Lucas Pavón, un peligroso joven de 19 años que está imputado por el crimen de un testigo de Jehová cometido en enero de 2015, se fugó mientras cumplía arresto domiciliario en su casa.

La información sobre la huida de Pavón se conoció ayer, aunque el hecho ocurrió el domingo pasado, cuando el personal del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) descubrió que la pulsera magnética que portaba el recluso estaba fuera de sistema. Según sospechan los investigadores, el joven se habría quitado el aparato tras provocarle un desperfecto que hace que no pueda funcionar el monitoreo satelital.

Pavón estaba detenido desde el 14 de enero del año pasado, cuando aún era menor, por el crimen de José Miguel Carricaburu (54), asesinado durante un asalto. Por el hecho también fue atrapado el otro de los sospechosos, de 24 años.

Ahora, la policía busca intensamente a Pavón por distintos sectores de la ciudad, bajo las órdenes del fiscal Marcelo Yanes Urrutia, del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil. Hasta anoche, el joven continuaba prófugo.
El caso, ocurrido el sábado 4 de enero de 2015, comenzó siendo investigado por el fiscal de mayores, Eduardo Amavet. Sin embargo, luego de que se descubriera que estaba incriminado un menor -en ese entonces Pavón tenía 17 años-, la causa pasó a manos de la fiscal Mariana Baqueiro, actualmente de licencia.

Días después del crimen de Carricaburu, la policía allanó una casa de Punta Mogotes en la que vivía el menor, pero no lo encontró en el lugar. Por eso, pasó a ser considerado prófugo hasta que él mismo se presentó en Tribunales con su abogado particular.

Tras ello, Pavón quedó detenido y su identidad no se difundió. Sin embargo, la Cámara de Apelaciones lo benefició al dictarle el arresto domiciliario mientras estaba bajo prisión preventiva. Y el joven cumplió el regimen del que gozaba hasta el domingo pasado, cuando escapó de su casa tras los festejos de Año Nuevo.