Las obras de lo que iba a ser el Centro Cívico del Oeste, en Libertad y Tandil, están paralizadas desde octubre del año pasado y los vecinos, desilusionados, empiezan a temer que no sólo quede abandonada sino que además se transforme en un refugio de vándalos.
Antes de terminar su mandato, en noviembre del año pasado, el intendente Gustavo Pulti dijo que la primera etapa de la obra, pensada para el traslado de oficinas municipales, estaba terminada. Aludía a la estructura de los dos edificios que se pensaban ejecutar, uno de cuatro pisos y otro de tres, en una superficie de 13.400 metros cuadrados. “Resta avanzar en los cerramientos y en la puesta en funcionamiento”, comentaban los funcionarios.
El gobierno de Carlos Arroyo, sin embargo, se convenció rápido de que el municipio no está en condiciones financieras para afrontar tamaña obra, por lo que recién podría continuarla cuando consiga financiamiento de la Provincia o la Nación. Con suerte, en el 2017, según sostienen en el gobierno (ver aparte).
El desconcierto de los vecinos se palpa con sólo recorrer las cuadras linderas al predio. “Nada se sabe. Dijeron que lo había comprado Telefónica, que iban a hacer un colegio, que Arroyo iba a hacer un hospital en lugar de traer el municipio, pero por lo visto quedó parado. La empresa ya se llevó todas las herramientas, las grúas, todo”, lamenta Alejandro Luna, encargado de una gomería.
“Una empresa de demolición lo estuvo midiendo, no sé si lo irán a demoler”, agrega, y no duda de que la obra hubiera beneficiado al barrio. “Iban a asfaltar 10 cuadras a la redonda. Aparte de tener el negocio, vivo acá a tres cuadras, me crié acá en el barrio. Nos hubiera venido todo bien. Lo bueno hubiera sido que hagan un hospital en lugar de traer oficinas”, opina.
Luna hace notar que las vigas “ya se están doblando” y que tres días antes de las elecciones “desarmaron (los equipos de trabajo) y se los llevaron”. Sólo quedó una grúa, que se llevaron “hace unos 25 días”.
Karina Márquez, que atiende un mercado, lamenta que la obra haya quedado “descuidada”. Asegura que los vecinos están preocupados “por si se mete alguien a hacer desastres”. Y enseguida agrega: “Estábamos muy ilusionados con que se haga algo, iba a cambiar el barrio, pero quedó en la nada”.
La comerciante recuerda que “no hay más movimiento desde que asumió este intendente” porque el nuevo gobierno “dijo que tenían prioridad otras cosas”. Y se preocupa porque el abandono llama a la inseguridad. “Ya no pasan ni los camiones a limpiar”, cuenta.
Desde atrás de las rejas del locutorio que atiende sobre avenida Libertad, Eugenio Ramajo coincide que no se supo más nada de la obra “desde que asumió el nuevo gobierno”. A su entender, es necesario aprovechar al menos lo que ya se construyó: “Es una estructura ya armada desde hace tiempo. Es una lástima que quede así. Algo tendrían que hacer”.
¿Qué le gustaría que pusieran? “Cualquier dependencia para descentralizar, ya sea Tránsito, un hospital, la Policía Local o lo que sea para darle movimiento al barrio, eso es lo que necesitamos. Ojalá que este gobierno le dé una utilidad y una finalización”, anhela.
Carlos Rodríguez, dueño de una forrajería en la zona, comparte la opinión. “Acá hubo una inversión grande, de 40 o 50 millones, pero así como está la obra no le sirve a nadie”, se queja.

“Nada en concreto”

El presidente de la sociedad de fomento del barrio Libertad, Dante Albornoz, asegura que la última información que tuvo sobre la obra se la proporcionó, en una charla informal, el secretario de Salud, Gustavo Blanco. “Me dijo que en el lugar se iba a a hacer algo, pero no nos dijo nada en concreto”.
Esa conversación fue hace “más de dos meses”. Según Albornoz, “algunos vecinos quieren formar una comisión para presentarse en la Municipalidad y ver qué se va a hacer con eso” porque “hay miedo a una usurpación porque eso ha quedado completamente abandonado”.
El fomentista no tuvo ningún encuentro con el intendente para tratar esta preocupación vecinal. “Le he pedido a través de otros integrantes del gabinete una reunión y quedaron en confirmarnos. Estamos viendo si se la pedimos formalmente porque queremos saber qué va a pasar”, comenta. Y hasta sugiere un uso que por el momento no se había tenido en cuenta. “Podría funcionar la salita de salud del barrio. Ya casi no tenemos espacio, ha quedado chica”.