entonces yo lo veo a esto como un marco teórico interesante que recién está naciendo y que requiere que los neurólogos seamos humildes y trabajemos a la par de los que expertos de educación para generar un marco teórico que ayude en el futuro. Hoy recién está empezando este diálogo pero sería un error que los neurocientíficos les demos recetas a los docentes basado en lo que sabemos del cerebro. Tenemos que construir puentes con los educadores y los expertos de cómo funciona el cerebro.Por otra parte, creo que hoy la neurociencias tienen herramientas, algunas los docentes intuitivamente lo saben y las usan, a las que podemos darle sustento científico. Por ejemplo, dormir bien es clave para aprender, jugar, alimentarse bien, hoy sabemos que si un chico es experto en matemáticas es un error decirle que es un genio, sino hay que incentivarlo a que pruebe hacer un ejercicio de otra manera, por ejemplo. También sabemos que para aprender desde la neurociencia es más importante valorar el esfuerzo, el trabajo y el método, que las habilidades naturales. Claramente hay información que hoy mismo se puede traspasar pero que hay que dialogar y generar un marco teórico: eso es neurociencia y educación.

Cambios

– Todo esto ¿implica un cambio de la educación tal y como la conocemos hoy?

– Sí, en el mundo hay que cambiar la educación porque cuando nosotros éramos chicos el docente transmitía información. Yo me acuerdo en Arroyo Dulce, donde soy, que el docente llegaba y decía “San Martín cruzó Los Andes” y yo lo aprendía y eso generaba respeto, admiración, motivación. Hoy la información está disponible. Un chico de 12 años que tiene un celular y acceso a internet tiene más información disponible que el presidente de Estados Unidos cuando decidió conquistar la luna. Y esa información cada vez será mayor. El rol del docente no es transmitir información hoy, sino que es cómo los chicos procesan esa información disponible, cómo generan nuevos contenidos, trabajan en equipo y se comunican. Para eso hay que reinventar la educación porque el rol del docente hoy es básicamente también, inspirar motivar y ser un ejemplo. Así que en el mundo hay un gran debate sobre cómo reinventar la educación porque todavía nos manejamos con la transmisión de información, y hoy eso está disponible.

– Eso de reinventar la educación, ¿cree que también implicaría pensar en abandonar el concepto de aula y de alumnos mirándose las nucas?

–  Sí, eso era de la educación en serie, donde los chicos aprendían en serie. ¿Cuál es el rol de la educación hoy? Buscar los talentos de los alumnos y potenciarlos, pero masivamente muchas veces eso no se puede hacer. Hoy la tecnología también puede ayudar a que el docente divida en grupo ayudado por tecnología a los chicos, de acuerdo a sus habilidades. Pero la tecnología nunca va a reemplazar al docente porque el factor humano es clave para aprender. El docente seguirá siendo un factor importante, pero hay que reinventarlo.



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